5 Dic 2025
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Nueve de Julio

Hasta cuando resiste “la máquina de la felicidad”

Desde que asumió el gobierno de Javier Milei, el modelo económico impulsado por su ministro de Economía, Luis Caputo, se ha sostenido principalmente gracias a un flujo constante de dólares. Inicialmente, el gobierno apeló a un blanqueo de capitales, en el cual se recuperaron aproximadamente 23 mil millones de dólares que estaban fuera del circuito formal. Esta medida fue facilitada por la confianza generada en los mercados ante el cambio de administración, impulsada por el apoyo internacional, especialmente de los Estados Unidos.

A este blanqueo se sumó el respaldo político de figuras como Donald Trump, que permitió la ampliación de los créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que sumó otros 20 mil millones de dólares. Aunque no llegaron a los niveles récord de deuda contraída durante el mandato de Mauricio Macri, la suma fue significativa, y sirvió para mantener la máquina económica en funcionamiento.
En paralelo, el superávit comercial, es decir, la diferencia positiva entre exportaciones e importaciones, continuó siendo uno de los pilares del modelo económico, aunque no fue suficiente para evitar la presión externa sobre la economía. Sin embargo, el principal objetivo de esta avalancha de dólares fue mantener el dólar barato, el principal motor del consumo y estabilidad macroeconómica. Esto se traduce en una especie de «máquina de la felicidad» económica, que genera bienestar en el corto plazo: los argentinos pueden viajar al exterior, comprar productos más baratos y la macroeconomía se mantiene relativamente estable.

Costo / Beneficio

El dólar barato ha permitido un crecimiento del consumo, pero también ha generado distorsiones estructurales. Mientras que, en el corto plazo, la máquina de la felicidad funciona gracias al control del tipo de cambio, a largo plazo esto destruye el valor agregado local y depende de la disponibilidad de dólares. En otras palabras, para mantener la estabilidad de la moneda, el gobierno necesita dólares, ya sea a través de exportaciones, deuda externa o inversiones.
¿Qué sucede cuando no hay más dólares fáciles? En el escenario actual, la falta de señales claras de un boom exportador y la escasa llegada de inversiones, el gobierno de Milei se encuentra frente a un dilema: seguir endeudándose o enfrentar una crisis de confianza. Como ha demostrado hasta ahora, la capacidad de Caputo para obtener deuda internacional ha sido una de las principales herramientas del gobierno. Es un verdadero récordman de la deuda externa, siempre con la habilidad de conseguir nuevos préstamos cada vez que la situación parece más crítica. Pero, como ocurrió en la última ronda preelectoral, los esfuerzos para conseguir financiamiento se vuelven más complicados.
Cuando se esperaba que el gobierno comenzara a acumular reservas y ajustar el tipo de cambio para enfrentar los pagos de la deuda, lo que vimos fue lo contrario: la continuidad del modelo y la búsqueda de nuevos préstamos. A finales de 2024, una reunión de alto nivel de J.P. Morgan en Buenos Aires reveló la estrategia de «rescate privado» a través de un consorcio de bancos, con la esperanza de obtener nuevos fondos para el país. Sin embargo, el crédito esperado de 20 mil millones de dólares terminó recibiendo una rebaja significativa a 5 mil millones de dólares de corto plazo, lo que generó dudas sobre la sostenibilidad de la estrategia.

¿Se agota o resiste ?

Este ajuste de las expectativas pone en evidencia una de las principales tensiones del modelo: el crecimiento económico necesario para generar las divisas que sostengan el dólar barato no está llegando. Los bancos, finalmente, parecen haber comenzado a poner en duda la capacidad de repago de la Argentina, lo que ha hecho que los plazos de los créditos se reduzcan drásticamente. La promesa de un crédito global y de largo plazo se transformó en un simple préstamo, que no resuelve los problemas estructurales de la economía argentina.
Es cierto que, hasta ahora, Caputo ha logrado sortear cada crisis con habilidad. La capacidad de encontrar nuevas fuentes de financiamiento es una característica que no debe subestimarse. Sin embargo, los ruidos en la máquina empiezan a ser cada vez más evidentes. ¿Cuánto más se puede estirar esta estrategia de deuda? ¿Qué pasará cuando ya no haya más «conejos en la galera»?
Si bien el gobierno continúa apostando a que la economía crecerá y las reservas se fortalecerán, lo cierto es que la «máquina de la felicidad» podría quedarse sin combustible más rápido de lo que se imagina. La habilidad para conseguir nuevos fondos, por ahora, ha sido el único combustible para mantenerla en marcha. Pero el camino hacia una estabilidad sostenida requerirá algo más que deuda. La pregunta es: hasta cuándo podrá Caputo mantener la máquina sin que el sistema termine por colapsar?

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