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jueves, 28 marzo, 2024

Ansiedad en la infancia

(Por Lic. Magdalena Maineri)

Existen muchas situaciones comunes que pueden dar lugar a la aparición de ansiedad en la infancia. Por ejemplo, algunos de los principales desencadenantes pueden ser: el cambio de curso o de clase, el cambio de ciudad o de domicilio, el incremento de las tareas escolares, la separación o pérdida de un amigo, enfermedad (ya sea propia o de alguien de círculo vincular), vivencias traumáticas, cambio de rutinas, y hoy en día, el adaptarse a la “nueva normalidad”.

Algunos de los signos más distintivos pueden ser: preocupaciones excesivas, muy continuadas en el tiempo o por muchos motivos distintos; dolencias físicas, como pérdida de apetito, dolor de cabeza o panza, náuseas o mareos; hiperactividad e inquietud en las actividades diarias; problemas para dormir como insomnio, hiper-somnolencia o pesadillas; hacerse pis en la cama (aunque ya lo había superado); dificultad para concentrarse o para realizar esfuerzos intelectuales; cambios emocionales o anímicos como enojos, llanto, agresividad, etc.; evitar ir al colegio o estar con los amigos; miedo a la separación/dependencia excesiva hacia los padres; timidez, retraimiento social o tendencia a evitar gente; aparición de nuevos miedos; infantilización (o vuelta a comportamientos más propios de cuando el niño era más pequeño).

Estos síntomas no son exclusivos del trastorno de ansiedad, a veces, pueden deberse a algo diferente, pero de todos modos, siempre es bueno consultar con algún profesional en el caso que veamos que la situación nos excede.

¿Qué puede hacerse en esos casos? En primer lugar hacerle saber al niño que estamos ahí para ayudarlos, otorgando seguridad y empatía ante la situación. Buscar estrategias para que pueda expresar lo que le pasa. Esto, va a depender de la edad del niño. Tal vez con solo preguntarle si quiere contarnos lo que le pasa alcanza, pero en otras oportunidades, hay que buscar otras alternativas como por ejemplo el dibujo, u ofrecer palabras para que el niño pueda identificarse con algunas. Buscar o preguntarles qué es lo que podría llegar a ayudarlos para sentirse mejor, aportando habilidades de afrontamiento sanas, como algún deporte o pasatiempos.

Ofrecerle al niño esos recursos para que pueda poner en palabras o expresar lo que le está pasando, comprenderlo sin juzgar, escucharlo y tratar de brindar todas las herramientas y ayuda posibles es lo más beneficioso. Si bien el tema era la ansiedad en la infancia, puede ser que el niño no esté pasando por ello, pero igualmente necesite de nosotros para afrontar alguna situación. Así que dichos consejos, pueden ponerse en práctica de todos modos.

Ante cualquier inquietud, no dudes en escribirme para una atención virtual o presencial.

Magdalena Maineri, Licenciada en Psicología 

IG: lic.magdamaineri

Cel: 221-15-3042930

MP: 55.676

Diplomada en psico-oncología.

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