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miércoles, 15 mayo, 2024

Valentina Lator: La cocinera del Iberá

(Por Mónica Gómez)

 

Con sus empanadas de carne de búfalo, conquistó al público en la Fiesta Nacional del Chamamé.

 

Al grito del sapucai, los fuegos, las ollas y las sartenes están listos para desplegar todo el encanto de los platos típicos del Iberá. La gran Fiesta Nacional del Chamamé comienza y los cocineros y cocineras llegan desde cada pueblo, con sus ingredientes y sus saberes ancestrales para ofrecer, gustosos, sus especialidades durante las diez noches de júbilo chamamecero. La Red de Cocineros del Iberá se presenta con recetas heredadas que desde el  corazón del humedal correntino atesoran. Secretos que guardan en la memoria, aprendidos de sus antepasados, aquellos que usaban la cocina para transmitir sabores y cultura.

En el Anfiteatro Cocomarola, el templo del chamamé, ubicado en la ciudad de Corrientes, desde el viernes 14 de enero hasta el domingo 23 se disfrutó de la 31ª edición del Festival Folclórico, Representante del Mercosur, al que llega mucho turismo nacional, paraguayo y brasilero. Se presentaron artistas, cantantes y bailarines, y se degustaron las preparaciones que los integrantes de la Red de Cocineros del Iberá propusieron para acompañar las cálidas noches del verano litoraleño.

Valentina Lator, una dulcera de la localidad de Caá Catí, despliega el payé de su provincia natal en cada plato que elabora. En esta oportunidad,  sus exquisitas empanadas de búfalo: “creo que su éxito tiene que ver con la adaptación del paladar brasileño a este tipo de carne, muy común en su país. Lo importante es la frescura del producto, todos los días me traen la carne desde Caá Catí para picarla a cuchillo y preparar el relleno de las empanadas que se venden por la noche”.

Y continúa: “Este es el octavo año que participo en el festival, si bien es distinto por la pandemia y sus protocolos, las coordinadoras armaron equipos en burbujas por localidades. Nuestra expectativa fue volver al festival sabiendo los riesgos que corríamos, los gastos, la escasa ganancia y la posibilidad de contraer “el bichito”, señala.

Nacida en Concepción del Yaguareté Corá, el trabajo de su papá la llevó a vivir a una estancia en Caá Catí, a sus diez años, en una colonia llamada Colonia Romero: “Allí me crié, en la chacra ayudando a mi madre y a mi padre con la producción de maíz, mandioca y batata para el consumo familiar. Desde muy chiquita vi a mi madre cocinar, haciendo dulces y comidas típicas, aprendí de ella el valor de los productos regionales y de los productores de la colonia”, cuenta con nostalgia.

Con solo 15 años salió de su pequeño pueblo a trabajar como niñera. Recorrió el país, conoció muchos lugares en el exterior y vivió en Buenos Aires hasta que su esposo quedó sin trabajo. Entonces volvió a Corrientes y compró una casa en Caá Catí : “desde la necesidad empecé a preparar los dulces y más tarde me capacité. En mi familia aprendí los platos de mi tierra; a hacer el pastelito de queso, mazamorra y las comidas típicas como: chipá mbocá, mbutucá, rosquetes, chicharrón trenzado, anguyá, mbaipy de harina, chipá de almidón artesanal, mbejú y dulces regionales. De los cocineros bufaleros rescaté la receta de las empanadas que hago, gracias a eso en Caá Catí se realiza la Fiesta Provincial del Búfalo”.

Ser dulcera de la Red la condujo a lugares impensados e hizo que sus productos sean delicateses que todo aquel que visita el Iberá, quiera degustar: “empecé con los cítricos porque compré una casita en el pueblo y tenía una planta de quinoto. Yo veía esa frutita que estaba ahí, que se caía y no se aprovechaba. Entonces hice dulce de quinoto, mermelada y licor. Después me acerqué a una dulcera muy antigua de mi pueblo, Angelica Pruya. Ella me enseñó hasta el dulce de leche en barra y sobre los dulces de los frutos del monte.  No tengo plantaciones pero compro las frutas a los productores que vienen de la colonia, trato de usar lo que hay en mi tierra y que tenemos en abundancia”.

Una de las recetas más originales que elabora Valentina es a partir de los descartes: “actualmente hay muchos pedidos de pickle. Lo hago de mamón, con la cáscara de sandía y los vendo a los restaurantes. Del mango y otras frutas hago aguas saborizadas. La fruta tenemos, si sabemos consumir, no nos morimos de hambre en Corrientes. El tema es que no sabemos utilizar. Hay que plantar aunque sea en la vereda o en la de tu vecino. Tomar lo nuestro, aprovecharlo y mostrarlo, es lo importante que tiene la Red”.

 

Sueños cumplidos

 

En su casa de Caá Catí, Valentina, cuenta con una pequeña planta para la producción de sus dulces. Allí los turistas llegan, ven y se asombran por cada una de sus elaboraciones: “al entrar a la Red logre acceder a mejor equipamiento y a poner en condiciones mi cocina. Las ventas son desde mi living y también a pedido. El stock  depende de la época de las frutas, cada una tiene su estación y es esa es la época ideal para usarlo. Estoy preparando dulces todo el año”.

Seguidora de cocineros como: Narda Lepez, Martitegui y Troca, Valentina pudo conocerlos y cocinar junto a ellos, quienes se  acercaron para aprender de la Red: “formé parte de Masticar, conocí  Jujuy  y viví muchas experiencias con los Cocineros del Iberá. Cada vez que puedo les extiendo la invitación para que los chef visiten nuestra provincia y a los pequeños productores. Hace unos años algunos llegaron a nuestras tierras a aprender de nosotros, a descubrir las recetas, vinieron, se las llevaron y eso es gratificante porque quiere decir que no se necesita un título para hacer un buen producto, no soy cocinera, pero lo que hago, lo sé hacer, porque lo aprendí de mis familia y lo puedo transmitir y enseñar así. Hay que conocer a la gente del campo, a su trabajo  Soy del campo y lo que defiendo  es para el campo, para los pequeños productores de la colonia”.

Con 62 años está dulcera siente a la gastronomía como  una pasión que la conduce  con dedicación y creatividad a seguir capacitándose: “me gustaría estudiar la carrera de chef, aunque, creo que lo que hago es lo que sé hacer, es mio y es mi identidad. Tengo la vida encaminada, mis hijos con trabajo y mis nietos bien. Mi esposo me acompaña y estoy haciendo lo que me gusta, me siento muy bendecida. Lo que más deseo en este momento  es tener un negocio. Sueño con un local para vender mis dulces y empanadas”.

Y finaliza, Valentina, sin dejar de conmoverse por su lugar y sus raíces: “presenciar nuevamente el festival fue otro logro cumplido y ver a los héroes de Malvinas con su banda y vestidos con sus uniformes tocando una canción fue para todos, lo más emotivo de las diez noches. Se podía escuchar a los músicos, los sapucai y al público. Una cosa es contarlo y otra, es ver la emoción que se siente con el chamamé, te da la piel de gallina. La identidad correntina la llevamos con orgullo y eso se percibe desde cada rincón de la provincia y hasta en mi Caá Catí querida”.

Mónica Gómez

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