19 Jul 2025
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Nueve de Julio

Vacaciones y anteo

(por Lic. Hugo Merlo)

Una semana de vacaciones permite darse el gusto y leer cosas más allá de lo cotidiano, y en este caso leí con poca urgencia JUGARSE LA PIEL, cuyo autor es el mismo del CISNE NEGRO, el Libanés Nassim Taleb. En este caso explora el mundo de los riesgos y las recompensas…
Anteo, en la mitología, era un gigante hijo de la madre Tierra Gea y de Poseidón, Dios del Mar. Obligaba a todos los que entraban en Libia a pelear con él. Era invencible, pero había un truco, obtenía su fuerza de la madre, la Tierra. Si no mantenía contacto físico con ella, perdía sus poderes. Uno de los doce trabajos de Hércules fue vencer a Anteo. Logró levantarlo del suelo y vencerlo porque no tenía los pies apoyados en contacto directo con su madre.
De este mito, podemos extraer la lección que no es posible separar el conocimiento de su contacto con el suelo. De hecho no podemos mantener nada separado del suelo. El contacto con el mundo real tiene lugar cuando nos jugamos el pellejo, nos exponernos al mundo, pagando un precio por las consecuencias de nuestros actos, buenos o malos.
Los griegos decían “guía tu aprendizaje por el dolor”, el conocimiento que obtenemos a través de prueba y error, la experiencia, y el paso del tiempo, o sea en contacto con el suelo, es inmensamente superior al obtenido por solo razonamiento.
Pensemos cuantas veces, regulaciones del Estado, proteccionismos, o sea el traslado de los riesgos, los mecanismos de transferencias de riesgos, impide el aprendizaje.
En nuestra sociedad donde todos opinamos libremente de cualquier tema, nadie se juega el pellejo o la piel, como más le guste. Por eso son tan importantes los sistemas que aprenden diferente a los individuos. Si los sistemas no aprenden, desaparecen.
Dejar la piel por romper las reglas

Una anécdota histórica, la ley es magnífica,…- ¿Qué se puede hacer ante un juez corrupto o incompetente? Podría cometer errores con total impunidad, parece que la historia indica lo contrario. Se puede ver una pintura holandesa que representa el juicio de Cambises. La escena representa un hecho en que el corrupto juez persa Sisamnes fue desollado vivo por orden del rey Cambises, por haber quebrantado las reglas de la justicia. En el cuadro se puede ver al hijo de Sisanmes impartiendo justicia desde el sillón de su padre, tapizado con la piel desollada de su progenitor para recordarnos que la justicia implica, propiamente, dejar el pellejo.

Estamos en una instancia dónde vale jugarse el pellejo, correr riegos, y hacer cosas, como decíamos alguna vez, res non verba, hechos no palabras.

Dice Taleb, “Nunca confíes en nadie que no se juegue la piel”. De lo contrario, los tontos y los ladrones se saldrán con la suya y sus errores nunca los perseguirán.

LIC. HUGO ENRIQUE MERLO

 

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