14 Dic 2025
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Nueve de Julio

La Cooperativa Agrícola de Colonia Liebig, una historia  plantando trabajo y cosechando un futuro para su comunidad

(Por Mónica Gómez)

Somos conscientes que la pasión por el mate es casi semejante a la del fútbol o a la de  los domingos de asados, características  que nos ponen bajo el estandarte del argentino de raza y que sin duda nos representa como una lengua popular que el mundo reconoce. De igual forma, el mate es compartido, es el icono que países hermanos como Paraguay y Uruguay se lo disputan, es un emblema regional que nace en el corazón de la selva paranaense como un cultivo zonal, ancestral y con un valor cultural que nos remonta a las comunidades Guaraníes, que no conocían de límites ni fronteras. A mi entender esta infusión, aún bajo las condiciones pandémicas por las que estamos transitando, es una manifestación del encuentro y  de la unión de una sociedad que es fiel a sus raíces.

En Colonia Liebig, una localidad Correntina que limita casi pegada a la provincia de Misiones, se supieron complementar los factores que indudablemente son las principales acciones de una próspera comunidad productiva. Los inmigrantes de origen Alemán que se establecieron en la zona desde fines del siglo XIX arribaron en busca de paz y trabajo, dos bienes preciados que no encontraron en su país. Con la idea de conformar una cooperativa, a este  nutrido grupo de alemanes se les integraron  inmigrantes ucranianos y polacos que ya estaban establecidos en el sur de Misiones, en la Ciudad de Apóstoles. Este crisol de razas dio fruto a una sociedad con gran capacidad de trabajo, sacrificio y perseverancia que sin lugar  a duda hasta el día de hoy permanece intacta. La Cooperativa Agrícola de Colonia  Liebig es un resultado de esa organización de hombres y mujeres que llegaban con sueños de libertad e igualdad de oportunidades, ellos lo recrearon, consolidaron un pueblo y forjaron una identidad cooperativista que se disfruta en cada esquina.

En la recorrida por la planta, Maida y  Gustavo Quatrin me relataron las particularidades del inicio de la cooperativa, las razones sociales que llevan adelante y el arduo camino con historia que los conduce a ser hoy, una línea de yerba mate a nivel nacional y mundial con una alta competitividad en el mercado. Son una cooperativa que agrupa a más de  126 familias correntinas y misioneras. Cuentan con viveros donde producen los plantines destinados a ser la mezcla de sabores que percibiremos al degustar un rico mate.

Conocí  la  pirámide que representa su origen Alemán, una estructura que está diseñada para la exposición de fotos y un recorrido con los relatos de su camino, manteniendo el pasado y el presente, vivos y en expansión. Pude entender que ese estilo de vida que ellos imaginaron los condujo a grandes sacrificios, pero con la idea de seguir adelante se pudieron lograr acciones como la “sede del centro juvenil” reactivando la actividad social y recreativa para los socios o el supermercado de la cooperativa “Los pinos” que emplea a vecinos y  abastece a los residentes. Encontrarle el valor a estas acciones,  que fueron una utopía fundada hace más de 90 años es entender el desarrollo de la industria cooperativista como un modelo sostenible y solidario.

La elaboración de la yerba mate como cultivo fue un acierto de esos pioneros  y aunque su conocimiento en el tema no era grande, el primitivo proceso de producción fue poco a poco creciendo.  Con el impulso de todos, este cultivo por su calidad y particularidad se convirtió en marca registrada. Playadito es su principal  línea comercial, de lo que comenta Gustavo es una gran satisfacción, son años de trabajo para  que este producto sea una elección de los consumidores, pasión que se disfruta y se contagia. Su principal línea es Playadito, que tiene sus variantes con Hierbas y la Despalada, cuentan con una línea más económica y con los derivados como mate cocidos y yerba para Tereré. Su singularidad es que son de las yerbas que se descubren del boca en boca, ahí en la calle, te da un mate un amigo o un familiar y posteriormente te sale la frase “que rica yerba, ¿cúal es?”. Nuestras emociones como argentinos son generales. El mate es universal y el que sabe sabe, y el que disfruta, elige bien.

En cada uno de sus productos está el corazón de una comunidad que mantiene en la memoria una generación que creía en el esfuerzo colectivo, en la igualdad para todos y en una sociedad que crece y sale al mundo a la conquista.

La receta de hoy es la de un producto muy Argentino y que acompaña muy  bien al mate.

   Cuernitos de grasa.

Ingredientes

 

  • 250 g de harina.

 

  • 8 g de sal.

 

  • 12 g de levadura.

 

  • 75 g de grasa vacuna.

 

  • 100 cc de agua.

 

Procedimiento

Derretir la grasa en una ollita y reservar. Hacer una corona de harina en la mesada. Agregar sal, levadura y el agua. Integrar y comenzar a formar la masa. Agregar la grasa derretida y continuar con el masado. Una vez generado el bollo, estirarlo un poco y cubrirlo con papel film. Llevar a heladera por 40 minutos. Cortar la masa en bastones y estirar cada una formando tiras. Pincelar las tiras con agua y enrollar desde ambos extremos hasta montar uno de los rollos por encima del otro formando el cuernito. Enharinar una placa, disponer los cuernitos y llevar a horno a 200° durante 15 minutos.

Mónica Gómez

 

 

 

 

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