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lunes, 6 mayo, 2024

Prevención es salud

(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)

En el mundo moderno y actual, la expectativa de vida  aumentó considerablemente. Allá por los 90, la población alcanzaba un promedio de 55 a 60 años, en la actualidad ya estamos próximos a los 80 años y se calcula ir en aumento.

Existen variables que no podemos ni vamos a poder manejar, pero sí que clase de vida deseamos para nuestra vejez.

Existen dos factores fundamentales de prevención  y cuidado: como lo es:

1 La alimentación

2 El ejercicio físico

La actividad física mantiene nuestro corazón sano, los músculos tónicos, los huesos fuertes, nuestra movilidad e independencia física intacta y nuestro humor, optimista. Al mejorar la calidad del sueño y hacernos sentir bien por la secreción de endorfinas, el ejercicio nos ayuda a encarar la vida de manera positiva, con mayor entusiasmo.

La buena alimentación mantiene limpio el árbol arterial, esa cañería interna que se encarga de llevar a todas las células del cuerpo los nutrientes y el oxígeno. Y nos ayuda a reconstruir los tejidos con materia prima de máxima calidad.

Nuestras células están en permanente recambio. Lo que sucede con el cabello, la piel y uñas es apenas lo que vemos. La mayoría de los órganos del cuerpo se forman  de nuevo muchas veces en la vida. Así, la buena selección de alimentos nos permitirá mantener el cuerpo y la renovación de tejidos en un nivel óptimo.

Una buena alimentación y la práctica constante de actividad física constituyen la única solución contra el llamado “ Síndrome metabólico del Sedentarismo”, que se caracteriza por la combinación de una mala dieta y una vida sedentaria y que puede conducir a afecciones tales como obesidad, hipertensión arterial, diabetes del adulto, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, retinopatías.

La vejez se asocia de modo directo con el sedentarismo. La edad es considerada una barrera cultural, muchas veces, para la práctica de deportes o actividad física. Hoy disponemos de múltiples actividades para adultos y adultos mayores. Que nada impida que puedas moverte y sentirte vivo.

Después de los 22 años comienza a disminuir la resistencia, un plan de ejercicios puede mejorar  la capacidad aeróbica. Por eso el individuo activo a los 70 años con un programa regular de ejercicios puede tener mayor resistencia que un sedentario de 55 años.

La fuerza muscular disminuye a un ritmo de 15% por década a partir de los 40 años y un 30% a partir de los 70 de no mediar un plan de entrenamiento.

La pérdida de masa muscular es progresiva y va volviéndonos cada vez más dependientes.. Todo esto ira en progresivo aumento hasta que finalmente la pérdida de fuerza nos haga sentir inseguros recurriendo a la ayuda de un elemento extra, llámese bastón, caminador, etc.

Al no movernos se descalcifican nuestros huesos, con la aparición de la temida osteoporosis, y vamos perdiendo coordinación y equilibrio, con lo cual aumenta el riesgo de sufrir caídas y fracturas.

Otro de los beneficios fundamentales del ejercicio físico es su acción sobre el metabolismo basal. Se denomina así al uso mínimo de energía que el cuerpo necesita para llevar a cabo sus funciones básicas o de mantenimiento, de temperatura corporal, respiración, circulación, actividad glandular, mientras se está en reposo. Esta energía básica necesaria para mantener los procesos involuntarios de nuestro cuerpo, va disminuyendo con la edad, con lo cual, a pesar de comer lo mismo y en igual cantidad, aumentamos de peso.

El ejercicio físico es el único acelerador natural de ese metabolismo, mientras que las dietas hipocalóricas estrictas y el sedentarismo son enlentecedores.

Prof. Fernando “Cocó” Maineri

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