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jueves, 2 mayo, 2024

Enfoque centrado en la persona

(Por Marina Suárez, Técnica en criminalística y criminología)

El enfoque centrado en la persona, es la base de lo que hoy se conoce como consultoría psicológica o Counseling, y que tiene muchas similitudes y puntos de contacto con la Psicología social y que lo hacen articulable con la misma, tanto en su aspecto de trabajo grupal como en su modalidad terapéutica.

La teoría pertenece a Carl Rogers, medico y psicólogo estadounidense que se nutre de fuentes como el humanismo y el existencialismo.

El enfoque centrado en la persona fue introducido en la Argentina en la década del 60 por la profesora Juana Davis y posteriormente por el profesor Manuel Artiles y continuando por el Lic. Andrés Sánchez Bodas.

Esta Teoría propone precisamente que el hombre siempre tiende a su desarrollo en forma constante, mostrando así ese fluir natural hacia la realización, pero sin embargo, esta tendencia hacia el desarrollo puede verse obstaculizada por una noción de yo que limita este desarrollo, implicando la no aceptación propia, la no elección de sí mismo, que  a su vez me impide la libertad de experimentar. En psicología social esta teoría se aplica a grupos pero también puede aplicarse en asistencia individual.

Actitudes básicas del consultor:

Rogers considera que el consultor, asistente o terapeuta deberá trabajar tres aspectos que hacen a esta relación (consultor/consultante):

Aceptación positiva incondicional, escucha empática y congruencia.

Aceptación positiva incondicional:

Implica la aceptación al otro tal cual es en el momento en que está ofreciendo la ayuda en el encuentro. Hablar de aceptación positiva incondicional implica que aquel que necesita o demanda la ayuda trae sus propios pesares y que no siempre su realidad o la manera en la que vive y experimenta el mundo coinciden con la del facilitador. Mucho más allá de lo que el terapeuta experimente, aceptar positiva e incondicionalmente al otro es no poner obstáculos a la posibilidad de que su tendencia actualizante se despliegue. El juicio sobre otro o sobre su conducta o sus actos, ya sea expresado verbal o físicamente, equivale a poner un obstáculo a ese despliegue.

Escucha empática:

Es la capacidad de entender, comprender y responderá a la experiencia única del prójimo. Es la modalidad de estar que resulta de sentirse en la experiencia vivida del otro, colocándose “en los zapatos que el otro calza” o dicho de otra manera “pretender ver el mundo del otro con los ojos del otro”.

Es importante entender bien este concepto, ya que en la experiencia real puede hacerse confuso y complejo “sentir” lo que el otro siente, ya que de hecho, no siempre el propio terapeuta  puede contactarse con sus propios sentimientos.

Congruencia:

Esto implica desde el punto de vista de Rogers el ser congruente con aquellas cosas que el facilitador piensa, que siente y que hace. El poder reconocer sus propios procesos en el proceso con el otro implica también poder separar lo que es mío de aquello que trae el otro.

Si se articula esta actitud con la aceptación positiva incondicional, encontramos que es precisamente a través de la congruencia del terapeuta y el trabajo sobre su persona lo que permite la aceptación.

 

Es importante conocer determinados temas que tienen conexión con la psicología social y que podemos aplicar en los trabajos grupales y que tanto bien pueden hacer cuando una persona necesita ayuda para hablar de determinados temas y poder comenzar a sanar lo que tanto mal hace y va obstaculizando su camino en relación con otros.   

Marina Suárez, Técnica en criminalística y criminología

 

 

 

 

 

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