22 Dic 2025
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Nueve de Julio

El Editorial del Lobo

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La política del engaño y el fracaso local

Las recientes maniobras políticas del presidente del Concejo Deliberante de Nueve de Julio, Esteban Naudín, y la constante estrategia de la intendenta María José Gentile, revelan una desconexión alarmante con las verdaderas necesidades de la comunidad. Ambos, al igual que sus aliados, se han centrado más en mantener el control político y repartir poder que en abordar los problemas reales de los ciudadanos. En este contexto, la política que prevalece no solo engaña, sino que también vacía la democracia de contenido, manipulando el voto popular en su favor.

El Juicio Político como oportunismo

Las acciones de Naudín en el Concejo Deliberante, como el juicio político a la jueza Florencia Valinoti, son un claro ejemplo de oportunismo político y descaro institucional. Durante meses, los bloques tradicionales del PRO, PJ y UCR optaron por el silencio ante denuncias graves. Solo cuando la presión política se hizo insostenible, decidieron actuar, buscando capitalizar la situación para sus propios intereses. Lo que en apariencia podría parecer un acto de justicia, se revela en la práctica como una maniobra de autopreservación, destinada a consolidar un poder que poco tiene que ver con el bienestar de la gente.

Presupuesto 2026: Pretexto para la repartija

Lo mismo ocurre con el presupuesto 2026, donde Naudín intenta presentar un supuesto consenso político, mientras que, en la práctica, la repartija de poder sigue siendo el eje central de las decisiones. El presupuesto debería ser una herramienta para mejorar las condiciones de vida de la comunidad, pero se ha convertido en una excusa para mantener privilegios políticos y limitar el debate democrático. Los discursos vacíos y las promesas incumplidas son la norma, mientras las verdaderas necesidades de Nueve de Julio siguen sin respuesta.

Además, Naudín, en un claro intento de eludir responsabilidades, ha optado por culpar al Gobierno Nacional por la falta de fondos, jugando al «ping pong» de la culpa. Según él, la escasez de recursos para llevar adelante proyectos cruciales para la ciudad se debe a la falta de envíos del gobierno central. Este argumento, que lejos de aclarar las responsabilidades, contribuye a la desinformación y la evasión, sigue sirviendo como excusa para justificar la falta de acción local. El resultado es el mismo: un presupuesto que no responde a las verdaderas necesidades de la población.

Gestión de Gentile: Parálisis e improvisación

Al mismo tiempo, la gestión de la intendenta Gentile ha caído en la misma dinámica. Más que reconocer las fallas de su administración, la intendenta parece más enfocada en culpar al Gobierno Nacional por la falta de progreso en la ciudad. La ausencia de planificación, la improvisación constante y la falta de proyectos concretos han dejado a la ciudad en un estancamiento peligroso. Las lluvias, los caminos rurales deteriorados y la falta de infraestructura básica son problemas que no son nuevos ni imprevisibles. Sin embargo, cada crisis es enfrentada con excusas y parches, sin una visión clara de futuro.
Al igual que Naudín, Gentile también ha señalado al Gobierno Nacional como responsable de la falta de avances en su gestión. Pero la realidad es que la falta de acción y de un plan claro para abordar los problemas locales ha dejado a la comunidad en una situación crítica. Mientras se señalan mutuamente con el gobierno central, la ciudad sigue sin soluciones estructurales y las promesas de mejora continúan quedando en el aire.

Un Sistema Político Desconectado de la Gente

Lo más preocupante es que esta falta de acción y responsabilidad no es una coincidencia, sino una estrategia deliberada. Tanto Naudín como Gentile han elegido un camino en el que la política interna y los intereses partidarios prevalecen sobre el mandato del pueblo. La «rosca política» ha sustituido a la democracia genuina, y el voto popular, que debería ser el eje de la representación política, se convierte en un obstáculo que se esquiva cuando no conviene a los intereses de quienes detentan el poder.
Esta desconexión entre la política y la ciudadanía no es solo un defecto de gestión, sino una traición a la democracia misma. Los ciudadanos de Nueve de Julio han hablado con su voto, y lo que se les ha devuelto son negociaciones a puerta cerrada, acuerdos entre pocos y una política de simulación que ignora por completo sus necesidades reales. La ausencia de autocrítica, el estancamiento de la ciudad y la falta de soluciones estructurales muestran que, en lugar de gobernar, se está administrando un fracaso anunciado.
Cuando la política se convierte en un juego de poder cerrado, desconectado de las demandas del pueblo, la democracia se convierte en una fachada. Y cuando el voto se pisotea para mantener el control, el pueblo siempre encuentra la manera de hacer escuchar su voz. La política del engaño, que intenta presentarse como institucionalidad, es finalmente vista por la gente como lo que es: una traición a sus expectativas y a sus derechos. En Nueve de Julio, el costo de esta traición ya está escrito, y es solo cuestión de tiempo para que la memoria del electorado pase factura.

El Reto de la Renovación Política

La situación que atraviesa Nueve de Julio no solo refleja una crisis local, sino un problema estructural de la política en su conjunto. Lo que ocurre en esta ciudad se replica en muchas otras partes del país. Es claro que la política necesita renovarse: no se trata solo de gestionar el presente, sino de adaptarse a un futuro incierto que exige nuevas formas de pensar y actuar.
Los referentes políticos deben comprender que los métodos tradicionales ya no son suficientes. El desafío es adaptarse a un mundo en constante cambio, ser flexibles, innovadores y comprometidos con los intereses reales de la gente, no con el poder por el poder mismo.
El control político y las negociaciones a puertas cerradas ya no sirven. La política debe retornar a sus principios: representar a todos y servir a la ciudadanía en su diversidad. Los referentes que no escuchen este mensaje estarán condenados a quedar atrás. Nueve de Julio, como el resto del país, pide un cambio real. Quienes no se adapten estarán fuera de tiempo.

EL LOBO

 

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