(Por Mónica Gómez)
Responder al llamado de la tierra, a los que forman parte de la misma, a las necesidades que hay alrededor; reparar en lo que nos circunda, en la naturaleza y sus demandas, son hechos que manifiestan nuestro ser por sobre el deber. Nuestros actos en este mundo son en respuesta a una libertad absoluta, a lo que dice nuestra esencia y a la ejecución de las emociones en relación al ecosistema en el que estamos incluidos. Traccionamos en base a lo que nos dicta la conciencia, lo que nos manda el corazón. Somos un conjunto de acciones que les dicen al otro, de qué estamos hechos, fielmente somos el reflejo del alma.
Diego Chifarelli es oriundo de la Provincia de Buenos Aires, estudió ingeniería en la Facultad de Agronomía, en la Universidad de Buenos Aires (FAUBA). Luego de terminar su especialización en Desarrollo Rural (que después complementaria con una Maestría), su instinto por desenvolverse en el trabajo social agrario lo condujo a guiarse por la coyuntura de la sociedad misionera y fue allí donde tomó la iniciativa de establecerse en la provincia. Una de las principales acciones que lo mantienen en constante movimiento y sin duda, de las cuales más disfruta, es su labor en INTA donde hace 15 años se desempeña con total vocación. Actualmente ejerce en la Agencia de extensión Eldorado, en el área centrada en el desarrollo rural y la agricultura familiar sumando aportes tanto desde el campo de la extensión como de la investigación. Trabaja en distintos proyectos de intervención a nivel regional y nacional, vinculado a estas temáticas de todo el territorio desembocó en la Provincia de Misiones y principalmente en lo que sería su futura residencia. Actividad que lo motiva ya que trabaja con pequeños productores brindando asesoramiento a campo directo, lo experimenta como un constante aprender y descubrir sobre el carácter social y cultural que reúne uno de los cultivos más significativos de estas latitudes como lo es la yerba mate. Actividad en la cual está abriéndose camino y aunque se cataloga como un incipiente productor, no obstante, tiene en su haber una catedrática experiencia sobre el agro Misionero.
Desde el 2005 también forma parte de la asociación PUSALI (productores unidos de Santiago de Liniers) a la cual asiste técnicamente. Esta organización se formó a partir de un grupo de pequeños productores que trabajan fomentando el autoconsumo y la venta de excedente, Diego, junto a sus compañeros de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación: Laura Brusca, Emiliano Descalzi y Karina Gutkoski, acompañó el desarrollo de muchos proyectos como el del Programa Norte Grande donde se montaron viveros que producen plantines de cítricos certificados y de yerba mate para su posterior comercialización, dando una valorización al cultivo desde su desarrollo, favoreciendo la calidad de los plantines para una satisfactoria materia prima a futuro y brindando un servicio a los productores de la zona. Esta cuestión organizativa fue beneficiosa en conjunto para los pequeños productores de la localidad de Santiago de Liniers, un municipio que se ubica a unos 30 km de Eldorado, generando mejoras en la producción agraria y en la biodiversidad local. Otro de los proyectos que está avanzando es el de Evaluación de la HUELLA DE CARBONO EN LA PRODUCCIÓN DE YERBA MATE, esto podrá mejorar cuestiones productivas relacionadas al cuidado del ambiente encontrando equilibrio entre la producción y la conservación.
Diego y el equipo no solo han trabajado en cuestiones productivas sino también en proyectos vinculados a políticas económicas, sociales y culturales de la región, como el proyecto PECU – Programa de Estudiante Campesino en la Universidad, que fomentó con becas la posibilidad de que hijos de pequeños productores pudieran estudiar en la Universidad Nacional de La Plata, cursos de formación de dirigentes agrícolas u otros, como el del proyecto de formación audiovisual que se denominó “ Miradas de la Gurisada.”
Son muchos los trabajos y logros donde se manifiesta y pone en práctica su conocimiento, está presente en la valoración del trabajo de los campesinos, el compromiso por poner en prácticas el arraigo de las familias y la concientización de las políticas ambientales requeridas para el desarrollo de estrategias e innovaciones a la hora del asesoramiento. Él, además de tener el conocimiento, posee empatía que es determinante para llevar adelante una labor presencial bajo un respeto mutuo, genuino y sincero.
Se define como un acompañante que cree en las ideas y proyectos colectivos, en el aprendizaje mutuo y en las bases primarias del núcleo de la agricultura familiar. Al escucharlo explicar con una templanza certera, cada proceso que la naturaleza brinda pude dilucidar a simple vista estar hablando con un activista del “para el otro” y esa cualidad, en el campo, es sinónimo de buen tipo.
La receta que acompaña hoy es una ideal para estás tardes de julio, hubiera preferido algo con la yerba mate pero creo que está combinar excelente con esta lectura.
Arroz con leche de la abuela.
Ingredientes :
- 1 l. de leche
- 100 gr. de Arroz
- 70 gr. de azúcar
- 2 trozos de corteza de limón
- 2 trozos de corteza de naranja
- 1 rama de canela
- ½ ctda vaina de vainilla
- canela en polvo, cucharada de dulce de leche, chocolate rayado etc.
Procedimiento:
Poner en una olla la leche, el arroz, una rama de canela y la de vainilla. Añade la corteza de limón y la de naranja. Remueve y deja cocinar, a fuego suave, durante 40-45 minutos. Remueve cada 4-5 minutos para que no se pegue.
Cuando el arroz con leche adquiera una textura melosa, agrega el azúcar. Remueve y deja cocinar un poco más (5-10 minutos). Retira la canela y las cortezas de naranja y de limón. Deja atemperar y repártelo en 4 copas. Espolvorea canela por encima y sirve con dulce de leche.
