“Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come” decía Ludwing Feuerbach en 1850. Pasó mucho tiempo desde aquella afirmación y la importancia de alimentarse saludablemente fue creciendo a través de los años. Hoy los consumidores están atentos a la información nutricional, leen las etiquetas con detenimiento y las sustancias que componen los alimentos. Reflexionan acerca de las consecuencias de llevar una vida saludable y están dispuestos a pagar un valor agregado por productos que les aseguren cumplir con reglas de producción y elaboración ecológica, orgánica y saludable. Pensar y comportarse de manera sustentable y amiga del medio ambiente es una tendencia que crece en el mundo y el vino argentino no es la excepción.
Derribando mitos
Muchas dudas surgen a cerca del sabor de los vinos orgánicos comparándolos indefectiblemente con los tradicionales ya que el consumidor no sólo busca lo saludable sino el placer de tomarse un vinito. Acerca de este prejuicio Pablo Dessel, Director Comercial de Vinecol, afirma que “en una degustación o cata a ciegas es imposible reconocer si un vino es orgánico o no”. Otra pregunta frecuente es si podemos encontrar vinos orgánicos de guarda, ya que en la vinificación la diferencia en la cantidad de sulfito que se le puede agregar al vino hace que algunos vinos no tengan mucha capacidad de guarda. “En nuestro caso, elaboramos vinos orgánicos de alta calidad, varios de nuestros vinos tienen paso por roble y eso permite encontrar diferentes aromas y mayor capacidad de guarda. Por eso no nos cerramos solo al que quiera consumir vinos orgánicos, atendemos a quien quiere un buen vino ¡y si es orgánico mejor!”.
Pero ¿Qué son los vinos orgánicos?
Hay tres aspectos generales que es necesario destacar: el viñedo, el vino y la certificación orgánica. En el viñedo todos los trabajos se realizan sin utilizar agroquímicos, fertilizantes o pesticidas artificiales y se debe evitar procesos que demanden el uso excesivo de agua y energía. El vino deberá seguir determinadas reglas en su elaboración como usar uvas con el máximo de sanidad, utilizar clarificantes naturales y las dosis permitidas de anhídrido sulfuroso. Además todo el proceso debe ser realizado con productos naturales. El fraccionamiento no queda afuera y los materiales del tapón, etiquetado y encapsulado deben ser biodegradables. Por último la certificación de los dos procesos anteriores le otorgará la garantía al consumidor que es un vino orgánico elaborado con el compromiso de haber seguido parámetros de calidad establecidos para ser amigable con el medio ambiente. Además de cumplir con los requisitos habituales en la etiqueta debe decir “vino orgánico”, llevar el sello de la certificadora junto a un nuevo sello que dice Orgánico Argentina. De esta manera el producto se encuentra certificado de manera clara y precisa.
Al infinito y más allá: los vinos biodinámicos
Los vinos biodinámicos cumplen con los requisitos similares a los de los vinos orgánicos pero se diferencian de éstos ya que ponen el acento en el suelo y los ciclos lunares, el uso de abonos y pesticidas está descartado como el uso de maquinaria ya que la recolección se realiza manualmente. Se concibe a la tierra y los productos que de ella crecen en armonía con el universo. De esa interrelación profunda de hombres, animales, plantas y astros nace el vino biodinámico.
¿Por qué elegir vino orgánico?
Además de los beneficios tradicionales del vino, como mejorar la vitalidad del corazón, regular la presión sanguínea y mejorar el sistema inmunológico, elegir un vino orgánico nos da la posibilidad de brindar con un vino singular y vivir a conciencia con el medio ambiente.
Expovinos Bragado
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