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viernes, 19 abril, 2024

El caso del “petiso Orejudo”

(Por Marina Suárez – Técnica en criminología y criminalística)

El siguiente Artículo refleja el primer caso registrado por la Criminología Argentina, de mucha consideración ya que se lo “etiquetó” de asesino serial.

En 1912, un caso criminal conmovió a la opinión pública argentina y alcanzo gran difusión; una prueba para las ideas positivistas en la Argentina en ese momento.

El 4 de diciembre de dicho año fue detenido un menor, Cayetano Santos Godino; apodado “el petiso orejudo”, quien confesó ser el autor de varias muertes de niños, ocurridas en Buenos Aires, principalmente ese año. Esos asesinatos estuvieron rodeados de características sádicas, y crueles que habían despertado una gran indignación pública, teniendo en cuenta la inocencia y las características de indefensión de las víctimas, niños entre tres y seis años. Conforme a las confesiones de Godino,-que no pudieron ser probadas en su totalidad- se le consideró: autor de los siguientes hechos:

1) Tres homicidios de niños, entre enero y diciembre de 1912.

2) Un homicidio, anterior a 1908.

3) siete incendios intencionales.

4) Ocho mutilaciones de animales (le fascinaba cegar caballos)

5) Diversos Hurtos.

Cayetano Santos Godino, nacido el 31/10/1896, tenía dieciséis años al momento de ser detenido. Era un notorio débil mental, con desarrollo físico insuficiente para la edad, y una personalidad altamente perturbada y agresiva, pese a su aspecto inofensivo. Solo sabía dibujar su nombre, y sus declaraciones contienen incoherencias, contradicciones y expresiones de satisfacción por la notoriedad alcanzada. Los medios de que se valió para intentar los homicidios fueron de tipo: golpes con piedras, estrangulación, sofocación, incendio de ropas, etc. Godino relato haber buscado a sus víctimas buscando “niños con cara de zonzos y que no tuvieran mucha fuerza”, que él tampoco poseía, dada su contextura. No abusó sexualmente de sus víctimas, pero sentía cierto goce sexual contemplando los estertores y agonías, e incluso golpeaba con ramas los cuerpos sin vida, para procurarse más satisfacción. Asistió al velatorio de una de sus víctimas, y coleccionaba las noticias alusivas de los diarios, que se hacía leer, dado su analfabetismo. Internado transitoriamente en el Hospicio de las Mercedes, trato de asesinar allí a algunos de los internos inválidos, con métodos inidóneos.

La biografía de Godino era típica de las condiciones propias de la inmigración campesina pobre, por cuanto nació de padres calabreses, en familia numerosa criada en conventillos, habiendo sido su padre alcohólico, sifilítico y golpeador. Cayetano tenía veintisiete cicatrices en la cabeza, producto de los castigos del padre y de los que recibía frecuentemente de otros menores en peleas callejeras. Su crecimiento se retrasó, además, como consecuencia de una larga infección intestinal en su infancia, que lo mantuvo largo tiempo al borde de la muerte. Fue expulsado de numerosas escuelas por escasa capacidad intelectual y carácter conflictivo, que motivo a sus padres a solicitar que se lo interne en la Colonia de Marcos Paz, en ese momento Cayetano tenía doce años, con lo que perdió contacto con su hogar por tres años, durante los cuales sufrió numerosas palizas propinadas por los menores internos, entre otras razones, por su irrefrenable impulso de torturar y mutilar animales., también presentaba episodios de alcoholismo y tabaquismo precoz.

Lo llamativo de Godino era el aspecto corporal de niño con rostro y sexo adulto y una personalidad básicamente instintiva. Sus gestos y el contenido de sus conversaciones, evidenciaban a un débil mental, tenía orejas y extremidades desproporcionadamente grandes y era físicamente, muy limitado. Carecía de capacidad para reprimir sus impulsos perversos y hablaba un castellano elemental, mezclado con dialecto calabrés. En síntesis parecía ser un ejemplar perfecto de un “delincuente nato”, instintivo o por naturaleza, o por perversidad brutal y gratuita; en suma, un “loco moral”, un sádico incapaz de remordimientos o de sentimientos altruistas o de piedad.

Análisis desde la Psiquiatría y Psicología Criminal

El caso Godino representa un interesante punto de partida para introducirnos en el desarrollo histórico y teórico de la psiquiatría y psicología criminal en la Argentina, en el que participaron destacadas figuras intelectuales positivistas del área médica y jurídica, como Antonio Cabred, José Estévez, Antonio Piñera, Francisco Ramos Mejía, Carlos Octavio Bunge y Octavio González Roura, entre otros.

