La relación política entre Javier Milei y Mauricio Macri atraviesa una nueva y tensa fase, marcada por críticas mutuas y el creciente distanciamiento tras la sorpresiva salida de dos figuras clave del gabinete de La Libertad Avanza. El expresidente, quien había mantenido un perfil bajo tras las elecciones, desató un fuerte cuestionamiento a la gestión del actual mandatario luego de una cena en Olivos que terminó siendo un punto de quiebre en el proceso de acercamiento entre ambos.
El encuentro, que tenía como propósito fortalecer la relación política tras varios meses de desencuentros, se desarrolló en un clima cargado de expectativas. Sin embargo, lo que inicialmente se presentó como una oportunidad para discutir la segunda etapa del gobierno de Milei, terminó por convertirse en un mal trago para Macri. Durante la reunión, el expresidente fue informado de la renuncia de Guillermo Francos a la jefatura de Gabinete y de Lisandro Catalán al ministerio del Interior, dos figuras que, hasta ese momento, Macri había considerado como pilares dentro de la gestión libertaria.
La decisión de aceptar las renuncias de Francos y Catalán no solo sorprendió a Macri, sino que también puso en evidencia las diferencias irreconciliables que existen entre los dos principales actores de la política argentina. Para el expresidente, la salida de Francos, un hombre de experiencia y capacidad de gestión, representa un paso atrás en la construcción de un gobierno sólido y cohesionado. «La salida de un hombre con capacidad y equilibrio como Francos, para ser reemplazado por otro sin experiencia, no parece ser una buena noticia», expresó Macri en una carta publicada en las últimas horas, donde dejó claro su malestar y su decepción con los cambios inesperados en el gabinete de Milei.
Lo que parecía ser un intento de acercamiento entre el líder del PRO y el presidente electo, se transformó rápidamente en un episodio de ruptura, con consecuencias impredecibles para la gobernabilidad. La cena en Olivos, lejos de consolidar una alianza, evidenció las profundas diferencias entre ambos dirigentes y mostró las tensiones que subsisten en el seno del gobierno de La Libertad Avanza.
En su misiva, Macri detalló su desconcierto por la forma en que los cambios se implementaron, mencionando que su propuesta de reemplazar a Francos por una figura más técnica y con mayor capacidad de liderazgo, como Horacio Marín, presidente de YPF, había sido desestimada. El expresidente, además, aprovechó la ocasión para criticar la falta de coordinación dentro del gobierno de Milei, sugiriendo que los hermanos Milei y sus asesores más cercanos, como Karina y Santiago Caputo, no estaban sabiendo manejar las tensiones internas que afectan a la gestión.
«El jefe de Gabinete es una figura esencial, coordina los equipos políticos y de gestión, y esta decisión desacertada, sumada a la falta de resolución de disputas internas, puede tener consecuencias graves para el futuro», advirtió Macri. En su opinión, la falta de visión estratégica y la escasa capacidad de negociación dentro del gobierno de Milei podrían poner en peligro la oportunidad histórica que el país tiene en este momento, respaldada por el apoyo internacional y la victoria electoral.
A pesar de sus críticas, Macri también dejó en claro que sigue respaldando a Milei en términos generales, pero subrayó que el futuro del gobierno depende de que se tomen decisiones más racionales y menos impulsivas. «Tras el esfuerzo realizado y el apoyo que hemos recibido, el país está frente a una oportunidad única, que no puede desperdiciarse por disputas internas o por un manejo errático de las decisiones políticas», concluyó el expresidente, dejando abierta la puerta a nuevas confrontaciones políticas.
El enfrentamiento de este fin de semana llega en un momento clave para la política argentina. La segunda etapa del gobierno de Milei comienza en medio de un escenario de tensiones internas, con la falta de cohesión que Macri ha denunciado como uno de los mayores peligros para la estabilidad del mandato. Mientras tanto, la oposición observa desde afuera cómo la derecha se fragmenta, con un Macri decidido a conservar su influencia en el futuro del país, incluso a costa de tensar aún más la relación con el nuevo presidente.
Las próximas semanas podrían ser decisivas para entender cómo se resolverán estas tensiones. La gobernabilidad del país, que parecía garantizada tras la victoria de Milei en las urnas, hoy depende de las decisiones que tome el presidente y de su capacidad para gestionar los conflictos internos sin fracturar aún más su base de poder. En el horizonte, se vislumbran nuevas luchas por el control de la agenda política, con un Macri que no está dispuesto a ceder terreno fácilmente y que podría ser una fuerza decisiva en los próximos años.





