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jueves, 28 marzo, 2024

Cáncer de Tiroides: «detectarlo a tiempo aumenta la perspectiva de curación total”

El cáncer de tiroides es un tumor que afecta a la glándula tiroides, encargada de almacenar y liberar hormonas en la sangre y responsable de funciones básicas de órganos como el corazón, el hígado y el cerebro. En esta columna, el Dr. Ernesto Crescenti*, recomienda que “estar atentos a los síntomas aumenta la perspectiva de curación total”.

En los últimos años, en parte debido a que los controles son cada vez más precisos y permiten una detección temprana, se ha registrado un aumento de esta patología que detectada a tiempo puede curarse totalmente en la mayoría de los casos.

Esta enfermedad afecta en mayor medida a las mujeres de 40 a 65 años, y si bien su origen puede ser hereditario o por la exposición a la radiación, aún se desconoce la causa que lo desencadena. Se produce en la glándula tiroidea, localizada en la parte delantera del cuello justo en la base de la garganta, que resulta difícil de palpar y cuya función es producir hormonas que intervienen en la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y la rapidez con la que los alimentos se transforma en energía (metabolismo), entre otras.
 
Tipos de cáncer de tiroides

Cáncer papilar de la tiroides: es el tipo más común, constituyendo aproximadamente del 70% al 80% de todos los cánceres de tiroides. El cáncer papilar de la tiroides puede ocurrir a cualquier edad. Este tipo de cáncer tiende a crecer lentamente y a extenderse primeramente a los ganglios linfáticos del cuello. A diferencia de otros tumores, el excelente pronóstico del cáncer papilar no se ve afectado por la extensión de este cáncer a los ganglios linfáticos.

Cáncer folicular de tiroides: tiene la tendencia a ocurrir en pacientes algo mayores que en el cáncer papilar. Tiene la tendencia a diseminarse hacia los vasos sanguíneos y desde ahí extenderse hacia áreas distantes, particularmente los pulmones y los huesos.

Cáncer medular de tiroides: responsable del 5% al 10% de todos los cánceres de tiroides, suele ocurrir en familias y es asociado con otros problemas endocrinológicos. De hecho, es el único cáncer de tiroides que puede ser diagnosticado por pruebas genéticas de las células sanguíneas. En los familiares de una persona afectada, una prueba positiva del protooncogen RET puede permitir el diagnóstico temprano de cáncer medular de tiroides y en consecuencia indicar cirugía que resultará en su curación

Cáncer anaplástico de tiroides: es el más agresivo y el que tienen menores probabilidades de responder al tratamiento. Afortunadamente, es raro y se encuentra en menos del 5% de los pacientes.

El signo principal del cáncer de tiroides es un bulto (nódulo) en la glándula tiroidea, y generalmente no produce ningún síntoma. Sin embargo, un médico puede descubrir el nódulo durante un examen físico de rutina o el paciente puede notar un bulto en el cuello al mirarse en un espejo. Algunos pacientes con cáncer de tiroides se pueden quejar de dolor en el cuello, la mandíbula o el oído. Si el cáncer es lo suficientemente grande, puede causar dificultad al tragar, un “cosquilleo en la garganta”, o dificultad para respirar si está presionando la tráquea. Rara vez, puede producir ronquera si el cáncer irrita un nervio que va hacia la laringe.

Diagnóstico

El diagnóstico de cáncer de tiroides se hace en base a una punción con aguja fina de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía. Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, menos de 1 en cada 10 contiene un cáncer de tiroides. Una vez obtenido el diagnóstico se determinará el tipo de tratamiento que necesita el paciente, que puede incluir cirugía, tratamiento con yodo radiactivo, tratamiento hormonal, radioterapia y quimioterapia.

Pronóstico

El pronóstico del cáncer de tiroides es muy bueno, en general, es mejor en pacientes jóvenes que en aquellos mayores de 40 años. Sin embargo, aún aquellos pacientes que no se pueden curar del cáncer de tiroides suelen vivir por mucho tiempo y sentirse bien a pesar del cáncer.

Una detección temprana aumenta las probabilidades de que la curación sea total y que la perspectiva del tratamiento sea altamente positiva. Se recomienda acudir al médico ante los primeros síntomas o en caso de tener antecedentes familiares, realizarse chequeos periódicos y tomar medidas de prevención como practicarse auto-chequeos para identificar posibles cambios en la forma y el tamaño de la tiroides. (*) Médico, investigador y Director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti”. (InfoGEI)Jd

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