8.3 C
Nueve de Julio
sábado, 27 abril, 2024

Susana Rosso, una vida  dedicada a la producción ganadera

(Por Mónica Gómez)

El Trébol es una ciudad silenciosa, de pocos habitantes, tierras sembradas y mañanas tranquilas, distante a 157 km de su antagónica ciudad de Rosario. Esta localidad ubicada en el centro oeste de la provincia de Santa Fe, alude a la presencia de inmigrantes de origen Italianos. El pueblo, llamado también “pampa gringa santafesina”  se caracteriza por la producción agrícola-ganadera ya que se encuentra en una de las cuencas lecheras de la región. Es así que la historia de vida de Susana Rosso habla de lo que es ser una hija de inmigrantes, que nació, creció y continúa dedicando su vida a la producción de ganado vacuno.

 Desde muy joven, ella aprendió a criar a animales en el campo de 80 hectáreas  junto a su padre: “Desde que recuerdo,  trabajé a la par de mi viejo en la administración del campo o con las vacas. Gracias al asesoramiento del INTA  Pellegrini pude desenvolverme sin problemas como productora”, comenta Susana,  reconociendo que aun con solo haber cursado la escuela primaria pudo llevar adelante el emprendimiento familiar. Con una gran voluntad, realiza cursos, se capacita y asesorará sobre nuevas prácticas así como también en la gestión.

A partir de ese potencial de trabajo, en su localidad natal fue secretaria de la Sociedad de Herramientas de Campo Riberi durante 18 años, nombre adoptado del establecimiento educativo rural  que funcionaba como lugar de reunión y depósito: “Éramos un grupo de colonos, pequeños productores que tenían entre  50 y 100 hectáreas que comprábamos herramientas: una hélice, la enfardadora, el fumigador, las sembradoras. En la escuelita, nos organizamos para las necesidades de los socios”, dice Susana.

Ella tenía la tarea de administrar los turnos para el uso de las maquinarias, llevar la contabilidad de lo recaudado y coordinar las futuras adquisiciones, dependiendo de las necesidades de las  12 familias asociadas. “Desde mi casa y por teléfono les asignaba los turnos: era una gran oportunidad para todos; al ser colonos no teníamos acceso a una herramienta tan cara como una sembradora de primera o un tractor, y al juntarnos. Podíamos comprar maquinarias de mejor calidad y de mayor potencia para el trabajo pesado”.  Esta asociación fue tan importante que llegó a adquirir una combi para el traslado de los chicos desde los parajes rurales hasta el pueblo. Gracias a esto su hija María de la  Paz pudo asistir a la escuela del pueblo desde sexto grado.

A los 19 años fue mamá; hoy con 54 años  cuenta orgullosa los logros de su hija: “creo que  María de la Paz me vió siempre llevando los libros en las administraciones  o gestionando trámites, y a raíz eso quería ser contadora. Estoy muy feliz por ver a mi hija recibida”.

Actualmente, el campo familiar está arrendado. La única que aún sigue viviendo en El Trébol  es su hermana, su padre actualmente se mantiene al lado de Susana. Hace 10 años que ella se mudó junto a Claudio, su pareja, a la localidad de Piamonte, muy cerca de su pueblo. Ellos transitan sus días en el  campo donde producen ganado para la faena: “Compramos los terneros de un tambo cercano, los criamos y vendemos a los frigoríficos. Esto es el trabajo que hice toda mi vida, es lo que realmente sé hacer”, reconoce esta ganadera de alma.

Con la pasión que la caracteriza, Susana es una comprometida con la ruralidad, pertenece al grupo Mujeres Rurales Argentina y lo menciona con  mucho orgullo, reconociendo los logros que se juntan van construyendo. También como mujer rural, ama estar con los terneros, subirse al tractor, identificar lo que necesitan los animales, ponerse las botas y hacer el  trabajo para el que siente que nació. “Siendo la Secretaria de la sociedad conocí lo que eran los insumos,  la siembra y todo lo que conlleva la producción desde adentro. Si bien nací en el campo, me  formé realmente gracias a la atención de los técnicos de INTA, los veterinarios, los ingenieros agrónomos y de los mismos productores: todos  estábamos en la misma y la solución de organizarse con buena voluntad y en conjunto fue lo que nos ayudó”,  reflexiona con tristeza de ver cómo la gente con el tiempo fue perdiendo esas  formas de acompañarse.

Susana  sigue apostando a la ganadería, esperando con optimismo un futuro mejor: “La gente del campo sigue adelante, no queda otra, nunca paras. Esa convicción la heredé de mi viejo, en la tarea rural hay momentos buenos y malos, pero no solo la cuestión recae en las políticas de turnos. Hay muchos factores: el clima, la sequía,  las inundaciones; si no es la piedra es el viento que te arruina la cosecha. Si te quedás sin nada, igual seguimos, somos gente de lucha,  quizás porque es lo único que sabemos hacer, quizás porque para vivir del campo necesitas pasión” reflexiona Susana desde el corazón.

Mónica Gómez

 

 

 

Últimas noticias

Advierten sobre popular edulcorante que puede dañar el intestino

Se encuentra en ingredientes de repostería, bebidas como la Coca- Cola y chicles; aunque también se usa en algunos...

Noticias relacionadas