11 May 2025
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Nueve de Julio

La ministra Patricia Bullrich se afilió a La Libertad Avanza

A menos de quince días de las elecciones en la Ciudad, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, selló su pase a La Libertad Avanza. Lo hizo en un acto discreto pero simbólico, acompañada por la secretaria general de la Presidencia y artífice silenciosa del armado libertario, Karina Milei. La hermana del presidente sorprendió al brindar su primera entrevista en cámara, tras el evento, mientras crece la tensión con el PRO.

Como si el año 2023 no hubiera existido y las diferencias ideológicas se hubieran disuelto en el aire, Bullrich firmó su adhesión al partido de gobierno en un stand improvisado en la Plaza Vicente López. A su lado, Karina Milei celebró el ingreso de la ex candidata presidencial del PRO con una frase que dejó poco margen a la interpretación: “Fue fácil convencer a Patricia porque ella ya era violeta hace tiempo”.

Pasadas las 18, ambas llegaron abrazadas a la esquina del coqueto barrio de Recoleta. Entre selfies, vítores y el ya clásico «¡Viva la libertad, carajo!», la escena se tiñó de épica libertaria. Entre el público, predominaban los seguidores de Bullrich, con quienes se mezclaban militantes curiosos, perros de raza y figuras poco habituales en la política tradicional.

Ya en el precario punto de afiliación —donde minutos antes algunos vecinos sumaban sus datos para ser convocados—, Karina exhibió triunfante la ficha firmada: “Esta es la desafiliación del PRO”. El gesto no fue inocente. En un bastión históricamente macrista, la movida representa un golpe directo a Mauricio Macri y sus intentos por conservar poder real dentro del espacio opositor.

En los cálculos de la Casa Rosada, esta elección porteña será clave para definir la correlación de fuerzas en las negociaciones de cara a las elecciones nacionales de octubre. Bullrich aporta no sólo su figura mediática, sino también una base de votos fieles en territorio porteño, que podría inclinar la balanza frente a candidaturas como la de Silvia Lospennato.

La pulseada también se juega en la comunicación. Mientras se desarrollaba el acto, el vocero presidencial, Manuel Adorni, ausente por una entrevista televisiva, fue representado por una gigantografía en tamaño real que generó abrazos y selfies como si se tratara de una aparición milagrosa. Más tarde, coincidiría con Karina en una entrevista televisiva.
En su primera aparición mediática, Karina Milei se mostró suelta y enfática: “Ella (Bullrich) siempre me decía que ya era hora de pasarse a LLA, porque es el partido que está llevando a cabo las ideas en las que cree”. Y remató con una declaración de principios: “Nuestro líder es Javier, pero lo importante son las ideas, que queremos que perduren más allá de su mandato”.

El pase de Bullrich fue acordado días antes con el círculo íntimo de Karina, donde Pilar Ramírez juega un rol central. Apenas semanas atrás, la ministra había negado cualquier intención de afiliarse. Pero el escenario cambió: con la campaña de Adorni en marcha y la amenaza de fuga de votos, la incorporación se convirtió en una jugada estratégica.
Sin diálogo con Macri desde hace meses, Bullrich ya se había distanciado del PRO no sólo políticamente, sino en los hechos: desembarcó en el oficialismo con funcionarios, equipos y aliados propios. Su incorporación formal no hace más que confirmar un movimiento que ya era evidente.

El PRO reaccionó con dureza. A través de sus redes, lanzó un comunicado en el que acusó a Bullrich de traicionar a quienes la votaron: “Patricia Bullrich fue elegida en representación del PRO y acompañada por más de 6 millones de votos. Hoy, al darle la espalda a quienes creyeron en ella, deja atrás una parte muy grande de su reputación. Tal vez toda”.
La idea de la “reputación” atravesó el mensaje del PRO como una advertencia ética. En política, dicen, la representación impone límites a la libertad individual. Bullrich, sin embargo, parece haber tomado otra ruta. El pragmatismo pesa más que la lealtad.

Entre cosplay, perros y perfume francés

Aunque la convocatoria no fue masiva, el color no faltó. Entre los asistentes, destacó un militante disfrazado con armadura de Warhammer 40.000, mientras que Juan Ignacio Bouttet, alias “El niño brócoli”, se sacaba fotos como celebridad de culto. También estuvo el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, rodeado de señoras entusiastas de perfume importado y peinados de peluquería. Y, como ya es costumbre en el ecosistema libertario, los perros también dijeron presente. Caniches toy, bulldogs franceses y pugs jadeaba bajo el sol, mientras sus dueños celebraban la postal de una política que ya no se parece en nada a la vieja guardia. Karina Milei, amante declarada de los animales, no dudó en acariciar a uno de los presentes. El gesto fue devuelto con la indiferencia típica de un pichicho que desconoce haber sido tocado por la mano más poderosa del oficialismo.

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