En otra sesión que terminó de madrugada, el Concejo Deliberante de Nueve de Julio sancionó el presupuesto municipal para el ejercicio 2026, fijado en más de 37.542 millones de pesos. La aprobación del cálculo de gastos y recursos no fue el resultado de un consenso político, sino el reflejo de una profunda fractura en el cuerpo legislativo y de un malestar social que se trasladó al interior del recinto. La oposición se abstuvo a la hora de votar en una muestra de claro descontento hacia el rumbo de la gestión y la administración de los recursos públicos del Partido.
La sesión se desarrolló en un ambiente de alta volatilidad, con la presencia de un público ruidoso que siguió de cerca el debate. Mientras el bloque oficialista defendió la iniciativa de la intendenta María José Gentile como una herramienta equilibrada para garantizar servicios e infraestructura en un contexto de crisis, la oposición optó por la abstención. Los concejales opositores calificaron la propuesta de insuficiente y desajustada de la realidad social, argumentando que las partidas asignadas no alcanzan para cubrir las necesidades más urgentes de la comunidad.
Uno de los momentos de mayor debate técnico ocurrió durante el tratamiento de las ordenanzas fiscal e impositiva. A pesar de los intentos por modificar el esquema de incrementos, como la propuesta de adelantar aumentos salariales o la discusión sobre el ajuste de la tasa vial para evitar el desfinanciamiento, no hubo acuerdo.
El escenario político se vio agravado por la presión externa de diversos sectores civiles. En el recinto hubo representantes de la Federación Agraria Argentina y trabajadores municipales, quienes se encuentran en pleno conflicto gremial (NdR. El gremio ATE está citada para el dia de hoy a una audiencia en la sede local del Ministerio de Trabajo).
Desde la administración de Gentile sostienen que el presupuesto permitirá la modernización de servicios y el pago de salarios, pero el escepticismo de la oposición y la movilización sindical sugieren un inicio de año complejo. La falta de un respaldo unánime en el Concejo Deliberante deja a la gestión local ya debilitada en lo político frente al desafío de administrar un distrito con recursos cuestionados y una paz social que, por el momento, parece lejana.





