No es la primera vez que ocurre. Pero no deja de llamar la atención. Javier Milei no está cómodo con su imagen personal, por eso, recurre a trucos de enfoque (las tomas de cámara desde arriba, las fotos con la cara “chupada” haciendo “pececito”) y los filtros, el Photoshop, la IA también, para mostrarse como le gustaría que fuera la cosa. Pero la realidad es una sola, la de verdad, no la de las redes. Y a veces, esos “tuneos” de imagen son demasiado evidentes, groseros.
Hoy mismo, hubo otro ejemplo. La foto del presidente Javier Milei votando en las elecciones generó controversia debido a retoques digitales evidentes. Según pudo verse, la imagen compartida en redes sociales y medios mostraba al presidente con un tono de piel más bronceado, la piel visiblemente más lisa y sin arrugas, y un cabello que parecía más frondoso de lo habitual. Estos evidentes filtros y retoques digitales fueron rápidamente señalados por usuarios en redes sociales, lo que generó una ola de comentarios y memes al respecto.
La irrealidad no solo suya sino de quienes tiene alrededor, que temen ponerle un límite de sensatez y prefieren exponerlo al ridiculo, ambito en el cual, evidentemente, se siente cómodo. Una suerte de «Diario de Irigoyen» versión siglo XXI, con retoques digitales.





