Por Carlos Graziolo
Las cosas ya no son como antes o como hace décadas atrás. El estado levantisco de la ruralidad se va acrecentando. Hace apenas dos meses más de 300 personas se movilizaron hasta la plaza principal de Carlos Casares, frente al Palacio municipal de esa ciudad vecina, para reclamar respuestas ante la crítica situación vial. El intendente prometió entonces una reunión, pero sin soluciones concretas.
Unos pocos días después y en una noche caliente, el 22 de mayo, las protestas surgieron desde 9 de Julio cuando se llevó a cabo la segunda reunión entre productores rurales, docentes y algunos vecinos de las localidades que se ven afectados por la inundación, y concejales, autoridades de entidades intermedias y, como se había pedido en una reunión anterior, la presencia de la Intendente María José Gentile y el secretario de Obras y Servicios Públicos Juan Pablo Boufflet. Después fue el turno de Quiroga, el viernes 27 de julio y ayer se repitió en aquella localidad una nueva y ¿última? reunión de este tipo.
En todos los casos detallados los reclamos son por la falta de reacción de los respectivos ejecutivos y que ponen en tela de juicio la labor de funcionarios a cargo del área y hasta de la pericia o no de empleados manejando la maquinaria.
Han transcurrido ya 17 semanas y transitamos la número 18 de la entrada de agua al distrito -en distintos lugares- y no parece haber reacción. El método de contacto entre afectados y autoridades no parece ser el mejor y va camino a quedar en desuso, porque está bordeando la agresión personal o el insulto a viva voz. ¿Cuánto falta? Difícil saberlo, pero salvo un sentido de inmolación en público del Secretario de Obras Públicas que recibe todas las cachetadas, lo más aconsejable sería que se abandonara este modelo de relación porque a medida que pasan los días (y meses) y la solución no llega, la bronca va en aumento.
Todos los exponentes, entre ellos muchas mujeres, apuntaron a exteriorizar lo que consideran una inacción del municipio a cargo de María José Gentile frente al deterioro de la red vial, esencial no solo para la actividad agropecuaria, sino también para la vida en el ámbito rural, escuelas incluidas.
Apuntes al margen
De los bloques de concejales, la UCR dio el presente con tres: ‘Nacho’ Palacios, Eduardo Moscato y Marcela Regalía. Unión por la Patria con dos: Sebastián Malis y Julia Crespo. La Libertad Avanza con Luis Moos y Sol Ormaechea, y tres del PRO: la local Marisel Unanua, César García e Inés Ormaechea, pero fue donde más se notaron las ausencias (tres) porque tenían que defender los ‘trapos’ de la gestión. El delegado Juan Carlos Silva también recibió lo suyo en cuanto a reprobaciones por su tarea y forma de conducirse.
Se habló de canales clandestinos que también los hay, pero para los que parece no existir remedio porque la antigüedad supera la década. Se agradeció la presencia de los concejales y se criticó a la intendenta por su ausencia.
Lo que sonó más contundente y repetido por más de uno fue la amenaza de no pagar más la tasa por red vial, otro problema paralelo que podría crear esta situación.
“Los últimos 20 años no se hizo nada, hubo desidia” resumió uno de los presentes. Repasemos: 10 años de Battistella, 8 de Barroso, un año y medio de Gentile. ¿Cuál es la curiosidad? Después de mucho tiempo el peronismo no recibe una crítica por esta situación. Claro, en 9 de Julio. En Casares la cosa es al revés.
Alguien dijo que el sistema de atención de los caminos no sirve en manos de los municipios y que habría que optar por los consorcios camineros. Pero hay muchas dudas sobre la eficacia y costo de ello. Las docentes repasaron que triplican los kilómetros para llegar a sus establecimientos -cuando pueden- y no se les reconocen esos gastos.
Moos pareció regodearse dando consejos de como hacer ciertos trabajos. asi al final surgió una suerte de solución revisando una vieja ordenanza, a la que se podría echar mano con adecuaciones. Sonó a improvisación: si estaba esa herramienta ¿por qué no se la tuvo en cuenta antes?
Boufflet adujo falta de maquinarias, falta de dinero, un clásico, pero le contestaron con una pregunta “¿Cuál es la agenda?” y con una propuesta: “Cerrar otros programas y destinar los recursos a solucionar este problema”.
“Es la continuidad de una gestión y los canales no se han limpiado” le dijeron.
Y él respondió, sincero a ultranza, que “transitaremos la primavera y llegaremos al verano con agua”. Más clarito, echale…si, agua. Pero mejor no.
En un escenario extraño donde habitualmente se habla de cuestiones futbolísticas, la auto convocatoria terminó después de escuchar las exposiciones de los productores, trabajadores del sector y docentes que contaron en primera persona sus dificultades para transitar por los caminos rurales desde y hacia sus establecimientos y a la escuela, mientras flota en el aire la rebeldía de no pagar la tasa por red vial. Casi nada.






