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viernes, 19 abril, 2024

Argelanda: La experiencia agroecológica a gran escala

(Por Mónica Gómez)

Margarita Tourn y Marco van Strien transformaron Argelanda en una de las primeras producciones agroecológicas extensivas del país de cereales y carne grass feed, ubicada al sudeste de la provincia de Buenos Aires.

“El desafío comenzó hace once años”, comentó Marco. Si bien la agroecología es una práctica habitual en la producción intensiva como huertas, faltaba llevarla a cultivos extensivos, de grandes parcelas y mecanizado”. La producción mixta de ganadería y agricultura se realiza dentro de unas 320 ha, la cual para la zona representa una superficie de mediana a pequeña.

La tarea que desempeña la pareja está acompañada por el INTA local, Conicet y otros voluntarios que se acercan a Argelanda en busca de información, relevamiento de datos o prácticas para sus estudios. Margarita y Marco gracias a diversas y complejas acciones agroecológicas que se incorporan a la producción extensiva, llevan adelante una producción con agregado de valor “sana de principio a fin”.

A partir del momento que comenzó la transición a este modelo sustentable, los desafíos e interrogantes fueron resueltos al observar la conducta de los cultivos y de la tierra.  Producen materia prima, elaboran productos e insumos y asesoran en este campo tan complejo como apasionante.

“Desde que soy agrónomo el asesoramiento se basó en experiencia propia. Dentro del campo familiar se realizan ensayos y pruebas con el fin de que sean extrapolables a otras unidades”, reconoce Marco.

La solución a la inclusión de la ganadería dentro del proyecto agroecológico fue la de aumentar el área destinada a la hacienda. “Antes teníamos un porcentaje utilizado del 30% dentro del establecimiento y hoy estamos al 80 %. Es por ello que estamos convencidos que los animales son una pata muy importante en este sistema por el reciclado de nutrientes”.

Otra de las alternativas que encontraron para mantener el equilibrio fue la implementación de pasturas perennes a base de alfalfa. “Manteniendo el lote ocupado por cuatro o cinco años con forrajes con crecimiento de raíces -que no exige labranza- se estabiliza mucho mejor la estructura del suelo y con eso buscamos potenciar y revivirlo”.

Para Marco y Margarita el intercambio con el INTA local de Tres Arroyos con la “Chacra Experimental Integrada Barrow” es permanente: “ese módulo agroecológico comenzó en simultáneo con nuestro trabajo”, señalan.

Asociación de cultivos, una práctica fundamental

La pareja realiza diversas jornadas donde reciben a las universidades o a productores que llegan para descubrir casos de éxito, como el suyo, denominados faros agroecológicos. “Tienen que ver que realmente funciona, porque al ser en contramarcha de lo que la propaganda dice, el productor tiene muchas dudas y quiere saber si realmente no te fundiste. Va en contra de lo que ha hecho toda su vida por él, sus padres, sus abuelos, pero la producción convencional está al límite; económicamente el productor es esclavo de los vendedores de insumos”, explica Margarita.

Uno de los énfasis de la agroecología es que se respete la naturaleza: el monocultivo va en contra de esto. “La primera práctica fue asociar un trigo con un trébol: el primero llegó a cosecha y el trébol tuvo la luz suficiente para expresarse, siguió cubriendo el suelo, evitando la erosión y la pérdida de agua. Planteando cultivos asociados, incluso para cosecha, siempre que el que acompañe no interfiere”, enseña Marco.

La mecanización es un proceso que comparte la agroecología con la producción extensiva. La sembradora y los tractores siguen siendo los mismos que para un sistema convencional:  “Para la superficie que implantamos no nos queda otra que seguir usando maquinaria. El cereal tiene que tener maduración uniforme porque si no es imposible de cosechar 100 hectáreas de trigo. Estamos buscando alternativas que se incorporen dentro del sistema con el menor impacto posible y que no sean tan agresivas. Hay que rescatar que son necesarias para estos sistemas”, reconoce Marco.

El agua, fuente de vida

Una de las luchas que enfrentan es el déficit hídrico que golpea a gran parte del país desde hace 3 años.  “Es fundamental que esté colonizado todo el volumen útil del suelo con raíces para mayor reserva de agua, incluso para mayor solubilización de nutrientes. Y de esta forma lograr que los suelos no se compacten o que los que están compactados desde antes se descompacten. No hay que olvidar que el agua es la base del sistema”, indica Marco.

Debido a la sequía extrema del año 2022, disminuyó la carga ganadera ante la falta de pasto y un posible sobrepastoreo que conlleve a la disminución de raíces.” Producimos carne, realizamos el ciclo completo. Si bien, todavía no está certificado que es ganado criado a pasto, los novillos se comercializan al mercado interno”, sostiene Margarita.

Con un plantel de 200 madres con sus crías y los novillos en engorde, la pareja hace hincapié en que hay que erradicar el concepto del impacto de la emisión de gases que produce el ganado al ambiente en un sistema de pastoreo, comparado con el sistema de cierre, feed lot o de alimentación a grano.

“En el sistema pastoril, uno tiene la posibilidad de ser fijador de carbono en el suelo. Gracias al herbívoro que consume los pastos en el momento apropiado se logra la incorporación de carbono al suelo. Hay que empezar a cambiar esa mirada sobre la ganadería”, enfatiza.

El impacto social de un sistema de raíz

Desde la mirada holística de la agroecología el impacto ambiental es tan profundo de trabajar como el social, y es así que las acciones que emergen desde un módulo orientado a la sustentabilidad deben mantener equilibrio y sinergia entre la producción y los individuos que están dentro de su esquema.

“La cebada se vende como agroecológica y como el trigo todavía se comercializa mucho a commodity hace tres años intentamos llegar a la mesa de los vecinos. De forma muy artesanal realizamos una pequeña producción de harinas integrales sin agroquímicos también con las leguminosas consociadas como arvejas. Con nuestro trigo candeal elaboramos pastas secas y actualmente estamos tramitando los requerimientos para poder salir del partido. Son productos de nuestra tierra directos al comercio local”, expresa con entusiasmo Margarita.

El ingeniero e investigador Martín Zamora que desde el inicio se hizo cargo del módulo agroecológico de la chacra de Experimental Integrada Barrow, junto a su equipo fomentaron la creación de los grupos de Cambio Rural Agroecológicos. Cabe reconocer que en esta zona se constituyeron los primeros grupos de Agroecología extensiva gracias al acompañamiento del INTA local.

“Cuando empezamos, éramos los únicos después eran dos y ahora son más de 100 en todo el país. Para las y los agricultores al asumir las prácticas agroecológicas se enfrentan a un modelo más complejo, como lo es la naturaleza misma, que lleva más observación y tareas no tan estandarizadas. Una de las limitaciones para sumarse es el fantasma de la baja del rinde, nosotros orientados en el resultado de estos años de tarea, además de otras virtudes que tiene la agroecología, demostramos que resulta sustentable y redituable a largo plazo”, cuenta Marco.

“Todavía no tenemos respuesta a todo, es una construcción permanente, pero desde Argelanda nos sentimos parte de la trama de la vida. Reconocemos que la persona que trabaja la tierra es la que aprende a observar lo que necesita, y acompañar este proceso repercute 100% en la salud física, espiritual y emocional. Ese es nuestro camino, concluyen Margarita y Marco.

 

 

 

 

 

 

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