La iniciativa propone un corte del 5% para el gasoil y el biodiesel, y del 12% entre naftas y bioetanol y tendrá vigencia hasta 2030, con posibilidad de prorrogarlo por 5 años más.
El Senado aprobó esta noche y convirtió en ley, tras un extenso debate de más de cinco horas, el nuevo marco de la producción de biocombustibles que reemplaza al que funciona desde hace quince años y que establece un corte del 5% del biodiésel en el gasoil y del 12% del bioetanol en la nafta.
La iniciativa fue aprobada pasada la una y media de la mañana por 43 votos a favor y 19 en contra, reemplazará a la prórroga que, mediante un decreto, estableció el Poder Ejecutivo esta semana.
El proyecto sobre Biocombustibles propone que, en el caso del combustible elaborado a base de caña de azúcar, los volúmenes deberán ser del 6% de la mezcla mínima obligatoria, mismo porcentaje para el bioetanol a base de maíz. Los principales cuestionamientos provinieron de los senadores de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, distritos que son productores de granos.
El Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustible prevé exenciones relacionadas con el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto a las Ganancias para la adquisición de bienes de capital u obras de infraestructura y dispone que los bienes afectados no integrarán la base de imposición del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta establecido por la Ley Nº 25.063.
También dispone que los biocombustibles no estén alcanzados por la tasa de Infraestructura Hídrica, por el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos y el Gas Natural, por el impuesto denominado ‘Sobre la transferencia a título oneroso o gratuito, o sobre la importación de gasoil así como tampoco por los tributos que en el futuro puedan sustituir o complementar a los mismos.
El presidente de la Comisión de Energía, el sanjuanino José Uñac, dijo que la iniciativa “termina con la incertidumbre y las especulaciones y abastece al mercado interno y externo”. “El proyecto impulsa el crecimiento social, diversifica la matriz energética y continua con la industrialización”, indicó.
En cambio, la opositora mendocina Pamela Verasay, calificó al proyecto como “otro salvavidas para YPF” y que “lo que no se dice es que el negocio del peronismo que con una mano privatizó y con la otra estatizó, le costó a la Argentina 25 mil millones de dólares”. (DIB)