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Nueve de Julio
martes, 7 mayo, 2024

¿Hay un día ideal?

(Por Marisa Chela)

No tengo un día ideal, tengo muchos días ideales, el que me levanto con la energía para ir a spinning en bicicleta aunque el frío me pegue en la cara por las calles de 9 de Julio o el que me levanto sonriente porque me voy a mi pueblo, por ese camino de tierra que me recuerda a infancia y me pone tan alegre visualizar el cartel de entrada que dice La Niña y mis dos perras que viene a recibirme. Porque yo vivo acá y allá, a veces más allá que acá y otras más acá que allá.

No tengo un día ideal, porque tanto me gusta salir a trabajar de tallerista como dar clases en mi casa, dos pasiones que llenan mi corazón y enriquecen mi alma.

Mi día ideal es, a veces, aquel que me doy cuenta que conservo mi libertad, mi tranquilidad o aquel que en que manifiesta la alegría que me produce tener amigos, hacer teatro, escribir.

No tengo un día ideal, pero tal vez es ese día que soy consciente  haber escapado de las cosas que me hacían mal, o cuando sonrío o cuando trato de comprender más, reirme casi todo el día, mirar y no contestar cuando no es necesario, apreciar más los momentos de felicidad en familia, decidir con más soltura, que no me molesten tanto algunas actitudes,  que las cosas que no entiendo me hagan ruido y las esquive, respirar aire puro, andar en bicicleta, disfrutar los momentos, el contacto con la naturaleza, conocer gente, comer sin culpa, tener mi lugar, hacer yoga, conocer gente y estudiar organización de eventos.

Siempre que un día te llene el alma, puede ser un día ideal:

Alma mía

Mi alma está hecha de pájaros en el cielo

de charcos luego de la lluvia,

de calles polvorientas,

de voces de abuelas y paso de abuelo,

de casa de familia llena de recuerdos,

de árboles añejos, sol, calor y truenos.

De libros de cuentos leídos una y mil veces

donde hadas, príncipes y princesas enamoraban castillos.

De olor madera y de miel, de niña

y horneadas de pan francés, cuando el reloj gritaba otra hora.

Por eso yo sueño, por eso yo río,

Aunque alguna bruja se escape de su aposento

y prepare el brebaje que me quite el sueño,

y quiera asustarme más allá en su empeño,

siempre sobrevivo, llena de recuerdos.

MACHÉ

Cuando me preguntaron cuál era mi día ideal, se me cruzaron tantas cosas como tal vez se te crucen a vos, me puse a pensar en todas las cosas lindas que me han pasado y las no tan lindas, recorrí una película de imágenes que armé en unos instantes. (Pensar que a un director de cine le lleva meses y hasta año preparar una película y a mí, me fue tan fácil.)

Los días ideales son generalmente paisajes sutiles de miradas que saben adónde deben ir :

PAISAJES SUTILES

En las redes del destino

me van atrapando los sueños sin que pueda ver con exactitud

que detrás de las ataduras de los pensamientos

hay una luz

muy parecida a la libertad

que pinta un paisaje semejante al que me persigue cada día.

Me esfuerzo por fijar mis pupilas

y me encandilo.

No es la luz la que deben mirar mis ojos

sino el sutil paisaje

que como encantado

busca un brillo propio

para deslumbrar.

Los párpados se cierran,

buscan una pausa que serene la angustia

y vuelven a abrirse.

Creo ver el paisaje iluminado

pero ya no encandila

ya la mirada

sabe adónde debe ir,

a pesar de las redes del destino

y de las ataduras del pensamiento.

(MACHÉ / [email protected])

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