15 Dic 2025
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Nueve de Julio

El sabor de los calcetines

por Juan Manuel Jara

Finalmente, lo que no se pudo lograr en la ciudad de Buenos Aires parece haberse concretado en la provincia homónima. La alianza de La Libertad Avanza con el PRO con el único objetivo de disputarle la madre de todas las provincias al Peronismo (que, dicho sea de paso, tiene flor de “bolonqui” con el movimiento independentista de Axel). Pero, claramente, este acuerdo tendrá sus particularidades según el distrito, porque hay casos, como el de 9 de Julio o Junín, en los cuales la situación entre estas dos fuerzas de la Tierra está lejos de ser celestial.

Y hay motivos para que así sea porque, durante el primer año y medio de la gestión de la Intendente María José Gentile, fue el bloque de concejales de LLA quien marcó, no solo el ritmo del accionar del HCD, condicionando muchas veces a los otros bloques, sino que además llevó a instancia judicial dos denuncias penales contra la misma Intendente, una por el tema Tierras, la otra, recientemente ratificada, por el tema uso indebido del espacio San Cayetano, más pedido de destitución. Si bien el “panquequismo” sigue estando vivito y coleando en la política (¡¡¡ejemplos sobran…hola “Colo”!!!), imposible pensar que en nuestro distrito haya “tabula rasa” y salgan de la mano, a los besos y a pura selfie con lista única de concejales.

Quizás, conocida la noticia, algún naif integrante amarillo local haya respirado creyendo que con este acuerdo se acababa el asedio violeta de más de un año. Bueno, de ninguna manera. Ya quisiera el oficialismo neutralizar a sus principales oponentes quienes llevan, a priori, las chances de sacar el mayor provecho en las elecciones del 7 de septiembre. Pero para los violetas del 9 sería tirar por la borda todo el capital político acumulado durante el 2024. De todas maneras, a los armadores provinciales poco les importa las cuestiones locales. Digámoslo claramente: su objetivo son las bancas provinciales. Sea que a nivel local vayan en una lista conjunta o cada espacio con la suya, lo único que buscan es que ambos lleven la misma lista de legisladores bonaerenses. Eso es lo importante. Después, que se sigan matando.

Hoy el PRO, sintiendo aun los estertores de la derrota del 23, está sufriendo en carne propia lo que le hizo a la UCR en el 2015. En aquel entonces, lo que quedaba del herido partido radical decidió agachar la cabeza, asumir el rol de “dama de compañía”, “che pibe” y otros motes más denigrantes, del envalentonado espacio que lideraba Mauricio Macri, recién ungido presidente de la Nación. ¿El objetivo? Evitar la firma del certificado de defunción política y quedar así fuera del juego. Si había que lamer medias que fueran las de los ganadores. Diez años después, a lo que queda del PRO, le toca probar el sabor de los calcetines ajenos y convertirse así en el lacayo provincial (quizás también nacional) de LLA, simplemente para seguir prendidos, para no perder más, para evitar la sangría de dirigentes al espacio violeta. Por supuesto, en las declaraciones suenan objetivos más glamorosos, ostentosos, grandilocuentes pero, ante los saltos a la vereda violeta de la vida de varios de sus dirigentes y los continuos errores de cálculo del devaluado Mauricio (principal responsable de la actualidad de su espacio), no les queda otra. Aunque algún dirigente aun masculle bronca es supervivencia política en estado puro. Primero nosotros, después los ciudadanos.

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