5 Dic 2025
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Nueve de Julio

El mate, estímulo para el cerebro y el alma

Nuevas investigaciones confirman lo que Bernardo Houssay había observado hace más de ochenta años: los compuestos de la yerba mate estimulan la memoria, mejoran la atención y elevan el estado de ánimo. Una infusión que, además de unir, protege y despierta al cerebro.

Tomar mate no sólo es una costumbre arraigada entre argentinos, uruguayos y brasileños del sur: es también una práctica con efectos medibles sobre la atención, la memoria y el bienestar. Investigaciones recientes confirmaron lo que el premio Nobel de Medicina Bernardo Houssay ya había demostrado hace más de ochenta años: los componentes de la yerba mate tienen una acción neuroprotectora y psicofisiológica que estimula el cerebro y mejora el estado de ánimo.
Houssay, pionero en el estudio de esta infusión, analizó entre 1938 y 1944 el impacto del mate en la atención y el rendimiento mental. En uno de sus experimentos, once aviadores de la Armada fueron sometidos a pruebas de reacción antes y después de tomar mate en ayunas. Los resultados mostraron una reducción significativa en los tiempos de respuesta y un aumento en la concentración, hallazgos que luego repitió con estudiantes universitarios sometidos a pruebas de memoria, cálculo, creatividad y control motor.
La conclusión fue contundente: el mate acelera las reacciones psicomotrices, mejora la atención y la memoria, eleva el tono psicomotor y genera una mejor disposición para el esfuerzo intelectual y físico. “Ellos sabían que era por la cafeína y la teobromina, pero desconocían cómo actuaban a nivel celular; hoy, gracias al avance científico, podemos explicarlo”, señala Juan Ferrario, investigador del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (IB3) de la UBA.
Ferrario, junto con la neurocientífica Irene Taravini, retomó los estudios de Houssay y los presentó en las recientes jornadas “Yerba Mate y Salud”, donde se expusieron nuevos hallazgos sobre los efectos protectores de la infusión en el cerebro. Investigaciones actuales confirman que el consumo moderado de yerba mate podría retrasar el avance de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
En estudios realizados en Argentina y Brasil, grupos de ratones con lesiones neuronales que recibieron infusiones de mate conservaron un 10% más de tejido funcional que los que sólo bebieron agua. Puede parecer una diferencia mínima, pero equivale a retrasar una década la aparición de los síntomas. La explicación está en la dopamina, el neurotransmisor del movimiento, la motivación y el placer: el mate estimula su liberación y protege las neuronas que la producen.
El mecanismo es preciso. Durante el día, la adenosina —otra molécula cerebral— acumula la sensación de cansancio. La cafeína, presente en el mate, bloquea ese efecto y permite que la dopamina siga actuando, generando un estado de alerta placentero. Por eso el mate despierta, pero sin el nerviosismo que puede provocar el café. “No reemplaza el descanso, pero engaña al cerebro para mantenerse activo un poco más”, resume Ferrario.
Más allá de la biología, la ciencia también empieza a cuantificar algo que los materos ya sabían: el mate genera felicidad. En estudios de percepción realizados por investigadores del CONICET, la mayoría de los participantes asoció la infusión con palabras como alegría, energía, conexión y bienestar. Curiosamente, esos efectos comienzan antes de la primera cebada: el solo acto de preparar el mate activa los circuitos cerebrales del placer anticipado, disparando la liberación de dopamina.
En otras palabras, el mate nos hace bien antes de tomarlo. Tal vez por eso, en un mundo cada vez más acelerado, el ritual de cebar sigue siendo un refugio. No sólo activa el cerebro, sino también los vínculos: obliga a detenerse, a compartir, a escuchar. Lo que Houssay descubrió con rigor científico, hoy la neurociencia lo confirma con imágenes del cerebro. El mate, ese gesto cotidiano y tan nuestro, es al mismo tiempo un estímulo cognitivo y un recordatorio emocional: que pensar mejor y sentirse mejor, a veces, vienen en la misma ronda.

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