(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
El niño y el movimiento van de la mano, hay que permitirle que realice la mayor cantidad de actividad física que desee, y no inducirlo a un deporte determinado a una edad temprana.
Es por eso que la actividad en la niñez, infanto juvenil, deberá ser multidisciplinaria.
Si existen preferencias para la práctica de un deporte, es a partir de los 11, 12 años… puede ir especializándose, no antes.
Se sabe que disciplinas de alto rendimiento no siempre van de la mano o asociadas a la salud.
No hay que prohibirles a las niñas que se involucren con actividades físicas, teóricas, de un varón, porque de lo contrario estaremos formando una futura sedentaria. Y hoy, en este mundo globalizado en igualdad de oportunidades para todos, no existen impedimentos para realizar cualquier actividad, teniendo en cuenta las características físicas y fisiológicas.
Una de las creencias que generan temor en los padres es pensar que la gimnasia, el entrenamiento con sobrecarga o concurrir a un gimnasio puede acortar el crecimiento y desarrollo u ocasionar algún riesgo en su salud.
Y es todo lo contrario, si el entrenamiento está debidamente planificado y controlado por un profesional en el tema, será beneficioso en tres aspectos: 1º logrará un desarrollo corporal y un fortalecimiento musculoesquelético mayor que si fuese sedentario, 2º Menor número de lesiones, 3º Comparado con niños sedentarios, tendrán menor número de enfermedades infecto contagiosas, ya que elevará el sistema inmune por activación en todos sus sistemas.
No todos los niños crecen a la misma velocidad, con lo cual su volumen corporal y el cierre de sus cartílagos de crecimiento difieren, aunque sean compañeros de colegio, desarrollo que más adelante compensarán.
Los niños suelen ser competitivos, si no tienen supervisión pueden llegar a lesionarse, por eso es importante el control permanente de la actividad que desarrolle.
Tienen que comenzar con el conocimiento de la técnica, no pueden iniciarse con un entrenamiento de fuerza, sobrecarga, sino con el conocimiento de la fuerza de su PROPIO CUERPO.
No es necesario ingerir ningún tipo de sustancia mas allá que una buena y correcta alimentación.
Vivimos en una época en que los niños tienden al sedentarismo, no hay que temer que un niño realice actividad física, al aire libre, en un club, o gimnasio. Lo que si se debe tener en cuenta:
Quien va a entrenarlo.
Qué tipo de plan de entrenamiento va a desarrollar, seguimiento y control.
Mantener el control de su postura y técnica de ejecución.
No ingerir absolutamente nada, que no sea por recomendación médica.
Hidratarse permanentemente, antes, durante y después del entrenamiento.
Tener un contacto y comunicación permanente con el niño, papás y profesor encargado.
Respetar los límites fisiológicos del crecimiento.
No dolor.
