Un estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience indicó que las personas que se sienten más jóvenes que su edad real también pueden tener cerebros que envejecen más lentamente. Para llegar a esta conclusión, participaron 68 adultos mayores sanos, de entre 59 y 84 años. A lo largo del tiempo, el cerebro va perdiendo neuronas y la sinapsis se debilita. Esto genera una menor capacidad de reflejos y una mayor dificultad para aprender cosas nuevas. De todas formas, ralentizar el envejecimiento es posible realizando actividad física y mental el mayor tiempo posible en las etapas previas a la vejez.
«La edad es sólo un número», dice el famoso dicho. Así lo deja en claro un estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience.
En la investigación, los científicos determinaron que las personas que se sienten más jóvenes que su edad real también pueden tener cerebros que envejecen más lentamente. Para llegar a esta conclusión, participaron 68 adultos mayores sanos, de entre 59 y 84 años.
Se midió el volumen de materia gris en varias regiones y los participantes respondieron encuestas para indicar si se sentían o no más jóvenes que su edad, como también para medir sus habilidades cognitivas.
Luego, se compararon las respuestas de la encuesta con los escáneres cerebrales y así descubrieron que las personas que se sentían más jóvenes que su edad obtuvieron puntajes más altos en las pruebas de memoria y tenían menos probabilidades de tener síntomas de depresión.
Las personas en este grupo también tenían más materia gris en ciertas regiones del cerebro, algo típico de los cerebros más jóvenes.
De todas formas, se necesita más investigación al respecto para afirmar con certeza esta asociación, aunque lo que sí es seguro es que hay que mantener el cerebro sano con diversas actividades.
A lo largo del tiempo, el cerebro va perdiendo neuronas y la sinapsis se debilita. Esto genera una menor capacidad de reflejos y una mayor dificultad para aprender cosas nuevas.
De todas formas, ralentizar el envejecimiento es posible realizando actividad física y mental el mayor tiempo posible en las etapas previas a la vejez. Esto se almacena en una especie de «reserva» que potenciará las capacidades intelectuales en un futuro.
Por eso, tanto como una dieta sana y ejercicio físico constante debe estar acompañada por un buen desarrollo del aprendizaje. Mantener la mente ocupada en hobbies, lectura, viajes o juegos que pongan a prueba lo cognitivo es fundamental para una óptima salud cerebral.
Algunas actividades puntuales para que el cerebro se ejercite es aprender un idioma, a tocar un instrumento Y viajar para generar adrenalina, estrés bueno y emociones nuevas.
Pero lo más importante es estar motivado constantemente. Esto hace que el cerebro pueda sentir emociones más vívidas. Las emociones motivan a la persona a sentirse viva. Por eso es preocupante cuando el adulto mayor se encierra en su casa o no quiere participar de ninguna actividad. Cuando las personas no tienen problemas fisiológicos pero se encierran en sí mismos, se llama apagón emocional.
(La Tecla)