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martes, 14 mayo, 2024

La sandía, la reina de la ruta Provincial 7, se posiciona como una producción con identidad misionera

(Por Mónica Gómez)

Así como Pablo Neruda le dedicó una Oda a la Sandía, las familias del Parador de la Ruta Provincial 7 en Cuña Pirú, le dedican su vida. “La redonda, suprema, y celestial sandía. Es la fruta del árbol de la sed”, recitaba el escritor chileno, y en la zona del municipio misionero, celebran su producción como un sello identitario.

Normalmente la fruta que se comercializa en Misiones a principio de temporada es de producción local, llamada “primicia”. Si bien es un cultivo atractivo y cada vez más tecnificado, los productores de la zona en el mes de julio y agosto se preparan para cubrir la expectante demanda, con plegarias al cielo para que el clima las acompañe. Desde la semilla hasta la obtención de la fruta “verde, blanca, escarlata”, transcurre poco tiempo, pero los meses previos resultan de suma importancia en la preparación del suelo para obtener una excelente cosecha de este “Cofre de agua, plácida, reina de la frutería”.

El Ministerio de Agro y la Producción de Misiones continúa fortaleciendo la cuenca sandiera con el fin de consolidar los emprendimientos frutícolas. En el marco de la Campaña de sandías, más de 40 productores y productoras de Cuña Pirú, una de las principales cuencas, recibieron semillas híbridas Bárbara F1. Además, el equipo técnico territorial del Agro brindó capacitaciones en implantación y manejo del cultivo, realizando el seguimiento posterior.

“Las misioneras conocen el trabajo en la chacra, viven y palpan los tiempos de la naturaleza y es por eso que ellas entienden la implicancia de una producción sostenible y con conciencia. Las mujeres en la producción son un eslabón fortalecido. Ellas producen alimentos, le suman el agregado de valor y esto muchas veces se da desde sus mismos hogares porque lo hacen por necesidad ante las dificultades. Por nuestra parte desde el Ministerio y el Gobierno Provincial acompañamos y apoyamos el desarrollo de las mujeres que desde su chacra trabajan logrando un modelo agropecuario en crecimiento”, expresó el Ministro del Agro y la Producción de Misiones, Facundo Lopez Sartori.

Sandra Abegg y Erci Bosing son dos productoras que mantienen un arraigo entrañable por el folclore que se origina con la venta a orillas de la ruta provincial. Entre sus relatos, las dos coinciden en el recuerdo de la imagen que, desde muy chicas, ven cada comienzo de verano, desbordado y repleto de sandías, calabazas y zapallos. “Mi padre fue uno de los pioneros en la venta al costado de la ruta. Desde el 87 que en la casa de ellos se plantaba y se vendía, toda mi vida estuvo presente esta fruta. Con mi marido hace unos 12 años que dejamos el tabaco, porque ya no teníamos tierra buena y nos dedicamos con más fuerza a la sandía y la mandioca. Hoy, con hijos grandes y una familia que me acompaña, sigo produciendo. Elaboro mis plantines y le dedico tiempo y mucho esfuerzo al cuidado de la chacra”, comentó Sandra.

Agregó además que lleva cuatro mil plantines trasplantados a tierra con el tradicional “poncho” como sistema de cubierta, el cual consta de un nylon que protege cada planta. “Tengo tres hijos y todos ayudan en la chacra, aunque junto a mi marido trabajamos en las tres hectáreas, esto es una tarea de todos los días, hora a hora. Tenés que ver el clima y lo que requiere la planta, porque si bien están tapadas con el nylon, si hace mucho calor las puede quemar el sol o se pueden ahogar sofocadas. Así como por las noches, si cae la helada, las mata también. Por eso hay que ser constante con el cuidado”, explicó Sandra.

Por su parte, Erci sostiene que la producción de sandías desde hace unos 15 años resulta ser un cultivo rentable y perfecto por el momento del año donde se obtiene la cosecha: “Desde mi casa aprendí a manejar la chacra, y junto a mi marido llevamos adelante esta tierra desde hace más de 30 años. Ahora que él no está me ayudan mi hijo y su novia”, expresó con nostalgia al recordar a su esposo fallecido en 2021.

En el cuarto de parcela, Erci cuenta con 500 plantas con un modelo de producción por microtuneles, que beneficia el desarrollo de la fruta, siempre y cuando la producción cuente con un sistema de riego y sea de baja escala. Ella y su hijo proyectan tener un total de 3300 plantas este año a razón de 3 frutas por cada una. Este año comenzaron con el sistema de riego, el año pasado se sintió la necesidad de lluvias. También cambiaron la variedad de semillas. Diversificaron los sistemas de plantación: un cuadro con siembra directa sin riego, y en otro cuadro de plantines con riego, porque el año pasado plantaron en septiembre, llegó diciembre y al no llover no pudieron obtener buena fruta.

“Desde mayo que venimos preparando la siembra: se pasa la rastra para mover la tierra, en junio se le agrega un abono mezcla de aserrín con estiércol de gallinas (guano de pollo), se vuelve a mover y se deja actuar unos 40 días, para que se mezcle bien y se impregne. Unos días antes se mezcla nuevamente la tierra y se realizan los pozos donde se coloca estiércol de vaca como base y el plantín, luego el sistema de riego y el microtúnel”, añadió Erci.

La producción de Sandra y Erci es diversificada, entre la huerta y algunos animales, la mandioca es el cultivo que se asocia a la sandía, entonces esta, al tener una cosecha rápida resulta conveniente para afrontar costos entre medio de otras producciones “Si Dios quiere y todo va bien, se tiene dinero para las fiestas, se puede salir de vacaciones o afrontar algún gasto o un gustito”, reconoció Sandra.

Otros de los productos agregados que se encuentran a la venta en los puestos son las características conservas: “Con los zapallos y pepinos hago pickles, hice cursos, pero lo que aprendí de mi mamá y mi abuela fue muy importante. Puede haber 20 o 30 puestos y todos vendemos bien. En febrero, cuando pasan los turistas, paran y te preguntan por la sandía, pero en ese momento ya no hay cosecha. Ya conocen que es característico de aquí”, contó Sandra

A partir de que los productores se apostaron al costado del camino se multiplicaron las familias que se dedican a esta rentable producción, convirtiéndola en un símbolo de la zona. Las buenas ventas hicieron que los métodos de producción se perfeccionaran y el paso de la siembra directa al plantín, el sustituto de cubierta, la incorporación del sistema de riego y los biofertilizantes orgánicos, son muestra de la tecnificación propia de la demanda.

“La sandía es un alimento y va desde la planta al consumidor y para nosotros es importante que se produzca con insumos sustentables: debemos garantizar a los que  nos compran que es un producto sano: gracias al Ministerio contamos con bioinsumos orgánicos y nos dan capacitaciones para innovar en la práctica y fortalecer la identidad de este cultivo”, recalcó Erci.

“El trabajo en el territorio es fundamental para que las familias productoras se sientan acompañadas. El equipo de técnicos en los municipios, así como la planificación del fortalecimiento de las cuencas son políticas públicas que se consolidan en realidades dentro de las chacras. Los modelos de producción e innovación también están pensados para alcanzar un alto rendimiento y una calidad superior, logrando que los consumidores y los mercados busquen las sandías misioneras”, concluyó López Satori.

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