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sábado, 20 abril, 2024

La necesidad de encontrar un culpable

55335Por: Patricia Gorza

No importa el tema, no importa si la discusión se da en el seno del ámbito privado o si es una cuestión de estado, si es en una institución,  una charla de amigos, un debate político, el congreso nacional o los medios de comunicación. No importa si es un tema importante o tan solo una situación mundana circunstancial. En sintonía y con la perfecta excusa de que somos una democracia joven, un país joven y una sociedad joven, hacemos uso y abuso de esa adolescente manera de comportarnos donde siempre la culpa la tiene otro. Necesitamos escondernos en nuestras debilidades al punto de victimizarnos con tal de no aceptar y reconocer la dolorosa realidad de que la mayoría de las veces las cosas salen mal por responsabilidad propia. La herencia, la genética, las circunstancias, el clima, la familia, la educación y la lista es interminable a la hora de buscar los argumentos que nos dejen la conciencia tranquila para que en el momento de colocar la cabeza en la almohada podamos dormir en paz. Pero la paz no llega, entonces pasamos a la fase de la generalización.

Nos creemos ciudadanos  impolutos y nos pasamos  el día diciendo que los políticos son todos corruptos, los adolescentes son todos unos mal educados, y las rubias todas tontas.  Generalizar es la forma más cómoda de sacarnos el tema de encima sin siquiera habernos tomado un minuto para pensar como, cuando y porque es que se llego a determinada situación.

En el afán de desligarnos de la responsabilidad usamos esa generalización  y ponemos el foco en el comportamiento de forma  individual de quienes tienen responsabilidad institucional y eso se convierte en algo peligroso, el daño que se le causa a las instituciones que son la columna vertebral del funcionamiento de nuestra democracia es lamentable.

Argentina adolece, padece la adolescencia de nosotros, sus ciudadanos, que aun no podemos llegar a un estado de madures donde empecemos a hacernos cargo de la parte que nos toca, ante esa impotencia, culpamos. Si, ya se… yo también pago todos mis impuestos y voy a votar casa dos años pero a la vista está que eso hoy no alcanza.

Ya es hora entonces, no hay lugar para seguir jugando a ser jóvenes inexpertos. No tenemos tiempo de seguir quejándonos. El futuro llega rápido, muy rápido, y no hay tiempo que perder si queremos que las próximas generaciones sean protagonistas de un país que se desarrolle, crezca, y sueñe con ser cada día más grande tenemos que ponernos manos a la obra. Las instituciones se fortalecen cuando están llenas de personas que forman parte de ellas, la diversidad genera debate, el debate genera ideas, las ideas se transforman en acciones y las acciones son las que cambian la realidad. No podemos dejar que el voto sea la única herramienta de expresión ciudadana.

La política es la herramienta y los dirigentes tenemos doble responsabilidad, tenemos la obligación de hacer un llamado sincero y amplio a la participación. La responsabilidad de construir los lazos y los puentes que sean  necesarios para que cada uno pueda encontrar un lugar donde poder canalizar el potencial de pensar, proponer, crear, soñar. No es un slogan no vamos a cambiar por repetir la palabra en cada discurso o spot publicitario. Vamos a cambiar si lo hacemos entre todos, respetándonos aun cuando estemos en las antípodas ideológicas del pensamiento.

Que deje de ser una necesidad seguir buscando culpables.

 

 

 

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