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Jubilados: ¿Cómo Sobreviven?

En octubre de 2025, una pareja de jubilados, ambos menores de 75 años y que alquilan su vivienda, necesitó $1.932.067 para cubrir sus gastos mensuales. Esta cifra supera ampliamente los ingresos de una jubilación mínima, que apenas alcanza los $326.304 (y que subirá a $340.879 en diciembre). Para sobrevivir con este ingreso, tendrían que cobrar seis haberes mínimos mensuales, y con el bono congelado desde marzo de 2024, apenas alcanzarían los cinco ingresos.
Este desajuste entre los ingresos de los jubilados y los costos de vida revela una crisis profunda. Según un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, la Canasta de Consumo para Personas Adultas Mayores muestra la dramática diferencia entre lo que los jubilados reciben y lo que necesitan para mantenerse. Los estudios reflejan una grave falta de poder adquisitivo entre las personas en edad jubilatoria, tanto para quienes tienen vivienda propia como para aquellos que deben alquilar.

¿Cuánto necesita una pareja jubilada para vivir?

La Defensoría divide los hogares de adultos mayores en seis categorías, dependiendo de su situación financiera y habitacional. El análisis destaca cómo los costos básicos se multiplican cuando se requiere alquilar una vivienda o cuando se deben afrontar gastos adicionales de salud o servicios. En el caso de una pareja de jubilados que alquilan su hogar, la cifra mensual necesaria asciende a $ 1.932.067, una cantidad que pone en evidencia la imposibilidad de muchos de subsistir solo con su jubilación.
Lo alarmante es que si bien los dos integrantes de esta pareja reciben un haber mínimo, aún con el bono adicional de $70.000, los ingresos no cubren ni de cerca los costos básicos de vida. Por ejemplo, una pareja de jubilados con vivienda propia necesita $1.278.026, una cifra que también se queda corta incluso si ambos perciben el haber mínimo. Con la única ayuda del bono, apenas se alcanzan los $1.350.000, lo que resulta insuficiente para cubrir la canasta básica.

La brecha con la realidad

Lo que estos números dejan en claro es una brecha insalvable entre lo que el Estado otorga a los jubilados y lo que realmente necesitan para llevar una vida digna. Las cifras varían según las necesidades de cada hogar, y en todos los casos, los ingresos mínimos no son suficientes. Para una mujer mayor de 75 años con vivienda propia, el costo de vida mensual es de $704.600, casi el doble de la jubilación mínima. Por si fuera poco, la situación empeora para aquellos que deben alquilar. En este caso, las necesidades de una mujer mayor de 75 años alcanzan los $1.185.020, lo que equivale a tres jubilaciones mínimas. Con estos números, es claro que muchos jubilados deben recurrir a otras fuentes de ingreso o, en el peor de los casos, a la ayuda de familiares.

El costo de la Salud

Otro factor crítico es el aumento constante de los precios de los medicamentos, que también impacta de forma directa en los hogares de adultos mayores. El Índice de Precios de Medicamentos (IPM) de la Defensoría revela que los costos de los 99 productos relevados aumentaron un 1,7% en octubre y un 6,4% desde julio. Los psicofármacos y antibióticos fueron los más afectados, con incrementos del 2,4% y 2,2% respectivamente, lo que dificulta aún más el acceso de los jubilados a tratamientos médicos esenciales.
Este aumento de los costos no solo afecta a las personas mayores que requieren medicamentos para enfermedades crónicas, sino que también refleja un problema generalizado en el sistema de salud, que se ve reflejado en los altos costos de los productos básicos necesarios para la vida cotidiana.

Futuro de incertidumbre

La situación actual de los jubilados es insostenible, y los datos del informe reflejan una realidad cada vez más dura para una población vulnerable. A pesar de los esfuerzos del gobierno por aumentar las jubilaciones mínimas y otorgar un bono de refuerzo, estos aumentos no son suficientes para cubrir los crecientes costos de la vida. La inflación y los aumentos en los servicios, en especial en salud, complican aún más la situación.
Lo que queda claro es que las políticas de ajuste y la falta de aumentos acordes a los índices inflacionarios están llevando a muchos jubilados a una situación de pobreza o dependencia de ayudas externas. Es urgente que se rediseñan las políticas públicas para garantizar que los adultos mayores puedan cubrir sus necesidades básicas sin tener que elegir entre pagar medicamentos o alimentos, o vivir bajo condiciones de precariedad.
Este análisis pone en evidencia un problema estructural que no se soluciona con medidas puntuales, sino con una reconfiguración integral de las políticas de jubilaciones y pensiones en Argentina. La pregunta es: ¿quién tomará el liderazgo para garantizar que la calidad de vida de los jubilados no siga siendo una promesa vacía, sino una realidad palpable?

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