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viernes, 26 abril, 2024

Consumo de Oxigeno: Como funciona el cuerpo del deportista

(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)

Esta capacidad está determinada por la habilidad del organismo para captar, transportar y utilizar oxígeno durante la actividad física, por tanto, es un parámetro que nos indica la capacidad aeróbica de trabajo y refleja de forma global el sistema de transporte de oxigeno desde la atmósfera hasta su utilización en el músculo. Es un fiel indicador para determinar la capacidad y eficiencia aeróbica de una persona. A mayor consumo de oxígeno, mayor nivel de condición física cardiovascular.

El sistema respiratorio capta el aire del exterior a través de las vías respiratorias y como producto final del consumo de oxígeno, se libera dióxido de carbono y agua en forma de vapor y sudor.

A medida que aumenta la intensidad del ejercicio cardiovascular, aumenta el consumo de oxígeno hasta un punto en el que por más que se aumente la intensidad, el consumo no sigue aumentando. En personas entrenadas este punto suele darse sobre el 90% de la FC max. Posteriormente al ejercicio, existe una fase donde nuestro organismo continúa con un consumo de oxígeno significativo para compensar el déficit, hasta que se vuelven a adquirir valores de reposo, es lo que se llama consumo de oxígeno post ejercicio y puede usarse como parámetro de la exigencia de un entrenamiento.

La edad influye en el consumo de oxígeno, en personas entrenadas se alcanzan los valores máximos entre los 15 y 30 años.

El aire entra en los pulmones, donde se produce el intercambio gaseoso, entre alveolos y glóbulos rojos. La difusión alveolo-capilar es extremadamente rápida y aunque aumente la intensidad de ejercicio, el gasto calórico sea mayor y los glóbulos rojos permanezcan menos tiempo en contacto con la membrana del alveolo, el tiempo es suficiente como para realizar el intercambio.

Con el entrenamiento cardiovascular mejora la difusión alveolo-capilar, facilitando el intercambio.

Cuando la sangre oxigenada llega al corazón, el ventrículo izquierdo aumenta su volumen sistólico, fuerza y frecuencia de contracción. Su función es enviar la sangre a través de la circulación sistémica (la no pulmonar) para que llegue a órganos y músculos activos. Con el ejercicio, el músculo cardíaco aumenta de tamaño y capacidad, mejorando la eyección de sangre.

Los glóbulos rojos poseen moléculas de la hemoglobina que son las que se encargan de transportar el oxígeno. Se produce un mecanismo de vasodilatación de arterias y capilares, los glóbulos recorren todo el árbol vascular hasta llegar a la célula muscular. En personas entrenadas la cantidad de hemoglobina y glóbulos rojos en sangre es más elevada.

La célula es la encargada de producir la energía necesaria a través de sus mitocondrias donde los diferentes sustratos energéticos gracias a la presencia del oxígeno, son oxidados para producir energía química. A medio y largo plazo, aumentan la cantidad de mitocondrias celulares, aumentando la capacidad de utilizar el oxígeno y producir energía.

Cuando la glucosa y ácidos grasos se oxidan en la mitocondria, se consigue energía química (ATP) que se transforma en energía mecánica para producir la contracción muscular.

La célula puede utilizar glucosa proveniente del glucógeno, almacenado sobre todo en los músculos a través de los carbohidratos de la dieta. Sin embargo, esta reserva es limitada. Cuando disminuye la disponibilidad de glucosa, el organismo es capaz de utilizar los ácidos grasos como combustible para la obtención de energía, reduciéndose los depósitos de grasa almacenados sobre todo en la cintura.

 

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