Por Juan M. Jara
Pasaron las desdobladas elecciones de medio término. A contrapelo de la provincia, 9 de Julio se tiñó de violeta. El peronismo local (o gran parte del mismo) recuperó la sonrisa. Palacios y sus Nuevos Aires quedaron con un sabor agridulce a pesar del tercer puesto con buena cantidad de votos. Aplauso, medalla y beso para la lista vecinal y su auspicioso debut. Habrá que sostener lo ganado. Sonado y contundente fue el cross al mentón que recibió la gestión.
Si bien era totalmente previsible un resultado adverso, lo cierto que la lista de Somos, acá el oficialismo, terminó peleando en el fondo de la tabla con la vecinal. Esa fue su disputa. Un claro mensaje de la ciudadania. Un golpe de realidad. No sos piloto de McLaren, estas abordo de un Alpine. De los dos lugares que puso en juego, solo pudo defender uno. Ojalá que la figura de Pablo Bonfiglio le aporte al bloque la capacidad real de diálogo y política que hoy carece.
A 24 horas de terminado el comicio, la comunicación oficial se limitó a un frio, distante, posteo de instagram con un compendio de frases hechas del mismo manual de modé con el cual encararon comunicacionalmente la campaña. No hubo reconocimiento público y oficial de cara a los vecinos como hizo, muy a su pesar, seguramente, Javier Milei admitiendo su derrota provincial. De la misma manera, los intendentes Gilberto Alegre en Villegas y Guillermo Britos en Chivilcoy no solo reconocieron públicamente el resultado adverso en las urnas sino que, además, tuvieron a disposición las renuncias de cada miembro de su gabinete. Acá nadie salió a dar la cara públicamente, de forma oficial frente a los vecinos. Nadie quiere ser el rostro de la derrota. Pero los tiene, así, en plural. Rostros de una derrota anunciada. Error mezclado con capricho.
El impacto fue fuerte. Sólo el limitado entorno duro que la rodea sostenía la esperanza de un triunfo. El resto, incluídos funcionarios de primera línea, auguraban un cachetazo en las urnas para que la intendente reaccionara. “Maria José se peleó o enojó con todos los que no tenia que pelearse. No le quedó uno”, comentó una alta autoridad del Municipio en la semana previa a la elección. “No creiamos que iba a ser asi”, confesaba otra persona que estuvo en el equipo de campaña del oficialismo ya consumada la derrota.
El rumor indica que recién el lunes 15 a las 10 am sería la reunión de gabinete post elecciones. Si esto es así indica algo que ya hemos mencionado en estos meses: la poca capacidad de respuesta y reacción a tiempo. Producto de la necedad, negación, capricho o vaya uno a saber qué. Será momento de recapacitar, de hacer autocritica en serio, de reconocer falencias y debilidades y no echarle la culpa, esta vez, “a la inundación”, como parece que fue el análisis para explicar la previsible debacle electoral.
Será momento para que la Intendente, si quiere llegar al final de sus dos años restantes con más tranquilidad, se sacuda el lastre de su entorno, ese que, no sin complicidad suya (acá no hay Heidi), ha sido partícipe de más de uno de los tantos y continuos traspiés de estos dos primero años de gestión. Compromisos, amiguismo, favores, deudas, lo que sea que la aten a esas personas, debe terminar, deben correrse, aunque algunos aun tengan mandato por cumplir. Y recambio, porque esta visto probado y certificado que no hay un funcionario que le ataje un tiro. Todas van adentro. Los que tienen que hacerlo evidentemente no estan capacitados para ese puesto. Otros mantienen una prudencial distancia. Algunos apenas hablan. Y hasta ahora las renuncias de funcionarios, algunos de segunda y tercera linea, hace rato que empezaron (Rumi, Villa, Regueiro, Moschione, Salas y, ahora, la más sonada, la de Victor Bordone, el Secretario de Hacienda, más la siempre latente renuncia o corrimiento de Boufflet) y todos “se fueron”, a ninguno “lo fueron”, es decir, no cuentan como reacomodamiento o reestructuración. La complicada situación institucional municipal genera un éxodo preventivo y dificulta la posibilidad de conseguir buenos recambios. Porque la realidad sigue su curso.
En unas recientes declaraciones mediáticas, Gentile volvió a recorrer el manual de las frases hechas. Dijo “haber mantenido ya contactos con concejales electos de la oposición y manifestó su intención de trabajar mancomunadamente y con objetivos comunes más allá de las diferencias partidarias”. Una experimentada personalidad de la arena política local, las califico como “fulbito para la tribuna” reconociendo que esas frases ya las dijo en varias ocasiones. En una rápida consulta con “concejales electos de la oposición”, sólo uno reconoció un llamado para tener una reunión la semana próxima. El resto no tuvo más que un mensaje/llamado formal de salutación con más o menos esas mismas palabras el domingo por la noche. Habrá que ver si esa única convocatoria es la primera de varias o es el comienzo de una metida de cuña en la oposición, modus operandi que parecería tener el adn del principal lastre sombrío que aún tiene la Intendente en su mochila, responsable no menor de esta debacle, del cual debería desprenderse a la brevedad si quiere seguir en el juego. Sería un gesto de voluntad real de cambio.
Porque, al igual que con las cuentas municipales, MJG ahora también está utilizando el descubierto de su crédito político y de su credibilidad. No tiene márgen si, más allá de las palabras de ocasión, en la cancha sigue aplicando la misma táctica que la hace estar llegando a la mitad del partido perdiendo por goleada. Lo preocupante es que falta todo el segundo tiempo y ya no hay banco de suplentes.





