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domingo, 5 mayo, 2024

Valeria del mar y Marisol: Playas tranquilas en la provincia de Buenos Aires para disfrutar este finde largo

¿Te seduce conocer pequeños pueblos junto al mar? Las orillas escondidas de la costa bonaerense invitan a abrazar sus aguas y a caminar por la arena limpia.

El sonido de las olas llega con la magia de postales inolvidables en dos balnearios bonaerenses con nombre de mujeres. Valeria del Mar, en Pinamar; y Marisol, en Coronel Dorrego, se disfrutan durante todo el año.

El aroma de los pinos entre la brisa costera

 

A orillas del Mar Argentino, con playas de 200 metros de ancho, bosques inmensos, médanos que parecen extenderse al infinito y los colores sol reflejados en el mar, la localidad de Valeria del Mar deslumbra.

 

A sólo setenta metros de la costa, el Apart del Sol -IG @apartdelsol_wellnessspa- propone una estadía a pleno descanso: piscina climatizada cubierta con techo corredizo, spa con circuitos hídricos, servicios de masajes y estética corporal y facial, parque de juegos para las infancias, estacionamiento cubierto y servicios accesibles  en todas sus instalaciones para personas con dificultades de movilidad.

“Ofrecemos un trato familiar a nuestros huéspedes. Constituimos un grupo muy amable y sobre todo servicial, que es el que nos permite generar trabajo y trabajar”, afirmó Mateo Alejandro Ferretti, a cargo del lugar.

 

Este alojamiento de ensueño articula con el balneario La Negra María, que brinda  rampa con acceso a la playa y sillas anfibias para que todas las personas puedan disfrutar del mar.

En el destino se suman actividades de turismo aventura y experiencias para todas las edades. Travesías todo terreno, cabalgatas, itinerarios diurnos y nocturnos en cuatriciclos, bicicleteadas y jeeps; excursiones de pesca, diversidad de deportes y un pintoresco centro comercial, con restaurantes exclusivos y casino, atrapan a turistas y visitantes.

Un bosque de pinos, cipreses, eucaliptos y robles permuta cada rincón. “El sol y la brisa costera intensifican el aroma de la floración”, aseguró Matias “Nené” Di Gregorio, emprendedor valerense. Su jardín y el de los vecinos aportan al paisaje jazmines, begonias y especies arbustivas.

Un hermoso pueblo costero de 200 habitantes

 

La serenidad, incontables médanos y la particularidad del agua donde el Río Quequén Salado se confunde con el Océano Atlántico, dan forma a Marisol, un pago costero ubicado en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.

 

En la localidad del distrito de Coronel Dorrego, alejada de las grandes urbes y enmarcada por paisajes ribereños, boscosos y marítimos, viven 200 personas.

 

Eucaliptos, álamos, pinos, médanos blancos y forestados, y sus playas de cincuenta kilómetros, crean una magnífica escenografía para el regocijo en familia.

“Somos una familia oriunda de Bahía Blanca, que se enamoró de Marisol y decidió realizar un emprendimiento en este hermoso lugar. La pandemia nos acercó de casualidad a lo que ahora es parte de nuestro día a día y nos llena de alegría”, recordó Rocio Stempels Bautista, administradora de Altos de Marisol Cabañas -IG: @altos.demarisol-.

El complejo cuenta con cabañas para hasta siete personas, desayuno, bicicletas, kayaks, juego de playa, internet, tv, estacionamiento, patios con hamacas paraguayas para disfrutar del canto de los pájaros y observar zorros y cuises que construyen sus casas bajo tierra. “Amamos el mar y queremos brindar lo mejor porque como decimos nosotros: estamos en el paraíso. Queremos apostar por el crecimiento sustentable y la mejoría de la oferta turística”, expresó.

En esta postal sureña es común la práctica de deportes acuáticos como kitesurf o surf o stand up paddle o pesca deportiva en el Río Quequén y Mar Argentino.

Su puente antiguo, que recuerda el trazado original del Balneario Marisol; los saltos naturales del Río Quequén Salado, las cascadas  Mulpunleufú y Cifuentes- identificada como el salto más alto de la provincia de Buenos Aires con 7 metros de altura- y La cueva del Tigre, son parte de los imperdibles de este destino.

“Los visitantes de Marisol se van muy contentos, justamente por desconectar de las ciudades y conectar con la naturaleza y los habitantes de acá. Desde la primera vez, se sentirán muy bienvenidos por parte de todos, y la verdad que es una comunidad muy linda y muy compañera”, concluyó Bautista.

Valeria del Mar y Marisol, pequeñas localidades costeras de la provincia de Buenos Aires, convierten cada estadía en un descanso perfecto a donde siempre queremos volver.

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