(Por Mónica Gómez)
Javiera, Reto y sus tres hijos viven desde hace diez años en la ciudad de Oberá, provincia de Misiones. “Abrimos las puertas de nuestro emprendimiento, “Granja La Lechuza”, para brindar una experiencia turística agroecológica, con la idea de ser productores de alimentos. Tenemos un pequeño restaurante de campo, donde se ofrece lo que brinda nuestra huerta, lo hacemos generando consumidores comprometidos apuntamos a que las personas “coman sano y soberano” cuenta esta Argentina trotamundo que hoy deja huellas en el suelo colorado.
Tras su amor por la tierra, se le hizo fácil descubrir la habilidad en la cocina y, a partir de eso, todas las mañanas se la pueden ver retirando los panes desde el horno a leñas para el desayuno de los viajeros. El arraigo por estos lares es el desenlace de un proceso de aprendizajes y de experiencias que hacen desde 2011 de la Granja La Lechuza un lugar con un servicio integral y personalizado. La familia Rulli- Sonderegger se instaló en una chacra abandonada y sin producción. Desde entonces realizaron un gran trabajo de recuperación del suelo y generaron una base productiva sin usar agroquímicos ni fertilizantes sintéticos, incidiendo en la recuperación de la biodiversidad.
La historia de Javiera es muy singular: de origen argentino, vivió solo sus 6 primeros años hasta que tuvo que exiliarse en Málaga junto a sus padres. Transitó su crecimiento por varios países, conoció distintas culturas y se nutrió de las particularidades de otras comunidades.
Comenzó a estudiar Biología en Madrid, España y terminó su carrera en la ciudad de Utrecht muy cerquita de Amsterdam donde residía en ese momento. Militó en organizaciones de derechos humanos, ambientales y trabajó con poblaciones afectadas por estas violaciones como en Paraguay. De hecho, desembarcó en el país vecino junto a su esposo, agricultor de origen suizo, en 2006. Su paso por esas tierras y el desarrollo en el territorio con las poblaciones campesinas la llevó a involucrarse en las organizaciones que deliberaban el impacto transgénico en las mismas. “Al tener a nuestro primer hijo, tomamos conciencia que queríamos hacer algo más que solo denunciar estas explotaciones. A partir de eso nos propusimos proyectar algo positivo para la familia y la comunidad”, cuenta ella sobre el inicio de la granja.
El viaje continuó. Recorrieron la provincia de Misiones con esta idea entre la cabeza y el corazón. Al llegar a Oberá, vieron que el paisaje era encantador, conocieron a una familia suizo argentina, agricultores ellos con quienes se identificaron: “Nos hicieron sentir que no éramos la única pareja en esas condiciones, que no llamábamos tanto la atención. Además nos gustó la ciudad, su tamaño: tiene lo mejor de los dos mundos; se vive tranquilo pero con servicios. Está la posibilidad de vender y tenemos la granja muy cerca de todo, sin perder la socialización que necesitaban los niños”. Explica Javiera, reconociendo que finalmente, entre la región de las Sierras Centrales Misioneras, encontró su lugar en el mundo.
Comenzaron con la venta de verduras agroecológicas como estrategia para el cambio hacia una alimentación sustentable con la cual se intenta respetar cada espacio y ciclo de la tierra. Actualmente cuentan con el servicio de alojamiento, eventos, restaurante y granja escuela. Su trabajo es una cuestión de perseverancia ya que impulsan la agroecología en una localidad donde las principales fuentes de producción económica e industrial son la yerba mate y el té . Esta nueva forma de hacer agricultura se fue transformando a medida que ellos reconocían las necesidades de las personas: “veíamos que venían a comprar y pasaban horas conociendo nuestra labor y disfrutando del aire libre. Entonces y desde la pandemia dejamos de vender los bolsones de verduras y nos focalizamos en el trabajo que hace 5 años veníamos llevando adelante como proyecto turístico”, comenta quien es la encargada de recibir y cocinar en La Lechuza.
El agroturismo es un despertar de sentidos en la naturaleza, ellos abrieron las puertas de su chacra que cuenta con una superficie hortícola aproximadamente de media hectárea, donde hay producción en invernáculo y al aire libre, con verduras variadas. Otro medio que utilizan es La Agroforestería, sistema de cultivo donde se imita las estructuras de la selva, con estratos vegetales y cobertura del suelo. Producen biomasa para el sistema y las verduras crecen de forma asociada y mixta. El cultivo crece entre especies que se combinan, entre plantas aromáticas y otras que ayudan a repeler insectos, fumigan con preparados orgánicos a base de plantas, minerales y otros para resistir las plagas y enfermedades. El riego se hace con agua del arroyo traída por una bomba ariete. Por todo esto ellos proyectan para las futuras generaciones, como sus hijos, una tierra viva, sana y fértil. “Nos hicimos conocidos porque lo vieron a Reto carpir con mi niña de 5 meses cargada en una mochila sobre la espalda. Llamábamos la atención y la gente empezó a venir espontáneamente. Desde ahí generamos a La Lechuza como una base y retomamos nuestra tarea de pedagogía, con los talleres de agroecología o las actividades para niños de la granja escuela, concluye Javiera invitando a quien deseen vivir la experiencia de La Lechuza.
Historias como la de Javiera y otras tantas mujeres que hallan su lugar en el mundo donde trabajen en busca de un contacto directo con los que llegan a vivir la experiencia de un dia de campo y a su vez transforman las realidades de su comunidad son las que nos motivan a reflexionar sobre el poder y el accionar que cada uno tiene en sus manos.
La Lechuza:
Ubicación: Lote 139 3360 Oberá Argentina.
Tel. 03755 59-0290
web: granjalalechuza.com
Instagram: @granjalalechuza
