La psicóloga Celeste Fernández respondió a ese interrogante en ‘Temprano para todo’ (Supernova 97.9) y explicó que las parejas deciden no tener hijos por una combinación de factores económicos, personales, profesionales y sociales. Las razones más comunes incluyen la búsqueda de libertad y crecimiento personal, preocupaciones financieras, la prioridad en las carreras profesionales, problemas de salud o emocionales, y una falta de deseo de ser padres. A esto se suma la presión de una sociedad que está cambiando y que cada vez cuestiona más la expectativa tradicional de tener hijos.
Entre sus argumentos detalló las distintas razones que llevan a esa decisión: financieras, por el alto costo de la crianza lo que puede ser una preocupación para muchas parejas.
Inseguridad laboral y bajos salarios.
Preservar el estilo de vida: No tener hijos permite a algunas parejas mantener un estilo de vida con más dinero disponible para sus propios intereses, como viajes y experiencias.
Razones personales y profesionales como prioridad en la carrera.
Búsqueda de libertad: La independencia y la libertad personal son muy valoradas, y las parejas ven la crianza como una limitación de su estilo de vida y de la flexibilidad que disfrutan actualmente.
Intereses personales: No tener hijos permite dedicar más tiempo a pasatiempos, viajes, el cuidado de la pareja y el desarrollo de proyectos personales sin las responsabilidades de la paternidad.
No sentir el deseo de ser padre/madre, lo cual es una razón completamente válida por sí misma.
Razones de salud y también miedo a repetir patrones negativos de su propia infancia y no quieren que sus hijos sufran como ellos lo hicieron.
No sentirse capacitado: La inseguridad sobre las propias capacidades, como la falta de paciencia o responsabilidad, puede ser un factor.
Razones sociales y ambientales.
Cambio en las expectativas sociales: La presión social para tener hijos ha disminuido, y la sociedad es más comprensiva con las parejas que eligen no hacerlo.
Priorizar el vínculo de pareja: Algunas parejas prefieren no añadir la presión de la paternidad para proteger la dinámica y el vínculo de su relación.





