(Por Lic. Magdalena Maineri)
Cuando pensamos en violencia, lo primero que suele venirnos a la mente es el maltrato físico. Pero existen otros tipos de violencias, que por suerte, con el tiempo se están haciendo más visibles, hoy nos enfocamos en el psicológico.
¿Qué es? Es una conducta nociva donde una de las personas ejerce poder por sobre la otra, hiriéndola y anulándola. Quien lleva a cabo este tipo de maltrato, no asume su responsabilidad ni reconoce sus errores, manipulando y poniendo la culpa en la otra persona.
¿Cómo puede detectarse? Es posible que la otra persona no tenga una buena comunicación asertiva, te chantajee para conseguir lo que quiere, te humille con comentarios sarcásticos o gritos en público o en privado, mentir si es necesario para anular y rebatir tus opiniones y afirmaciones, haciéndote dudar de vos mismo, captar señales y mensajes contradictorios, o si te controla.
Las formas más frecuentes del maltrato pueden verse como: desvalorización y descalificación; conducta hostil; indiferencia y desprecio; intimidación; culpabilización; bondad aparente; imposición de conductas; humillación (en público y en privado); comunicación incongruente y contradictoria.
Tener consciencia del maltrato y asumir la realidad es un reto y un trabajo difícil, que lleva un proceso, en muchas ocasiones, bastante largo. Y el maltratador lo vuelve más complejo utilizando el amor que sentís por él. Quien maltrata, juega con esa creencia y con tu dependencia emocional. El maltrato empieza mucho antes del golpe. Concienticemos, y aprendamos a tener relaciones sanas.
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