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viernes, 26 abril, 2024

La obesidad es una enfermedad como también lo es la «adicción a las pantallas»

La cantidad de niños con sobrepeso sorprende cada día no sólo a la Argentina, que no es excepción, sino también al mundo entero. La mala alimentación es uno de los motivos principales que desencadenan esta enfermedad, pues la obesidad es una enfermedad, pero también lo cierto es que crece también otra, de salud mental, que agrava severamente esta situación: se trata de la «adicción a las pantallas». Desde Córdoba, llegan hoy datos que lo confirman: el 90% pasa más de 5 horas conectado.

Entre los menores crecen tanto las cifras de obesidad y sobrepeso, que alarman. La tendencia es mundial, y no somos las excepción. Se trata ya de una epidemia en la que intervienen varios factores: ambiental, genético, social, entre otros, y que puede desencadenar diabetes, hipertensión, entre otras enfermedades que deterioran la calidad de vida desde muy temprana edad.

La obesidad no hace diferencia de sexo ni de estratos sociales, ya que se pueden ver muchos chicos provenientes de familias vulnerables que tienen exceso de peso por alto consumo de azúcares y grasas, y pasa lo mismo en otros sectores aunque la alimentación sea distinta. 

«Mientras los primeros comen tortitas con mate cocido, los otros toman mucha Coca y papas fritas, por citar un par de ejemplos. En ambos casos están mal alimentados, por eso es tan importante la toma de conciencia en la familia. La mamá debe alimentarse bien desde que está embarazada porque si come sano el hijo luego hará lo mismo», explicó Mónica Camargo, médica pediatra y jefa de la sección Crecimiento y Desarrollo Infantil de la Dirección de Materno Infancia del Ministerio de Salud Pública de La Pampa al ‘Diario de Cuyo’.

«Hay países europeos que ya usan cartelería que indica que obesidad es igual a cáncer, es igual a muerte, cosas que impactan pero que son reales, las campañas deben ser fuertes para que tomemos conciencia», agrega Mónica Camargo.

«Es muy difícil competir con las empresas que venden cierto tipo de comida, pero hay que tomar conciencia de algún modo. No olvidemos que a esto se suma que antes jugábamos a la pilladita, al elástico y estabamos mucho en movimiento. Hoy en día el excesivo uso de los medios tecnológicos, la inseguridad que atemoriza a los padres para no dejar a los chicos que salgan a jugar a las plazas, provocan que hayan muchos chicos sedentarios. Son muchos los factores que influyen en este problema mundial», completa la especialista.

Ocurre que no solo la mala alimentación, sino también el sedentarismo, el uso excesivo de los medios electrónicos, entre otros factores personales y sociales provocan que esta enfermedad avance a pasos agigantados en todo el planeta.

 

En Córdoba, según publicó hoy el diario ‘La Voz’, una encuesta alimentaria del Programa de Abordaje Integral de la Obesidad Infantil de la Provincia reveló recientemente que el 90% de los chicos pasa más de 5 horas conectado. 

«La adicción a las pantallas está siendo considerada una enfermedad de salud mental por su alta incidencia en los últimos años en las consultas. Se considera una adicción sin drogas, pero con consecuencias parecidas a la adición a sustancias», explicó Gema José Moreno, psicóloga infanto-juvenil española al diario ‘El País’.

El uso incorrecto y desmesurado de las nuevas tecnologías por parte de niños y jóvenes afecta a su bienestar con «respuestas emocionales, como el enfado si se les prohíbe su uso, alteración del sueño, falta de concentración y deterioro del rendimiento escolar y del apetito, debido a que por el uso frecuente de dispositivos tecnológicos se deja de dormir ciertas horas o se retrasan las comidas», comenta Gema José Moreno. 

Tanto el hecho del desorden de horarios para comer como el sedentarismo derivado del exceso de conectividad a las nuevas tecnologías, según afirma un estudio español, contribuyen a la obesidad en niños. Pero, «el mal uso de las nuevas tecnologías a través de las pantallas también influye en la falta de concentración y el deterioro del rendimiento escolar», añade la psicóloga, que recomienda: 

– Ser un ejemplo para nuestros hijos: si miramos el celular mientras cenamos, no podemos exigir que nuestro hijo haga lo contrario.

– Establecer unas normas de uso de las nuevas tecnologías. Unos horarios concretos para la conexión a las pantallas.

– Supervisar el uso de las nuevas tecnologías por parte de nuestros hijos, sin que se sientan controlados por ello.

– Detectar si existe otra cuestión subyacente que desencadene un aumento del uso de las nuevas tecnologías, como problemas de relación con los compañeros en la escuela.

Pero, ¿por qué se genera esta «adicción»? Según explican los especialistas, el uso de las nuevas tecnologías genera sensaciones agradables por lo que «las pantallas enganchan con facilidad, a los jóvenes y a los mayores. Por un lado, son neurodivertidas porque generan respuestas y sustancias en nuestro cerebro que son excitantes y placenteras, entre ellas, la dopamina. Estar expuesto a estas sustancias continuadamente nos genera, de forma natural, la necesidad de seguir repitiendo las conductas que las producen, por ello usar mucho las pantallas nos crea la necesidad de seguir haciéndolo», explicó al diario español Manuel Ruiz del Corral, ingeniero de telecomunicaciones, compositor musical y autor del libro Ser Digital, hacia una relación consciente con la tecnología.

Las pantallas son pequeñas ventanas al mundo «donde los niños y jóvenes depositan sus afectos, relaciones, confidencias y una gran parte de su tiempo de ocio y diversión, a veces casi de forma exclusiva. El teléfono móvil es hoy un objeto preciado que ha conseguido situarse entre las necesidades más fundamentales de cualquier persona y no es solo una cuestión de ocio o comunicación. Los jóvenes encuentran en la Red un lugar donde reforzar cualquier opinión que tengan, por insignificante o extrema que sea. Crean una particular isla de sentimientos de pertenencia, poblada de contactos fáciles y rápidos. Incluso pueden jugar con su identidad, escondiendo fácilmente sus vulnerabilidades. Pueden sentirse exclusivos, acompañados y especiales, sin mover el dedo pulgar de la pantalla», explicó el especialista.

Y aclara también que «son herramientas fundamentales para la capacitación» por lo que hoy «nuestros niños y jóvenes disponen de infinitas posibilidades al alcance de sus manos para aprender y desarrollarse, pero debemos darles herramientas psicológicas y conductuales para decidir cómo utilizar las pantallas de forma saludable». Con ello intenta aclarar que las pantallas no provocan adicciones ni dependencias, si se usan de manera adecuada.

Malas o buenas, depende del modo en que se las use…

(Urgente 24)

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