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miércoles, 24 abril, 2024

La UNLP investiga el impacto ambiental de las radiaciones

Los integrantes del proyecto Impacto de la Tecnología en el Medioambiente (ITMA) ejecutan monitoreos constantes de los niveles de energía para luego cargar la información a un software en el que se encuentran asociados para realizar su posterior análisis.

Un equipo de investigadores del Centro Superior para el Procesamiento de la Información (CeSPI) de la UNLP, se encuentra estudiando y monitoreando el impacto de las radiaciones emitidas por las tecnologías de comunicaciones en el ambiente, además de sus consecuencias para la salud. De la iniciativa participan ingenieros, informáticos y médicos, quienes realizan las mediciones e investigaciones médicas.

Los integrantes del proyecto Impacto de la Tecnología en el Medioambiente (ITMA) ejecutan monitoreos constantes de los niveles de energía para luego cargar la información a un software en el que se encuentran asociados para realizar su posterior análisis. Las mediciones se realizan con los medidores de campo electromagnético portátiles y fijos que miden la potencia de emisión de las distintas fuentes del CeSPI.

El trabajo se lleva a cabo bajo las recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) y con los niveles de potencia establecidos por la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP) y la Organización Mundial de la Salud OMS.

“Hasta el momento la mayoría de las mediciones realizadas en nuestra ciudad demostraron que estamos por debajo del límite de radiación que estable la OMS, lo que no significa que no estemos expuestos a niveles de radiaciones considerados fuera del nivel precautorio”, expreso el Director de Infraestructura del CeSPI, el ingeniero Pedro Brisson.

Para los investigadores, el objetivo principal es proteger a la población y, por este motivo, no solo se analizan las fuentes de radiación, sino la sumatoria de todas ellas que, en definitiva, son las que recibe la persona (transmisoras de FM, AM, TV, wi-fi, celulares y antenas).

“Las personas siempre piensan que es la antena de celular la que afecta la salud, cuando en realidad esto no es tan así. Si la antena está bien ubicada y orientada, cumpliendo con las normas, al encontrarse naturalmente  lejos de las personas  la energía recibida es suficientemente baja”, señaló Brisson y reveló: “Es más nocivo el efecto que causan las radiaciones generadas por los propios teléfonos celulares que siempre llevamos encima. Los aparatos tienen una antena (aunque no la veamos) que cuando busca señal emite energía. Cuanto más lejos está de una celda, más potencia o energía emplea el dispositivo para conectarse. Y por lo tanto, emite más radiación”.

En ese sentido, Brisson echó por tierra una creencia popular, y confirmó que hasta el momento no se ha probado que exista relación directa entre los efectos del uso de celular y la posibilidad de contraer determinado tipos de cáncer. Sí está probado que genere efectos biológicos sobre el organismo. “Otra cuestión que hay que desmitificar es que los celulares colocados en la mesa de luz a la hora de dormir son dañinos para la salud, ya que estos al estar inactivos prácticamente no emiten energía, solo cada determinado periodo de tiempo mandan una señal a la celda para decir que están presentes”, aclaró.

No obstante, la OMS lo ha definido como potencialmente cancerígeno. Es por ello que se toman medidas de carácter preventivo respecto a controlar los niveles de potencia a los que se somete a las personas.

“Al momento de comprar un celular uno debería mirar con atención el nivel de absorción de energía en los tejidos humanos que transmite el aparato. Este dato está especificado bajo la sigla SAR; a menor nivel de absorción de energía más seguro es el aparato”, manifestó el referente del CeSPI. (InfoGEI) Mg

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