por Monica Andrea Gomez
A más de 400 días de la entrada en vigencia del DNU 70/23, que desreguló la actividad
yerbatera en Argentina, los productores siguen en pie de lucha. Sin respuestas concretas ni
avances en las negociaciones, este sábado 1 de marzo se movilizarán a la ciudad de Puerto
Iguazú con el objetivo de visibilizar su reclamo y exigir la restitución de las facultades del
Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
Desde la implementación del decreto el 29 de diciembre de 2023, los yerbateros han llevado adelante múltiples medidas de protesta, como cortes de ruta, acampes y reuniones con funcionarios, pero sin lograr una solución que les permita sostener su producción. Para
muchos, la pérdida parcial del INYM dejó al sector en una situación de extrema
vulnerabilidad, donde los pequeños productores, que representan el 70 % de la producción
de yerba mate, quedaron a merced de las grandes empresas.
Uno de los productores que alzó su voz es Rafael Lansing, un pequeño colono de 33 años
oriundo de Wanda, Misiones, quien días atrás grabó un video dirigido al presidente Javier
Milei. En su mensaje, Lansing apela directamente al mandatario y le solicita que revierta la
decisión tomada con el INYM.
«Como productor le pido a usted que nos ayude con el tema de la yerba mate. Lo único que
va a lograr con esto es que los pequeños productores, que producen el 70 % de la yerba,
vendan su chacra», advierte con preocupación.
Si bien Lansing reconoce que apoya algunas de las medidas del gobierno de Milei, sostiene
que la desregulación de la actividad yerbatera y el desguace del INYM no benefician en
absoluto a quienes trabajan la tierra.
«No estamos en condiciones de trabajar con un libre comercio. La realidad es que como
país y como provincia estamos lejos de lograrlo. Deberíamos industrializar la provincia,
sumar secaderos, molinos y más cámaras de comercio. Hoy vamos muertos», sentencia.
Para el productor, la clave de la crisis radica en la falta de un ente regulador que garantice
un precio justo para la materia prima. “El INYM era la única entidad que tenía la facultad de
acordar el precio de la yerba mate con los molinos”, explica.
Uno de los principales problemas que denuncian los yerbateros es la falta de interés de la
industria en negociar. Según Lansing, los empresarios del sector no quieren sentarse a
dialogar con los productores, lo que deja a los pequeños colonos en una situación de
extrema debilidad.
«A los empresarios no les interesa reunirse con nosotros porque hay dos locos que manejan
el valor de la yerba. Para los colonos es imposible negociar con ellos. Por eso es vital el
pleno funcionamiento del INYM», afirma con indignación.
Este escenario ha generado una profunda incertidumbre entre los productores, quienes
temen que, si no se revierte la situación, la crisis afecte no solo a las familias que dependen directamente de la actividad yerbatera, sino también a los pueblos enteros cuya economía gira en torno a este cultivo.
«La localidad de Wanda es una zona productora, pero no tiene industria de procesamiento
de yerba. Sin el INYM, los productores quedan totalmente desprotegidos y sin herramientas
para negociar», explica Lansing.
A pesar de las dificultades, los yerbateros mantienen la esperanza de que el gobierno
nacional escuche sus reclamos y revierta la decisión tomada con el INYM. Lansing confía
en que el presidente Milei aún puede rectificar el rumbo:
«Tengo fe. Creo que detrás de todo esto el presidente es un ser humano y hay decisiones
que tomó mal. Este es el momento de parar, de rever y preguntarse por qué toda esta gente está protestando», sostiene.
Mientras tanto, los colonos continúan en estado de movilización. “Los acampes son la única
forma de demostrar nuestro descontento sin perjudicar al resto de los ciudadanos. Pero hay
que llegar más arriba, porque como vemos, podemos pasar meses a la vera de la ruta sin
ser escuchados”, advierte el productor.
Para los yerbateros, la lucha no solo es por el presente, sino también por el futuro del
sector. La desregulación los enfrenta a una realidad en la que, sin un ente regulador, las
condiciones de producción se vuelven insostenibles. “Si no se revierte esta situación,
seremos estafados todos los productores”, concluye Lansing.
Este sábado, la movilización en Puerto Iguazú será una nueva oportunidad para visibilizar
su reclamo y exigir una respuesta concreta del gobierno. La pregunta es si, esta vez, serán
escuchados.





