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El Editorial del Lobo

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9 de Julio: los factores detrás del triunfo de La Libertad Avanza

La elección del domingo 7 de septiembre dejó un dato difícil de ignorar: en la Cuarta Sección electoral, La Libertad Avanza (LLA) se impuso en solo tres distritos de toda la provincia de Buenos Aires. Uno de ellos fue 9 de Julio. Con el 99,02 % de las mesas escrutadas, la lista de LLA liderada por Héctor Carta, obtuvo el 34,37 % de los votos en la ciudad cabecera, superando con claridad a Fuerza Patria, Nuevos Aires y al oficialismo local, representado por Pablo Bonfiglio como cabeza de lista de Somos Buenos Aires, quedó relegado a un inesperado cuarto puesto.

El resultado sorprendió por su contundencia, pero también por su simbolismo: 9 de Julio se consolida como un bastión del voto libertario en una provincia donde, a nivel general, el oficialismo bonaerense logró una victoria holgada. Este comportamiento excepcional amerita una lectura atenta, especialmente a pocas semanas de la elección nacional del 26 de octubre.

El avance del espacio libertario

Detrás del ascenso de LLA en el distrito no hay solo un candidato, sino un espacio político en expansión que está logrando capitalizar el malestar de una porción importante del electorado. No es el “espacio de Carta” —es el espacio del que Carta es parte—, y que encuentra eco en figuras locales que también están ganando terreno.

La irrupción de este espacio refleja una estrategia territorial que comienza a mostrar resultados. Más que “emergentes”, estos actores se están consolidando como figuras de peso, canalizando el voto de una ciudadanía cansada de las estructuras tradicionales —tanto a nivel nacional como local— y en búsqueda de propuestas nuevas frente a los problemas de siempre.

Con discursos directos, una fuerte presencia en redes sociales y un relato centrado en la crítica al gasto público improductivo, el espacio libertario se posiciona como el canal más dinámico del recambio político en el distrito. En ese marco, no es solo un voto bronca, es también una expresión de afinidad ideológica, con una visión de país más liberal, de menor intervención estatal, con valores tradicionales y un fuerte discurso anticasta.

Otro dato irrefutable: en el caso de 9 de Julio, dentro de la Cuarta Sección Electoral, La Libertad Avanza compitió sin alianzas con el PRO ni con el radicalismo. Fue sola. Todos los votos obtenidos fueron enteramente propios: sin estructuras prestadas, sin sellos tradicionales, sin el respaldo de los partidos históricos. Eso potencia aún más el valor político del resultado y deja al descubierto una realidad incómoda para el oficialismo.

Economía en crisis, pero con matices

9 de Julio no ha estado al margen de la compleja coyuntura nacional, marcada por recesión, inflación y desorden fiscal. La emergencia hídrica que afecta al noroeste bonaerense también golpeó al distrito: afectó zonas rurales productivas, encareció la logística y deterioró aún más la infraestructura vial.

Sin embargo, ciertos sectores del entramado económico local —especialmente el agrícola, ganadero y logístico— han logrado sostener cierta estabilidad, lo que podría explicar por qué, a diferencia de otras regiones más devastadas, no hubo un castigo homogéneo al oficialismo nacional, sino una canalización más definida hacia propuestas disruptivas como la libertaria.

La participación, otro dato a mirar

Un elemento fundamental del análisis es el bajo nivel de participación: solo el 60 % del padrón emitió su voto. Eso significa que un 40 % del electorado aún no se expresó, lo que abre un margen de incertidumbre considerable de cara a octubre.

¿Ese electorado ausente podría inclinar la balanza en favor del oficialismo local o provincial? ¿O reforzará aún más el voto libertario si decide participar? Ningún escenario puede ser descartado. Lo que sí está claro es que ninguna fuerza política puede permitirse ignorar ese volumen potencial de votantes.

Octubre: ¿consolidación o corrección?

Con estos datos sobre la mesa, el desafío de cara a las elecciones nacionales es doble. Por un lado, a nivel local, La Libertad Avanza buscará consolidar su triunfo y convertirlo en tendencia. Por otro, tanto el oficialismo local como el provincial intentarán recuperar terreno y activar al electorado que no participó.

¿El resultado de septiembre fue un techo o un piso? ¿La baja participación reflejó apatía o desencanto pasajero? Las respuestas comenzarán a perfilarse en esta recta final hacia el 26 de octubre.

Lo cierto es que 9 de Julio se ha convertido, por ahora, en un enclave libertario dentro de una provincia donde el oficialismo mantiene hegemonía, y que los próximos 45 días serán clave para saber si esa particularidad se mantiene como una excepción o se transforma en el anticipo de un nuevo mapa político bonaerense.

El Lobo

 

 

 

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