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Nueve de Julio
jueves, 28 marzo, 2024

Barroso se despidió de la pediatría

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El Dr. Barroso siendo entrevistado por la Directora de Semanario Extra

“Soy un agradecido de la vida”… El 31 de agosto y después de 50 años de profesión, el pediatra Rubén Omar Barroso se retiró de la actividad. Barroso fue hijo único de una familia encabezada por Federico Barroso, cuya actividad comercial era la tapicería que estaba ubicada en Libertad y San Luis.

 

Oriundo de Nueve de Julio, se fue a estudiar medicina a La Plata. Se recibió apenas con 22 años y retornó a su ciudad natal en 1964, después de tres años de trabajo en el Hospital de Niños. Cuando llegó a la ciudad, solo había un pediatra: el Dr. Luis Conosciutto y al año llegaron , otros dos: Los Dres Carlos Pinciroli y Mabel Hayes.  Desde entonces ejerció ininterrumpidamente la medicina para niños hasta la semana pasada, en que comunicó que se retiraba de la actividad profesional. Pediatra de casi tres generaciones de nuevejulienses, reconoció que retirarse ha sido “una decisión difícil”.

Pasó de ser único hijo a tener, en su edad adulta una familia numerosa. Tiene seis hijos: Ignacio (Pediatra); Fernando (Psiquiatra): María Rita (Profesora de Bellas Artes); Ana Inés (Ingeniera Agrónoma); Mariano (contador) y Gastón, que se dedica a la actividad agropecuaria.

El Dr. Barroso recordó manifestó estar “agradecido” con la vida.  En una entrevista que concedió a FM Arco Iris  recordó el antes de la medicina y lo comparó con el ahora. También habló de sus experiencias y de cómo evolucionó la relación médico paciente a través de los años y dio coloridos detalles de “las ceremonias”  con que se los recibía en los hogares durante las visitas domiciliarias.

E-I-AI:- Cómo fue su decisión y cómo espera seguir estos próximos años?

Fue una decisión difícil. La vengo considerando desde hace un tiempo atrás. Desde el momento en que tenía edad para jubilarme, trabajé 12 años más. El motivo que me llevó a seguir en actividad es que me sentía muy bien, una condición fundamental para toda actividad. Eso hizo que fuera prolongando la decisión.

E-I-AI:- ¿Por sus manos pasaron varias generaciones?

Sí, podría asegurar que tres generaciones pasaron por mis manos. Hace 30 años, salía de atender partos y la abuela me decía que había atendido también a su hija…Esa alternativa se dio con mucha frecuencia.

E-I-AI: Desde hace un tiempo trabaja con Ud. y seguramente continuará su trayectoria uno de sus hijos…

Exactamente. Tengo dos hijos médicos, uno de ellos Ignacio es también pediatra y hace casi 20 años que compartimos el consultorio. Compartimos casi 20 años de profesión, separados por una puerta, lo que para mí es algo realmente maravilloso.  La convivencia con un hijo que tiene el mismo ritmo y gustos es realmente una suerte y no me alcanzo de agradecer a Dios.

E-I-AI:- _Ud. llegó a Nueve de Julio cuando solo había un pediatra… hoy son muchos más, aunque siguen faltando…

Faltan más que nada a nivel hospitalario, es un problema de toda la provincia. Fui director de pediatría y me jubilé del hospital en donde estuve 25 años, por lo que conozco la situación: uno iba más que por el sueldo por la vocación de servicio. .. Pero ahora ni ofreciendo sueldos de entrada, se consigue gente…

E-I-AI.-¿A qué cree que obedece esto: a la responsabilidad profesional o falta de altruismo?

Se juntan muchas cosas. Ese evidente que la relación médico paciente se ha modificado con el correr del tiempo. Cuando llegué a Nueve de Julio había menos de 15 médicos y recuerdo que fui consultorio por consultorio presentándome y ofreciéndome como pediatra. Hoy, a más de la mitad no los conozco personalmente. Un poco se debe a la cantidad…

La relación médico – paciente se ha modificado mucho. En mi época existía el clásico médico de familia, que además era el consejero, se lo consultaba por todo y se le tenía consideraciones especiales. Había clínicos de primerísimo nivel como los Dr Julián Carlos, Roberto Baztarrica, el Dr. Martín…Había un nivel muy bueno de atención, dedicada a full a la medicina, hacía muchas veces de consejero familiar…

E-I-AI.- Eran como una especie de psicólogos…

Exactamente.    Hoy ese papel de médico de familia ha desaparecido. Pero no es crítica a nadie, pero lo que se ha perdido de esa época, aparte de ser el consultor tenía un respeto llamativo en la sociedad. Por ejemplo: los médicos no hacíamos cola en los bancos…La gente tenía mucha consideración sobre los médicos en general…

E-I-AI.- También la tenía la gente cuando los recibía en sus hogares…

Trabajábamos la mitad en el consultorio y la otra mitad haciendo visitas a domicilio. Y nos recibían con todas las consideraciones: era clásico que nos tuvieran preparada la palangana con agua tibia, la toallita con el alcohol…Estaba todo preparado en una mesita, al lado de la cama, como si fuera toda una ceremonia…

La gente en esa época, automáticamente un niño estornudaba, lo metía en la cama y llamaba al médico, eran cosas del diario vivir…Ni le cuento cuando había epidemias como la del sarampión! Terminaba de hacer el consultorio y salía a hacer 20 o 30 domicilios… Mi señora, me organizaba las visitas por barrios, por la cantidad…. A punto tal que un día nos reunimos con Pinciroli y Conosciutto, para tratar de revertir este fenómeno: en el caso del sarampión se justificaban tantas visitas, pero en otros casos no. Y sabíamos que en las ciudades grandes esto no sucedía. Machacando,. machacando lo logramos. A punto tal que hoy prácticamente no se hacen domicilios y los casos son excepcionales.

Además en el consultorio uno cuenta con todas las herramientas…

E-I.AI:- También hoy existen servicios de emergencia y más guardias…

Sí, exactamente. Antes las guardias eran pasivas. El médico no tenía que estar las 24 horas en el hospital. Iba, atendía a los internados y se quedaba en su casa, a la espera de algún llamado telefónico. Obviamente, no se podía separar del teléfono porque apenas te llamaban y tenías que estar al toque.

E-I.AI:- ¿Tiene algún caso que más le haya conmovido?

En más de 50 años hay anécdotas a montones y de todo tipo. Afortunadamente, me siento un agradecido de la vida, porque he tenido muy pocos casos exageradamente dramáticos o que me han alterado la vida o no me han dejado dormir, en millares de consultas que he hecho.

Como todo médico, he tenido momentos muy bravos. Uno que me tocó vivir y que me alteró fue atender a una nenita,  desde que nació, que cuando tuvo seis años, tuvo un cáncer, fue a Buenos Aires pero de allí la regresaron acá a terminar sus días. Si me dan a elegir el peor episodio que viví como médico fue ese mes y pico que la nenita estuvo con su familia, en esa agonía interminable… Pero eso se compensa con otros tantos recuerdos como los numerosos agradecimientos. Ahora que me jubilé he recibido innumerables llamados de pacientes y eso no tiene precio.

Me ha ocurrido algo que me ha sorprendido: hasta el último día que trabajé he tenido trabajo en abundancia. Esa fue una de las causas que atrasaron que no me decidiera a retirarme antes, seguía trabajando mucho. Hasta último momento seguía abriendo fichas de niños recién nacidos.

E-I-AI:- ¿A qué se dedicará ahora?

Soy de las personas que no pueden estar sin hacer nada. Volcaré mi tiempo al campo.

 

 

 

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