5 Dic 2025
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Nueve de Julio

Caso Makintach: “Padrinito” y un celular incómodo

La caída de la exjueza Julieta Makintach no puso un punto final. Al contrario, abrió un agujero negro en el que hoy miran con preocupación funcionarios de la Justicia bonaerense, operadores políticos y dirigentes que, hasta hace pocos meses, la promovían para la Corte provincial. Lo que estalló en el juicio por la muerte de Maradona —la filmación clandestina y el proyecto de convertir un proceso judicial en una serie— fue apenas la superficie. Lo que inquieta ahora es lo que todavía no vio la luz: el contenido completo del celular de la ex magistrada, convertido en un explosivo institucional.
En esas conversaciones aparece una cuenta agendada bajo el alias “Padrinito», un contacto que, según fuentes que conocen el expediente, no es precisamente un amigo íntimo sino un operador político de primer nivel. Nadie quiere decir su nombre, pero todos lo conocen. Y lo que más temen no es lo que se dijo hasta ahora, sino lo que todavía no se filtró. Fuentes judiciales admiten a Extra Digital que nadie quiere revisar ese teléfono. Lo comparan con un dispositivo contaminado, capaz de comprometer a figuras de peso en la Justicia y la política. La exjueza, en un intento de mostrar inocencia, llegó a ofrecerlo voluntariamente en el jury. Nadie lo tomó. No fue un gesto de transparencia: fue una señal de advertencia.

Una destitución que expone más de lo que resuelve

La destitución de Makintach por decisión unánime del Jurado de Enjuiciamiento —y su inhabilitación para ejercer cargos judiciales— no logró clausurar el escándalo. La exmagistrada insiste en que apelará a la Corte Suprema, aun sabiendo que la jurisprudencia prácticamente no admite la revisión de fallos de juries. Su apuesta no es jurídica: es política. Y en ese terreno, su celular vale más que cualquier escrito legal. Dentro de la Justicia bonaerense hay tensión. La Corte provincial y la Casación ven en este caso un riesgo de contaminación institucional. Makintach sabe que su defensa no está en los documentos, sino en las conversaciones que guardan sus dispositivos, donde aparecerían autorizaciones irregulares, gestiones políticas y contactos que nadie quiere ver publicados.

La pata política que incomoda al massismo

Lo que más resuena en los despachos políticos es la confirmación de que Makintach fue considerada para la Corte provincial por Sergio Massa, tras el naufragio de la candidatura de Jorge D’Onofrio. Fue propuesta como “alternativa femenina” en la agenda de diversidad impulsada por el massismo. La operación se frustró cuando estalló el escándalo del documental de Maradona, pero dejó huellas: conversaciones, promesas, mensajes y nombres que hoy forman parte del material sensible que ella conserva.
Esa trama explica por qué nadie celebra su destitución. Saben que, caída de su cargo, Makintach no tiene ya nada que perder. Y que, si se siente arrinconada, podría dar a conocer material que comprometería a varios sectores del poder provincial.
Aunque sus abogados aseguran que está “más tranquila”, la ex magistrada no bajó la guardia. Sabe que lo único que la protege es lo que la Justicia prefiere no revisar: sus propios chats. El alias “Padrinito” es apenas un símbolo de esa red opaca de favores, aspiraciones, maniobras y apoyos cruzados que hoy nadie quiere que salga a la superficie.
Makintach dijo sentirse “desilusionada” y no comprender por qué fue destituida. En la Justicia responden en privado: “Ella sabe perfectamente por qué. Y sabe quiénes cayeron con ella aunque todavía no aparezcan en el expediente”.
El escándalo Makintach no terminó. Apenas empezó. Y varios esperan —con más miedo que prudencia— que su celular siga guardado bajo siete llaves.

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