Mientras caminaba por los majestuosos pasillos que conducen al despacho principal de la Casa Rosada, Cristian Ritondo comprendió que el destino del PRO estaba sellado. Tras el desplazamiento de su partido en la Ciudad, y con solo un café de por medio, Karina Milei —la arquitecta silenciosa del poder libertario— le dejó en claro al enviado de Mauricio Macri que la lapicera seguirá en manos de La Libertad Avanza. Aunque accedieron a compartir la mesa con el PRO, el nuevo acuerdo impone una regla inviolable: en el universo libertario no hay clemencia para los derrotados.
Ese lunes, flanqueada por sus armadores Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja, Karina expuso la única propuesta que están dispuestos a conceder a sus antiguos aliados: un frente común para las elecciones provinciales de septiembre y una fusión subordinada —sin protagonismo amarillo— de cara a octubre. Ritondo, al salir de la Casa Rosada y enfrentar a la prensa sin poder revelar mucho, comprendió que la próxima batalla se libraría con sus propios intendentes.
Los 13 jefes comunales bonaerenses que aún conserva el PRO —reunidos esta semana en Balcarce 400— están abiertos a una alianza con los libertarios, pero exigen una condición clave: controlar el armado de las listas en sus distritos. Es una apuesta ambiciosa: tienen peso territorial, pero poca tracción electoral. Ritondo promete dar pelea, aunque en privado reconoce que el margen de maniobra es estrecho.
Desde el mileísmo ofrecen una respuesta amable pero ambigua: analizarán “el mejor candidato” en cada uno de los 135 municipios.
Una promesa que choca con la realidad tensa de los concejos deliberantes, donde la convivencia entre libertarios y amarillos es casi imposible. “Pareja nos dice que cerremos con el PRO, pero en los concejos los nuestros siguen bloqueando a los intendentes”, advierte una fuente interna.
Hábil para los acuerdos, Pareja busca construir un circuito de traspasos: absorber las estructuras del PRO sin ceder el liderazgo provincial. Un juego de seducción en el que los dirigentes reciben elogios digitales a cambio de entregar su capital político. Es un pacto leonino: acceso al Edén libertario a cambio de una cuota de poder.
Ritondo detectó el movimiento. Pero algunos de sus aliados locales ya están tentados. El jueves, mientras el jefe del bloque PRO reunía intendentes, Sebastián Pareja recibía en sus oficinas a Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero, quien recuperó centralidad dentro del armado libertario tras un breve ostracismo.
En la foto del encuentro, Karina Milei —la voz autorizada de LLA en la provincia— lo sentó en la punta de una modesta mesa, un gesto que sus propios aliados interpretaron como una señal de advertencia. Valenzuela sería compensado con no más de tres nombres en la lista local, a cambio de mantenerse en el radar de la Rosada como posible candidato a gobernador en 2027.





