6 Dic 2025
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Nueve de Julio

La deuda silenciosa: el Gobierno gasta diez veces más en intereses que en aumentos jubilatorios

En julio, el Estado argentino destinó diez veces más recursos al pago de intereses de su deuda que al incremento de las jubilaciones. Mientras el presidente Javier Milei califica de “degenerados fiscales” a quienes impulsan medidas para atender las urgencias sociales, su administración multiplica el gasto público a través de una política de endeudamiento sin precedentes.
En medio de un discurso que promueve el ajuste y la austeridad, el Gobierno acumula una deuda creciente a partir de la capitalización de intereses, una estrategia que incrementa el pasivo del Tesoro sin mostrarlo como gasto inmediato. Este tipo de interés, en lugar de abonarse en el plazo previsto, se suma al capital original, engrosando el stock de deuda y generando nuevos intereses en el futuro.

Deuda en aumento, narrativa en retroceso

Entre diciembre de 2023 y julio de 2025, la deuda pública bruta de la Administración Nacional creció en el equivalente a 76.000 millones de dólares, según datos del propio Ministerio de Economía. Esto representa un incremento superior al 20% en apenas 19 meses. Quienes aseguran que el Gobierno no ha aumentado la deuda omiten que gran parte de esta está nominada en pesos, y su valor en dólares se encontraba subestimado por un tipo de cambio oficial artificialmente bajo al inicio de la gestión.

Capitalización de intereses: el gasto que no se ve (pero existe)

Desde 2024, el Gobierno empezó a emitir masivamente deuda con intereses capitalizables mensuales, con el argumento de trasladar los pasivos remunerados del Banco Central al Tesoro. Sin embargo, este mecanismo no solo no resolvió el problema: lo profundizó. En enero de 2024, los pasivos remunerados del BCRA sumaban 28,1 billones de pesos (aproximadamente 34.000 millones de dólares al tipo de cambio oficial). Hoy, la deuda del Tesoro aumentó más del doble de ese monto.

El verdadero objetivo de esta política es contener la demanda de dólares ofreciendo instrumentos en pesos con tasas de interés atractivas. Sin embargo, este esquema tiene un límite. Cuando las expectativas devaluatorias superan la rentabilidad en pesos, ni las tasas más altas logran retener a los inversores, y la bomba explota.

Números que desmienten el relato

En 2024, los intereses capitalizados promediaron 1.297 millones de dólares por mes. En lo que va de 2025, ese promedio saltó a 3.987 millones mensuales. En julio se alcanzó el récord: 14.000 millones de dólares en intereses no pagados, pero acumulados como deuda futura. Para dimensionarlo: es más de cinco veces el gasto total en jubilaciones de ese mes, diez veces el costo del aumento previsional vetado por el Ejecutivo y quince veces el presupuesto anual necesario para sostener la ley de financiamiento universitario.

El ajuste para pocos, la deuda para todos

Lo más grave es que estos gastos ya ocurrieron, aunque aún no se hayan pagado. Su registro sobre una base devengada —como recomienda el propio FMI— permitiría ver con claridad el verdadero tamaño del gasto público bajo esta administración. En cambio, al contabilizar solo los pagos realizados, se disfraza el déficit y se construye una narrativa fiscal ficticia.

La capitalización de intereses no es austeridad. Es una forma de gasto encubierto que hipoteca el futuro mientras el presente se disfraza de ortodoxia.

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