El rechazo de cheques por falta de fondos se ha convertido en un indicador clave de la crisis económica que afecta a pequeñas y medianas empresas (PyMEs) en Argentina. Con 800.000 cheques rechazados en el acumulado de enero a noviembre, el panorama para la cadena de pagos es cada vez más sombrío. El dato es un reflejo claro de la creciente dificultad financiera de los sectores productivos del país, especialmente en un contexto de restricciones crediticias y alta inflación.
Durante noviembre, la cantidad de cheques rechazados por falta de fondos alcanzó las 100.603 unidades, lo que representa un incremento del 190% en comparación con el mismo mes de 2024, cuando fueron rechazados 34.751 cheques. Este aumento drástico no solo es sintomático de una crisis económica, sino que pone en evidencia la creciente incertidumbre sobre la capacidad de las empresas para cumplir con sus compromisos financieros. En el acumulado de enero a noviembre de este año, el total de cheques rechazados llegó a 798.119, más del doble que en 2024, lo que implica un incremento interanual del 131%.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) es el encargado de informar sobre las estadísticas de pagos minoristas, y su último informe confirma lo que muchos sectores productivos ya venían advirtiendo: la cadena de pagos está colapsando debido a la falta de liquidez. Las PyMEs, que dependen de un flujo constante de pagos para mantener su operatividad, se encuentran en una situación financiera cada vez más precaria.
El stress financiero de las Empresas
Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), alrededor del 30,9% de los empresarios enfrentan dificultades para acceder al crédito, mientras que un 22% considera que su situación financiera es mala. Estos datos coinciden con la tendencia que se había observado en octubre, lo que sugiere que las PyMEs no están viendo una mejora en su capacidad de pago. De hecho, el creciente rechazo de cheques indica que el estrés financiero en el sector industrial se ha agravado.
Las pequeñas y medianas empresas, que en su mayoría no tienen acceso a financiamiento internacional, están siendo golpeadas por la alta inflación y el encarecimiento del crédito interno, lo que las coloca en una situación cada vez más compleja. Con una restricción en el crédito y unos costos operativos en constante aumento, muchas de ellas ven truncada su capacidad para cumplir con las obligaciones financieras más básicas.
Aumento de los montos rechazados
Además de la creciente cantidad de cheques rechazados, otro dato que sobresale es el aumento de los montos rechazados. En noviembre de 2025, el monto nominal de los cheques rechazados experimentó un incremento del 373,8%, comparado con el mismo mes del año anterior. Este aumento en los montos refleja no solo la expansión de la crisis, sino también un problema estructural en la economía argentina, que se ve reflejado en una creciente dificultad para cubrir los compromisos financieros. La inflación y el tipo de cambio continúan siendo factores determinantes para este incremento. Las empresas no solo tienen que hacer frente a la incertidumbre económica, sino que también enfrentan costos crecientes en dólares, lo que incrementa aún más el estrés financiero.
La mora crediticia de las familias
Además de las PyMEs, las familias argentinas también atraviesan serias dificultades económicas, tal como lo muestra el informe del BCRA. Los pagos en cuotas de tarjetas de crédito registraron una caída interanual del 34,6% en noviembre, lo que refleja un estrés financiero en las familias que se endeudan para cubrir gastos esenciales, como alimentos y servicios. La mora crediticia, que había comenzado a mostrar señales de alerta en los últimos meses, alcanzó un 4,5% del crédito al sector privado, el nivel más alto de los últimos cinco años.
Entre los hogares, la mora alcanzó el 7,8% en los préstamos personales y tarjetas de crédito, lo que indica que una parte importante de la población no está pudiendo hacer frente a sus compromisos financieros. Los jóvenes de entre 18 y 21 años son los más afectados, con una tasa de morosidad del 41%, lo que refleja el endeudamiento excesivo de esta franja etaria, que en muchos casos recurre a las tarjetas para poder financiar sus estudios o ayudar a sus familias.
La respuesta del Gobierno
Mientras las empresas y las familias lidian con este panorama, el gobierno de Javier Milei se muestra centrado en reformas estructurales, como la reforma laboral y la inocencia fiscal, que generan preocupaciones sobre el impacto social. Si bien el gobierno sigue insistiendo en la necesidad de una disciplina fiscal y una reducción del déficit, muchos sectores critican que estas reformas no abordan las necesidades urgentes de las empresas y las familias en términos de liquidez y acceso a crédito. La administración Milei se encuentra atrapada entre la necesidad de mantener una austeridad fiscal y las demandas de sectores productivos y sociales que requieren medidas concretas para aliviar el peso de la crisis.
El incremento en los cheques rechazados, la morosidad creciente y la caída del consumo reflejan una economía en recesión. Las PyMEs y las familias argentinas atraviesan dificultades crecientes, y el panorama no parece mejorar en el corto plazo. Sin embargo, las políticas del gobierno parecen centrarse en ajustes estructurales que no responden a las necesidades inmediatas del sector productivo y la ciudadanía.
El desajuste financiero que vive el país pone en evidencia la necesidad de un cambio de enfoque en las políticas económicas. Mientras se debate la reforma laboral y otras medidas a largo plazo, las soluciones inmediatas, como el acceso al crédito y la mejora de las condiciones para las empresas, parecen estar relegadas a un segundo plano.





