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lunes, 11 noviembre, 2024

Consejos para la siembra de alfalfa en primavera

Desde el Inta Manfredi hicieron recomendaciones para garantizar un buen stand de plantas. Especial atención en la calibración de las sembradoras.

(NAP) A la hora de sembrar alfalfa, Fernando Scaramuzza, técnico del Inta Manfredi, asegura que, si bien el objetivo final es lograr un buen stand de plantas, el primer paso es una revisión completa de la máquina.

“Generalmente no tenemos equipos específicos para siembra de pasturas sino máquinas de fino con un cajón destinado a ese propósito. Como mínimo hay que chequear los dosificadores y las condiciones de los caños de bajada”, explica el profesional.

La siembra de alfalfa requiere un lote con los residuos de cosecha distribuidos uniformemente; por eso no se puede usar un barredor de rastrojos porque las líneas están muy juntas.

“Es una siembra delicada, superficial, con una semilla que tiene pocas reservas”, dijo Scaramuzza en una nota que publicó Aapresid. “La idea es trabajar a baja velocidad, 5 km/h, sin poner tanta presión sobre las ruedas limitadoras. El contenido de humedad superficial es muy importante; las semillas van a estar a 1-1.5 cm de profundidad”.

Por esto, corresponde regular las cuchillas para que trabajen a la profundidad indicada. Y también los dobles discos, siempre verificando dónde vamos a dejar la semilla. Si hay ruedas tapadoras, la recomendación es levantarlas, porque aporcan (amontonan tierra) y muchas veces cambian la profundidad, lo cual afecta el coeficiente de logro.

Mediante la presión sobre las ruedas limitadoras de profundidad hay que garantizar que vayan pegadas al suelo, y en eso juega la velocidad de avance. “El consejo es buscar que trabajen con el mismo peso del cuerpo o bien poner la mínima presión que puedan llevar. Con excesiva presión el equipo va a tender a enterrarse un poco más en suelo suelto, o irá saltando si este es muy desparejo, con lo cual va a dejar mucha semilla fuera del suelo.

El gran objetivo

El objetivo final es lograr un buen stand de plantas; se dice que a los 120 días necesitamos entre 250 y 350 pl/m². “Debemos tener en claro qué cultivares vamos a elegir, que se trate de semilla fiscalizada, protegida, conocer el peso de 1.000 semillas”, apuntó el técnico.

Conviene liberar los caños de bajada y muestrear cuánta semilla estamos tirando, uno por uno. Y volver a testear a medida que avanza la siembra. “En este proceso se juega el 70% del éxito en cuanto a la cosecha de biomasa de alfalfa que vamos a realizar en el futuro. Es particularmente importante determinar el coeficiente de logro obtenido”, enfatizó Scaramuzza.

Drones en acción

Precisamente para conocer cuál ha sido el stand de plantas alcanzado, en el Inta buscaron tener una métrica de este coeficiente de logro. Utilizaron drones con lo que obtuvieron un alto volumen de muestreo. Ahora programan vuelos dentro del lote, lo monitorean mediante una nueva herramienta y miden qué coeficiente de logro se ha alcanzado en función de los espacios vacíos a los 120-150 días.

“Lo puede hacer el propio productor. Se utiliza una plataforma muy amigable. Necesitamos recuadrarle el lote, decirle dónde está sembrada la pastura y la plataforma hace una planificación del vuelo. El drone se va a mover de forma automática, hará los muestreos correspondientes y esas imágenes bajadas a la plataforma se encargan mediante inteligencia artificial de darnos el coeficiente de logro alcanzado, con muy buena precisión”.

El lugar justo

La planificación es clave en alfalfa: nos va a dar el escenario con que llegamos al momento de la siembra. Y una vez allí hay que saber llevarla a cabo con éxito. La elección del lote es fundamental. Hablamos de los puntos más altos del relieve, ya sea loma o media loma, donde no haya chances de anegamientos temporarios. “No van con esta especie, al igual que la salinidad excesiva o la sodicidad. Inclusive en lotes buenos que tienen alguna depresión está el riesgo de que la alfalfa se termine perdiendo”, advierte Oscar Zen (FCA-UNL).

La alfalfa es una gran proveedora de proteína al ganado. Demanda una excelente inoculación y reinoculación, con Rhizobium específicos para esta leguminosa y todos los cuidados previos inherentes al manejo de estos productos. Necesita asimismo un suelo oxigenado, es decir, 15% al menos de porosidad, sin restricciones al crecimiento radicular, por caso, estructuras laminares. “El fósforo del perfil tiene que estar por encima de 20 ppm; se puede hacer una fertilización de base y luego aplicaciones todos los años”. (Noticias AgroPecuarias)

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