5 Dic 2025
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Nueve de Julio

El Editorial de El Lobo – Edición Especial

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Excusas bajo el agua: cuando gobernar se vuelve hablar y no hacer

En Nueve de Julio, el agua no sólo inunda campos, caminos y pueblos: también desborda la paciencia de una comunidad que hace tiempo se siente sola, olvidada y, ahora, sermoneada. Las declaraciones de la intendenta María José Gentile frente a la crisis hídrica no sólo son insuficientes; son, en algunos puntos, ofensivas. No por el tono, sino por la desconexión entre el discurso político y la realidad concreta que viven cientos de productores y vecinos.

Gentile dice entender la desesperación de quienes protestaron frente al municipio esta semana. Pero enseguida aclara que no comparte la forma del reclamo, como si el estilo fuera más importante que el fondo. Elige hablar de “diálogo” mientras las rutas rurales están destruidas, los campos bajo agua y las respuestas ausentes. ¿Cuál es el diálogo posible cuando el Estado aparece recién cuando lo increpan?

La intendenta insiste en que se está “trabajando incansablemente”. Pero los hechos desmienten esa afirmación. No hay planificación de contingencia, no se vieron obras preventivas, no hay limpieza sistemática de canales ni una comunicación clara sobre cómo actuar ante la emergencia. El municipio corre detrás de la crisis, no delante.

Se destaca la continuidad de obras como la Cuenca del Salado o el Nodo Bragado. Bienvenidas sean. Pero esas obras, aunque necesarias, no resuelven el presente. Recién podrían impactar —con suerte— en uno o dos años. Presentarlas hoy como parte de la solución es casi una falta de respeto. El productor que pierde su cosecha esta semana no necesita una promesa a largo plazo. Necesita bombas, caminos y asistencia hoy.

Atribuir parte del problema al cambio climático también resulta cómodo. Nadie discute la alteración del régimen de lluvias. Lo que se discute es qué hizo (o no hizo) el Estado local para prepararse. Porque si se sabe que lloverá más, ¿por qué no se reforzaron los sistemas de desagüe? ¿Por qué se sigue improvisando cada vez que caen 50 milímetros?

Gentile también alude a la necesidad de rediseñar el organigrama municipal. ¿Recién ahora lo descubre? ¿En medio de una crisis estructural? ¿Cuántos funcionarios están a cargo de áreas clave sin preparación técnica? ¿Cuántas decisiones siguen dependiendo de la voluntad política en lugar de la lógica operativa? En lugar de hacerse cargo, la jefa comunal diluye responsabilidades, apunta a la Nación, a la Provincia, a la historia, al clima, al pasado y hasta a los modos de protesta. Todo menos al espejo.

Un Estado que pide ayuda, pero no lidera

“No hay municipio que pueda enfrentar esto solo”, afirma. Y tiene razón. Pero lo que la comunidad reclama no es que lo solucione todo con recursos locales, sino que al menos coordine, se adelante, escuche y esté presente con inteligencia y decisión. Pedir ayuda es válido. Delegar toda la responsabilidad, no.

Los productores no piden milagros. Piden sentido común. Que se limpien canales. Que se asegure la transitabilidad rural. Que se actúe antes, no después. Que se escuche sin condescendencia. Que se informe con claridad. Que el municipio gobierne, no que sólo declare.

Hoy, la intendenta les responde con frases de manual, como “trabajo conjunto”, “compromiso a largo plazo” y “colaboración intermunicipal”. Pero el barro sigue en las calles, y la bronca sigue en los corazones.

Política mojada: entre el relato y la impotencia

La crisis hídrica en Nueve de Julio no es sólo producto del clima. Es el resultado de años de negligencia política, desinversión estructural y falta de visión territorial. Los municipios del interior no pueden seguir siendo meras oficinas de reclamos. Tienen que ser gobiernos locales de verdad, con planificación, coraje y capacidad técnica.

Cuando una jefa comunal dice que “se necesita tiempo” mientras el productor pierde su cosecha, no está gobernando: está justificando su pasividad. Cuando cuestiona las formas de reclamo sin asumir la legitimidad del hartazgo, no está escuchando: está reprimiendo con elegancia. Cuando menciona la ayuda externa sin mostrar qué hizo internamente, no está siendo honesta: está tercerizando su deber. Y lo peor: cuando la ciudadanía exige resultados y recibe promesas, no queda diálogo posible.

Lo que pide el pueblo no es poesía, es gestión

El agua arrasa. Pero más aún arrasa la indiferencia oficial, el silencio operativo, la estética vacía del poder. Nueve de Julio no necesita una intendenta que entienda la desesperación. Necesita una que la combata con hechos. No necesita una que gestione entrevistas en radio, sino una que camine los campos y diga: “esta es la obra que empezamos hoy, este es el canal que desagotamos, esta es la máquina que pusimos, este es el fondo que conseguimos”. Todo lo demás, incluido el discurso de Gentile, es puro relato para el barro.

El Lobo

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