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lunes, 9 diciembre, 2024

Un gran Juez, un gran hombre

image1Por: Paolo Barbieri

A primera hora del último miércoles me anoticie del fallecimiento del Juez más grande de nuestra democracia, el Dr. Fayt. Una eminencia del derecho que formó con sus libros varias generaciones de estudiantes.

Siempre me ha despertado sobrado interés la historia, en especial la de nuestro país. Imaginaba a esos héroes de bronce, esos próceres intachables, inquebrantables, haciendo del cumplimiento del deber un objetivo de vida. Algunos inmaculados como Belgrano y San Martín, otros más de “carne y hueso” con muchas virtudes pero también algunos defectos. Pero todos me resultaban lejanos en el tiempo, inalcanzables.

Hace unos años, mientras estudiaba en la facultad, me encontré con Fayt (con los libros de Fayt) y descubrí una mente del derecho extraordinaria. Leí algunos de sus libros y al irme interiorizando con la política y el derecho descubrí en Fayt, y como diría José Ingenieros, “un argentino de los que ya no quedan”. Un juez probo que cumplía siempre con sus funciones en forma brillante, que hablaba a través de sus sentencias, que mantenía su objetividad, sus principios, que tenía bien en claro que era un Juez de la Constitución y no un personaje político, esta última característica es tal vez la más extraordinaria. En un país donde las figuras mesiánicas surgen constantemente, pero sobre todo donde las “ideas” se glorifican, el Juez Fayt mantenía su respeto por lo que dicta la Constitución le pese a quien le pese y caiga quien caiga, como debe ser.

Ferozmente atacado por el gobierno kirchnerista supo mantener su grandeza, y frente a los atropellos respondió con altura una frase que quedó para la posteridad “el comentario es libre, pero los hechos son sagrados”, la crítica y las posiciones políticas no hacían eco en Fayt.

El juez Fayt fue muchas cosas, pero sobre todo fue un gran ejemplo, nos enseñó de valores, de respeto, reuniendo con creces las 4 características que debe tener un buen juez: Escuchar Cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.

En lo personal, y más allá de las clases de derecho, le agradezco a Fayt el haberme demostrado que estaba inmerso en un error, que el bronce no es siempre para el pasado, que más allá de lo que haya dicho José Ingenieros, Argentinos como “estos” quedan! y varios, que tal vez no serán miles, pero están ahí cumpliendo con un deber a veces silencioso y opacado por el presente pero que dejan un legado de principios, rectitud y ejemplo enormes para el futuro.

Hace muchos años el Gral. Mitre definió a Bernardino Rivadavia, al recibir sus restos, como “el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos”. Los tiempos cambian y las comparaciones son odiosas, pero sin lugar a dudas Fay ha sido el más grande hombre civil de la democracia argentina.

Descansa en paz maestro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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