El Primer informe médico legal sobre Godino, fechado en 1913, lo evalúa con parámetros criminológicos que se aproximan a su real situación de alienado, constatando que “los hechos denotan una evidente anormalidad, sea desde el punto de vista criminológico y del punto de vista psiquiátrico, lo que solo se explica por la analogía que existe entre la delincuencia congénita y locura moral.”

Por ese motivo, las conclusiones determinan que el imputado “es un alienado mental e insano o demente, en las acepciones legales, que es un degenerado hereditario, imbécil, que sufre de locura moral, por definición muy peligrosa” y que “es irresponsable”. En sentido contrario, el Fiscal Jorge Coll, solicita la prisión preventiva de Godino y sosteniendo una curiosa tesis, también de base positivista, según la cual de acuerdo a las ideas más modernas de la ciencia criminológica los locos morales no eran locos o dementes en el sentido estricto del término. Lo demostraba subrayando que Godino comprendía lo que se decía, y explica los hechos, aun en medio de sus deficiencias psíquicas.

El Fiscal expresa:

El delincuente más o menos Psicopatológico puede ser recluido en un establecimiento carcelario donde se le inculquen hábitos morales y sociales. Declararlo insano por no existir el establecimiento que requiere su tratamiento de degenerado antisocial es una injusticia o un error científico. Tengo fe en los efectos de la pena y que antes que cumpla la condena se habrán implementado cárceles especiales.”(Hace mención de que en ese momento no había cárceles especializadas para la problemática de este sujeto).

El Fiscal admitía, en suma, que en la Argentina esos institutos de corrección no existían, pero que por razones de defensa social, era más seguro encerrarlo por tiempo indeterminado en un establecimiento penal lejano, donde empezara su tratamiento, hasta que se lo pudiera realizar plenamente en un establecimiento especial, cuando se crease.

Luego a Godino se le impuso una pena de penitenciaría por tiempo indeterminado; este permaneció en el penal de Ushuaia por el resto de su vida. La libertad condicional le fue negada, en base a pronósticos médicos de peligrosidad que remitían al momento de los hechos originales. Godino perdió todo contacto con su familia y falleció en el penal el 15 de noviembre de 1944 a los 48 años.

Concluye Elbert: “el caso Godino es una documentación clara tanto de la aplicación de los principios positivistas, en particularidad a lo referente a la peligrosidad y a la defensa social, como en las incongruencias político-criminales a que esos principios conducían.”.

Fuente: Carlos Alberto Elbert, Manual básico de Criminología, EUDEBA, Buenos Aires, 2007, Cuarta Edición.

Breve Comentario: Este caso histórico nos permite analizar, desde la Criminología, la influencia en las conductas que tiene el contexto familiar, así como el sociohistórico; económico y escolar para la formación de los menores.

Otro aspecto a tener en cuenta, y además que hasta el momento no hay mejoras; sino todo lo contrario; son los sistemas Carcelarios, en principio que son escasos los lugares que ayudan a mejorar la conducta, inculcando hábitos morales y sociales; todo lo contrario, quienes ingresan salen más violentos. Son necesarios con urgencia estos programas de reinserción social, donde puedan aprender a socializarse sin desobedecer la ley, porque si llegaron a estos lugares es fundamental entender que todos los sistemas de la sociedad fallaron y nadie pudo ayudar a quien realizó una conducta inapropiada y con la consecuencia inevitable de dañar al otro. El Fiscal, en este caso que ocurrió en el Año 1912, menciona establecimientos carcelarios especializados, que aún hoy en el Año 2020, no existe ninguno donde se atienda la problemática específica con equipo interdisciplinario para cada interno. Hay algunas cárceles con programas laborales y educativos, pero son las menos y, además, lo más importante tiene que ver con los Trastornos de Personalidad y Psicopatías, son problemas muy complejos que deben tratar profesionales de salud mental, pero que no tienen apoyo interdisciplinario suficiente por parte del Estado para poder dar una solución para aquellos que tienen estos problemas; estudios médicos del cerebro para detectar alguna anomalía que pudo haber llevado, en tal caso, a cometer un delito. Parece una “Utopía”, pero nada es imposible cuando se trata de ayudar al otro, es necesaria la toma de conciencia por parte del Estado para comprometerse con la sociedad y comenzar a cambiar la realidad porque si no se toma conciencia nada va a mejorar. Pero lo fundamental debe realizarse antes de entrar en los sistemas carcelarios. No deben ser centros de extremos castigos para mejorar las conductas, por el contrario deben ser lugares de “rehabilitación”; para darse cuenta de sus conductas erróneas y mejorarlas.

Es necesario tomar conciencia y crear más escuelas, sobre todo con profesionales capacitados y dedicados con pasión a su profesión. Con mayor educación, tendremos menos Cárceles súper pobladas…

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