(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
Tras el programa general de entrenamiento de peso, deben realizarse ejercicios específicamente diseñados para desarrollar los grupos musculares más importantes para la actuación en una actividad determinada. Los deportes demandan elementos corporales “rotacionales” más que lineales. Los ejercicios deben seleccionarse sobre la base de su desarrollo de construcción y de la actividad específicamente relacionada con un deporte concreto.
El grado de capacidad para soportar el cansancio es heredado, y la base del tipo de fatiga está en la constitución de cada individuo. Dos factores modifican la capacidad individual para mejorar la resistencia:
La capacidad para soportar el dolor y las molestias del cansancio mientras se trata de mejorar el nivel de tolerancia al trabajo, y 2 la capacidad del cuerpo para efectuar los ajustes que puedan permitir al atleta mejorar, cuando sea necesario, la producción de energía hasta 20 veces el nivel de reposo.
La resistencia es la capacidad del cuerpo para soportar una actividad prolongada. Incluye varios elementos, cada uno parcialmente responsable del éxito o fracaso a la hora de mantener la actividad física. La resistencia depende sobre todo de los distintos aspectos de la eficiencia cardiaca, que a su vez influye en la actuación de otras partes del organismo humano.
El entrenamiento o acondicionamiento consigue una economía determinada, una eficiencia de la adaptabilidad corporal, que es importante al ajustar el cuerpo a las continuas y prolongadas tensiones que supone la realización de una actividad cuando hay que mantener un rendimiento total durante un periodo de tiempo considerable.
Varios estudios han demostrado los aumentos de fuerza máxima en las conexiones hueso-ligamentosas y hueso-tendón como consecuencia del entrenamiento de resistencia. Además el aumento de actividad física ha demostrado aumentos de densidad y masa óseas, junto con un mejor tono muscular. El trabajo de resistencia mejora la circulación al poner en juego más capilares, proporcionando así a los músculos que trabajan más oxígeno y combustible, y facilitando la eliminación de subproductos metabólicos del ejercicio.
Cuando un músculo se fatiga pierde parte de su capacidad de relajación, y es más fácil que se lesione. El carácter de un músculo no solo está indicado por su capacidad para producir potencia durante un determinado periodo de tiempo, sino también por la de mantener a la vez su elasticidad. Cuando el músculo trabaja, restablece su propio suministro de oxígeno y combustible y elimina productos metabólicos. Mientras estos dos procesos continúen funcionando en la misma proporción básica, el músculo podrá seguir trabajando eficazmente. Si hay cansancio, el tiempo de reacción se hace más lento y va acompañado de rigidez o incapacidad para llegar al estado de relajación, siendo un factor que contribuye a algunas lesiones deportivas.
