Este 8 de octubre es el día mundial de la Dislexia, que es una condición invisible que afecta la lectura y la escritura, pero no la inteligencia. Está mucho más presente de lo que imaginamos, aunque a menudo no se hable de ella. Desde Dislexia 9 de Julio se quiere aprovechar esta fecha para concientizar en informar.
El 10% de la población es disléxica y la mayoría lo desconoce. Hasta el 40% de la deserción escolar está asociada a dificultades específicas de aprendizaje, como la dislexia.
Cuando no se detecta a tiempo, su impacto va más allá de lo académico:
Afecta la salud mental. Aumenta el riesgo de bullying. Se vincula a problemas como ansiedad, depresión, adicciones o ludopatía.
En Argentina, la Ley Nacional 27.306 garantiza la capacitación docente y la cobertura del diagnóstico y tratamiento por obras sociales y prepagas. Sin embargo, lamentablemente, esta ley no siempre se cumple. Es crucial que las familias insistan en la consulta con psicopedagogos para obtener un diagnóstico de dislexia. Muchos profesionales aún evitan darlo, lo que retrasa la detección y deja a los niños sin el apoyo que necesitan.
Hay indicadores para prestar atención:
Dificultades para leer y escribir con fluidez.
Inversión de letras y números (ej: ‘b’ por ‘d’, ‘6’ por ‘9’).
Problemas de memoria y organización.
Baja autoestima y frustración en el ámbito escolar.
La dislexia no es una enfermedad, pero ignorarla tiene consecuencias serias. Con un diagnóstico temprano y el apoyo adecuado, las personas disléxicas pueden desarrollar todo su potencial.
No son vagos, no son tontos, no son lentos… ¡pueden ser disléxicos! Con comprensión y apoyo, pueden brillar.
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