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sábado, 18 mayo, 2024

La Cooperativa Integral del Trabajo Wanda, una muestra de resiliencia en el campo misionero

(Por Mónica Gómez)

El presidente de la Cooperativa Integral del Trabajo Wanda, Samuel Doichele, es hijo de un productor que se suicidó debido al envenenamiento sufrido por los agroquímicos utilizados en el cultivo del tabaco. Así se presenta en el documental “Iniciativas contra el éxodo rural en Misiones”, donde se cuenta las vivencias de los jóvenes que retornan a las chacras y el trabajo que realiza la entidad que él preside. Samuel desde esa difícil situación con su familia, su madre y hermanos idearon nuevas formas de trabajar la tierra con una mirada agroecológica. Este joven que terminó solo la primaria, planeó la cooperativa junto a su pareja Rocio Knoll para impulsar a las nuevas generaciones a que se involucren y no se olviden de las raíces.

“Formé la cooperativa porque el trabajo de los colonos es más difícil si es individual, ahora los jóvenes estamos juntos y luchamos por mantenernos en las chacras y producir para todos”, cuenta Samuel.

Creada el 20 de septiembre de 2011, la Cooperativa Integral del Trabajo Wanda está ubicada en Paraje Tirica en Wanda, la ciudad de las piedras preciosas misioneras.  Hoy nuclea a 156 pequeños productores de Wanda, Puerto Esperanza, Puerto Libertad, Andresito y San Antonio, en la zona norte de la provincia.

Con una visión en el desarrollo de la ruralidad sustentable y en generar empleos que promuevan el arraigo, la entidad lleva adelante diversas líneas de trabajo derivadas de las chacras.  Tiene como actividad principal la cría de pollo para la obtención del estiércol, destinado a generar abono. Con una mirada sustentable, este fertilizante es el que en la cooperativa utilizan para las plantaciones de frutales, otra de las líneas productivas que funciona y se comercializan bajo el nombre de Frutos de mi Tierra. Ésta elabora pulpa de frutas tropicales como ananá, maracuyá o yaca: de origen asiático y grandes dimensiones, en su interior es de color entre amarillo y naranja y su jugo es ligeramente ácido y profundamente dulce, y su sabor similar a la mezcla de mango y naranja. “Cada productor tiene su chacra, la granja y la cooperativa se encarga de llevarle el pollito y el alimento balanceado. Cuando está listo, lo buscamos para la faena. Lo mismo con el estiércol cuando cierra el ciclo, lo llevamos a nuestra bio fábrica donde hacemos el compost”, comenta Doichele.

El preparado de bioinsumos sostenibles es el fundamento de esta asociación de productores diversificados porque, como explica Doichele, en el cuidado del suelo es donde reside la salud de la planta y posterior fruto que será el alimento.

En relación a la producción avícola la habilitación de la planta de faena es otra de las aristas por resolver en la cadena productiva que mantiene la Cooperativa: “Somos los únicos en la provincia de Misiones que apuntamos al modo basilero: producir cantidad. Nuestro objetivo es abastecer a la provincia de abono y pollos frescos. Actualmente tenemos más de 10.000 aves mensuales: si bien parece mucho es una mínima cantidad para el mercado interno de la provincia”, explica el joven presidente.

Samuel Doichele expresa que, si bien la venta es total en la zona, la entidad apunta a la habilitación de la planta para vender en los mercados concentradores de las principales ciudades: “desde el Gobierno provincial todavía no nos entregan el permiso, aunque tenemos el sello de SENASA en las granjas y el transporte”, se lamenta Doichele.

La mayoría de las inversiones en la cooperativa son de origen privado, generando producción, pero con deficiencias en la incorporación de éstas en el mercado. Samuel reconoce que la fruta es una de las fuentes del proyecto de la cooperativa, pero la comercialización no es rentable, especialmente cuando se pelean con los precios de los alimentos que importa la provincia, como por ejemplo la banana o pollos proveniente en su gran mayoría de Entre Ríos.

“La Fundación Sales nos donó un vehículo y más de 15 empresas: dos cooperativas y empresas privadas nos ayudan con la compra del abono. Algunas nos pagan por adelantado o nos acompañan con la venta. Hemos llevado pulpas a Buenos Aires, trabajamos también con FECOFE, hacemos fuerza en conjunto con ellos. Es una gran oportunidad para que nuestros productos salgan de la provincia y se conozcan en otros mercados. Nuestro objetivo es llegar a 30 mil pollos mensuales para generar el abono suficiente y obtener mayores volúmenes en las plantaciones de frutas”.

Las condiciones meteorológicas o la escasez de agua son las piezas claves en los rindes de los frutales. La sequía que desde hace 3 años viene perjudicando los campos de todo el país, también fue un perjuicio para los colonos asociados. “La mayoría de los socios produce poquito esperando aumentar la producción. Por ejemplo: la banana sin sistema de riego es muy riesgosa para invertir, también sabemos bien que dependemos mucho del clima, pero nuestro principal objetivo es quedarnos en la chacra y sin utilizar agroquímicos que nos enferman”, concluye.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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