Durante 45 años, el fútbol argentino viene siendo moldeado por dos figuras que, con estilos distintos, que consolidaron un mismo sistema: Julio Humberto Grondona y Claudio “Chiqui” Tapia. Bajo sus mandatos, Argentina obtuvo dos Mundiales y una vitrina repleta de títulos que, sin embargo, esconden un problema estructural: la AFA fue diseñada para blindar a quien la conduce, no para transparentar su funcionamiento.
Los datos revelan un hilo continuo entre ambos ciclos: institucionalidad débil, control interno inexistente, cajas paralelas, operadores informales y patrimonios cuyo crecimiento no se explica con los ingresos declarados. Un esquema que sobrevivió al FIFAgate, a los cambios de gobierno y a los intentos de modernización, siempre con un denominador común: la concentración del poder.
Grondona: el sistema internacional de coimas y un patrimonio familiar fuera de escala
Las revelaciones del FIFAgate solo confirmaron lo que en el fútbol era secreto a voces. La Justicia de Estados Unidos señaló a Grondona como beneficiario directo del circuito global de sobornos por derechos televisivos.
Alejandro Burzaco declaró que Grondona recibió al menos US$ 15 millones solo por contratos de Copa América y Libertadores. En las investigaciones judiciales aparecía apodado como “El Árbitro”, el dirigente que decidía quién prosperaba y quién caía.Su herencia incluyó estructuras offshore en Belice reveladas por Pandora Papers y cuentas vinculadas al banco Julius Baer, donde se detectaron fondos relacionados con FIFA. Su entorno familiar exhibió saltos patrimoniales abruptos, desde el ascenso económico del clan Aversa hasta inversiones inmobiliarias de sus hijos incompatibles con un salario dirigencial.
La conclusión de los expedientes estadounidenses y argentinos coincide: hubo enriquecimiento indirecto altamente probable, amparado en un sistema sin auditorías ni control real durante décadas.
Entramado financiero doméstico y bienes de alto valor sin trazabilidad clara
Tapia no replicó el circuito internacional del grondonismo, pero construyó un ecosistema económico local donde proliferan financieras investigadas, sociedades sin actividad verificable y operadores que manejan flujos millonarios al margen de toda auditoría.
El núcleo del esquema actual es Sur Finanzas, controlada por Ariel Vallejo, señalado como articulador económico del entorno Tapia. La Justicia investiga un circuito de $6.000 millones por presunto lavado y maniobras irregulares con cheques. La firma creció de manera exponencial a medida que se profundizaban sus vínculos con actores del fútbol. En paralelo, Tapia y su círculo adquirieron propiedades de alto valor —una casa en Los Cardales de US$ 450–500 mil, un departamento premium en CABA de más de US$ 350 mil y vehículos de gama alta— que no encuentran correlación evidente con sus ingresos formales.
Aunque no hay una acusación formal por enriquecimiento ilícito, el ecosistema económico sin respaldo contable es evidente y reproduce patrones históricos del poder en la AFA.
Arbitraje, política y negocios
Ni Grondona ni Tapia resignaron la herramienta más efectiva para disciplinar al sistema: el arbitraje.
Con Grondona, las denuncias por designaciones “a medida” fueron permanentes. Con Tapia, el VAR potenció las sospechas y multiplicó tensiones. A lo largo de ambos ciclos se repiten los mismos mecanismos:
– Contrataciones sin licitación pública.
– Publicidad sin trazabilidad bancaria.
– Empresas interpuestas para eventos, logística y marketing.
– Torneos reformulados para habilitar nuevos negocios.
* Alianzas políticas decisivas: Grondona operaba en silencio; Tapia lo hace de modo explícito.
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El brillo deportivo conseguido —dos Mundiales y una colección de títulos— funciona como pantalla. La estructura institucional de la AFA no está hecha para transparentar, sino para perpetuar su propia lógica de poder.
Cuarenta y cinco años después del ascenso de Grondona y casi una década del liderazgo de Tapia, la pregunta sigue siendo la misma:¿quién audita al poder que administra el fútbol argentino?Mientras esa respuesta permanezca vacante, los nombres podrán cambiar, pero el modelo seguirá intacto.





